El Cierre de Laura Arroyo

Epicentro Congreso: la mayoría que sí existe #ElCierre

Pese a lo que a veces nos quieren hacer creer, la mayoría social está mejor expresada fuera del Congreso que dentro de él y que haría bien el Gobierno en mirar mejor hacia afuera y pisar la calle

Mientras el Gobierno aplaza la votación de la senda de déficit y hoy se enfrenta en la sesión de control al reproche desde distintos frentes por esta muestra de debilidad, hay también otra noticia interesante en este escenario. Una propuesta de ley presentada por Podemos, defendida por su diputada Ione Belarra, logra entrar a trámite y muestra que, a veces, puede haber mayoría. Pese a la complejidad aritmética, se consigue una mayoría, con la abstención del PNV, que demuestra que cuando se negocia, pero, además, cuando se plantea un tema central, resulta muy difícil que caiga si es que se hacen los deberes. La agenda feminista, esa que obstaculizaron tanto las derechas como el PSOE e integrantes del hoy llamado movimiento Sumar, al posicionarse con la reacción judicial y mediática para contrarreforma la Ley del “Sólo sí es sí”, sigue siendo un punto de encuentro que permite avanzar lo que ayer nos obligaron a retroceder para, digámoslo claro, cargarse a una ministra y neutralizarla políticamente. No les salió bien y hoy vemos que esa agenda sigue siendo neurálgica en ese Congreso de los Diputados que es epicentro de la política estos días. Pero no nos confundamos, esa agenda política, la agenda feminista que es una agenda democratizadora, es central hoy porque lo es el avance del feminismo en este país y ahí está la clave de todo. El Congreso se debe y responde al sentir común de la sociedad, no viceversa, y cuando cedieron a la presión de la reacción judicial y mediática pensaron que ganaban una partida, aunque no fue así. Meses después, la agresión sufrida por Jenni Hermoso y el #SeAcabó multitudinario en su apoyo demostraron que el consentimiento era la clave de nuestra agenda. Hoy, muchos meses después vuelve a demostrarse en el Congreso. ¿Por qué resulta relevante esto y por qué se vincula a los presupuestos?

Porque esto nos recuerda que, pese a lo que a veces nos quieren hacer creer, la mayoría social está mejor expresada fuera del Congreso que dentro del Congreso y que haría bien el Gobierno en mirar mejor hacia afuera y pisar la calle. Hoy, la vicepresidenta Montero respondía a la pregunta de Belarra diciéndole que se una a la mayoría social del Parlamento. ¿Perdón? La mayoría social no está en el Parlamento, señora Montero. Está en las calles respaldando al pueblo palestino frente a la inacción de su gobierno, o defendiéndose de los desahucios y abusos de los inquilinos o los recortes de los servicios públicos. Esa es la mayoría social.

No es casual que todo el debate sobre presupuestos esté reducido a que el PSOE le eche la culpa al PP de no votarles a favor de nada y que el poder mediático se compre ese marco. Es el retorno del bipartidismo en contra de la mayoría social que, en España, no es ya bipartidista. Por eso, no es casual que en esa misma línea veamos que la Ministra de Vivienda, en plena emergencia habitacional, en lugar de legislar con contundencia o pelear a cara de perro como corresponde con los abusivos propietarios que se lucran con un derecho, les pida “solidaridad”. Esta trampa absoluta que beneficia siempre al más fuerte. No se hace política desde la autorregulación, o la libertad para elegir si te comportas o no, si te lucras o no con un derecho, si mientes o no en un plató de televisión. Imagínense si Ferreras nos dijera que a partir de ahora se va a “autorregular”, nos reiríamos, ¿verdad? Se hace con leyes, con protección del Estado, con garantía de los derechos desde las instituciones. Por eso tampoco es casual que, pese a las declaraciones clarísimas de Alberto Núñez Feijóo en contra de la reducción de la jornada laboral (porque perdonarán ustedes, pero que proponga trabajar más cada día o que todo se vincule a la productividad no es una reducción de jornada, es un insulto a los trabajadores y trabajadoras), la Ministra de Trabajo que, se supone, defiende esta reducción de jornada como su gran medida en esta legislatura, diga que se abre a negociar con el PP. ¿No queda claro ya a estas alturas que el Partido Popular no es un socio para negociar medidas sociales? Y, sobre todo, ¿no aprendimos algo ya de la llamada “reforma laboral”? ¿Seguimos confiando en las derechas a estas alturas? ¿Y en esta derecha?

El bipartidismo como telón de fondo y escenario es esto. Es la renuncia a pensar fuera de esa caja de a dos: pastilla roja o azul. Es la condena a que elijas si sufrir por no poder pagar el alquiler porque no hay Ley de Vivienda o porque, si la hay, no se cumple y el Gobierno se entrega a la solidaridad. En cualquier caso, sufres por no pagar el alquiler, ¿verdad? Por eso, el epicentro está en el Congreso, pero porque la mayoría social ha de forzarlo a moverse y no viceversa. Todavía hay medidas que logran salir adelante: la ILP de Regularización ya en curso es una muestra de ello; la admisión a trámite de la propuesta de ley de Podemos, también. Migraciones y feminismo, qué curioso, esos dos temas que para ese bipartidismo no son temas ganadores y que, una vez más demuestran que, en términos aritméticos, incluso en esta endemoniada legislatura sí lo son. Hay mayorías posibles; lo que falta es muñeca, voluntad política, audacia y, sobre todo, pisar más calle y menos la moqueta. Hasta mañana.


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