Julian Assange

Aitor Martínez, abogado de Julian Assange: “La presión internacional ha sido fundamental para que se pueda terminar con la situación que vivía Julian Assange”

Hesther Ng / Zuma Press / ContactoPhoto

Aitor Martinez señala que Stella Assange considera que se debe activar una campaña internacional para que la administración norteamericana emita un perdón a Julian Assange

El pasado miércoles 3 de julio Julian Assange celebró su 53 cumpleaños fuera de prisión. Una buenísima noticia para cualquiera que defienda el periodismo o que se considere demócrata. El fundador de WikiLeaks está en libertad, sí, pero no podemos olvidar que este periodista ha cumplido una condena durísima en condiciones infrahumanas por publicar información de interés público y, en definitiva, por ejercer periodismo. Y esos años de condena nadie se los puede devolver ya. Entrevistamos a Aitor Martínez, abogado de Julian Assange.

Lo primero de todo y lo más importante, ¿cómo se encuentra Julian Assange?

Actualmente, como Stella Assange ha afirmado, Julian Assange se encuentra bajo seguimiento médico. Además, es momento de que recupere tiempo con su familia.

Hay que recordar que Julian Assange ha estado privado de libertad desde hace casi 14 años. En un primer momento en diciembre de 2010 detenido y en prisión provisional en Londres. Posteriormente bajo arresto domiciliario con una tobillera de localización telemática en Norfolk. Después, por casi 7 años encerrado en la Embajada de Ecuador en Londres, en condiciones durísimas que Naciones Unidas consideró de “detención arbitraria”. Y, por último, más de 5 años en una prisión de máxima seguridad londinense, Belmarsh, conocida como la Guantánamo británica por su durísimo régimen penitenciario.

Los padecimientos que ha sufrido Julian Assange en estos años han sido terribles, e indiscutiblemente han tenido un impacto en su salud. Y no es algo que simplemente afirme yo, que efectivamente he visto en primera persona las condiciones en las que ha vivido y el deterioro que ha sufrido a lo largo de más de una década. El propio Relator de la ONU contra la Tortura, tras visitarle en prisión con dos médicos especializados en tortura, afirmó que su situación de salud era muy delicada, afirmando que llevaba años sometido a una situación de constante tortura.

Por lo tanto, teniendo en cuenta el larguísimo periodo de privación de libertad sufrido, en condiciones infrahumanas, y su delicado estado de salud, es normal que Julian Assange esté sometido a estricto reposo y permanezca bajo observación y controles médicos.

El fundador de WikiLeaks vuelve a estar en boca de todo el mundo tras quedar en libertad tras llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia y declararse culpable de espionaje. Como abogado del periodista, ¿qué valoración haces de su puesta en libertad y de este acuerdo?

El acuerdo suscrito por Julian Assange con el Departamento de Justicia, que posteriormente fue ratificado en sede judicial en las Islas Marianas, pone fin a un larguísimo proceso judicial de casi 14 años. Un proceso judicial que se había convertido en una condena de facto para Julian Assange.

Es necesario recordar que sobre Julian Assange pesaba una injusta acusación de 18 cargos en el Distrito Este de Virginia, 17 de los cuales se encuadraban bajo la Ley de Espionaje de 1917. Una ley aprobada en la Primera Guerra Mundial para perseguir espías en el conflicto bélico, y que no registra precedente de aplicación a un periodista simplemente por publicar información veraz, de interés público, que además acreditaba la comisión de gravísimos crímenes de guerra sobre los que pesa una obligación internacional de persecución.

Sin embargo, el acuerdo reduce todo ese escenario a un mero cargo que se acepta cumplido con el periodo que Julian Assange ha permanecido en prisión provisional a espera de que se resolviera su extradición.

Por lo tanto, el acuerdo pone fin a un proceso que ya era insostenible y que mantenía a Julian Assange en una situación muy delicada, por su dañada y deteriorada salud.

¿Se puede afirmar que se ha hecho justicia? ¿Qué supone que Assange se haya tenido que declarar culpable de espionaje (una ley anacrónica de 1917) por haber realizado periodismo?

Si se analiza el relato de hechos que se expone en el acuerdo, Julian Assange recibió información de una fuente gubernamental y procedió a publicar esa información. La descripción fáctica que realiza el acuerdo es la actividad básica del periodista, y principalmente del periodista de investigación. Sin embargo, el acuerdo continúa afirmando que esa acción es subsumida por las autoridades norteamericanas como espionaje. Por lo tanto, es evidente que Julian Assange ha sido condenado por hacer periodismo, sin que las autoridades norteamericanas hayan tenido en cuenta la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que recoge la libertad de prensa como parapeto de protección para la acción periodística ante agresiones ilegítimas desde el poder.

Si alguien viera una sentencia de un país que criminaliza el adulterio, observaría una descripción de hechos en la que una persona mantiene un romance fuera del matrimonio. Posteriormente, la sentencia afirmaría que ese hecho es considerado bajo la figura penal del adulterio. Sin embargo, en la legislación penal de los países avanzados, esa descripción de hechos no podría ser considerada delito.

En el caso de Julian Assange, la descripción de hechos de ese acuerdo expone la actividad básica de todo periodista. Si la legislación norteamericana considera eso espionaje, es un problema grave de ese sistema jurídico. Evidentemente, en el resto del mundo jurídicamente avanzado esa actividad no podría ser considerada espionaje.

La consideración de que un periodista, que simplemente ha hecho periodismo, puede ser considerado un espía, supone un peligroso precedente para la libertad de prensa en el mundo. Estados Unidos considera que el periodismo puede ser considerado espionaje, y por lo tanto perseguido y condenado por su anacrónica Ley de Espionaje de 1917. Sin ningún género de dudas, este caso en sí mismo, desde sus comienzos, al margen incluso del reciente acuerdo, es una agresión directa a la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Pero también es una agresión a la libertad de prensa en todo el mundo, ya que permite a Estados Unidos dirigir su acción penal extraterritorialmente contra cualquier periodista que publique información incómoda para los intereses de Estados Unidos, incluso fuera de ese país.

La causa que se ha seguido contra Julian Assange faculta para que cualquier administración pueda erigir el argumento de la seguridad nacional para esconder crímenes, tan graves, como los crímenes de guerra publicados por WikiLeaks. Y que si algún periodista se atreve a levantar ese velo de la seguridad nacional y exigir que se rindan cuentas por esos crímenes, en lugar de facultar la persecución de los perpetradores de esos crímenes, se persiga penalmente al periodista que ha exhibido su comisión.

Es por lo tanto un precedente que atenta contra todo el sistema de rendición de cuentas de nuestros gobernantes, y que facilita un ejercicio del poder sin control ni fiscalización.

Para el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el “delito” de Assange fue “denunciar violaciones graves de Derechos Humanos en el mundo y, además, intromisión del gobierno de Estados Unidos en asuntos internos de otros países”. Por su parte, Jean-Luc Melénchon afirmó cuando Assange estaba en prisión que si él era primer ministro lo primero que haría sería concederle la nacionalidad, darle asilo político y condecorarlo. También Rafael Correa afirmó que “le han robado 12 años de vida a un periodista por decir la verdad”. ¿Qué papel han jugado en el proceso estos apoyos internacionales y la presión social por la libertad de Assange?

Sin ningún género de dudas, la presión internacional ha sido fundamental para que se pueda terminar con la situación que vivía Julian Assange. Desde hace un tiempo, la presión era ya enorme para Estados Unidos. En primer lugar, esa marea ciudadana a nivel mundial, con la constitución de movimientos “Free Assange” a lo largo y ancho del mundo. Además, la práctica totalidad de los organismos internacionales de derechos humanos, por ejemplo, en el marco de Naciones Unidas, posicionándose contra la extradición. A lo que se unía que las más relevantes ONG del mundo tenían activadas campañas internacionales muy mediáticas, como Amnistía Internacional o Reporteros sin Fronteras. Incluso poderosos medios de comunicación, como el New York Times, Der Spiegel, The Guardian, Le Monde y El País, medios que habían colaborado con WikiLeaks, habían cerrado filas contra la extradición en un editorial conjunto. Es más, jefes de Estado se dirigían personalmente al presidente de los Estados Unidos solicitando el fin de este caso, como, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador o Lula da Silva.

Por lo tanto, la presión de la comunidad internacional era enorme, lo que había puesto a Estados Unidos en una posición difícil de mantener.

Assange está en libertad, pero no podemos olvidar que ha cumplido una terrible condena por hacer simplemente periodismo. ¿Se pretendía dar un aviso a navegantes con su condena? ¿Cómo valoras el papel de Estados Unidos en todo esto?

Sin duda, la causa penal sin precedentes que se había dirigido contra Julian Assange es un claro mensaje a la prensa libre del mundo. Las publicaciones de WikiLeaks se hicieron en colaboración con los principales medios de comunicación del mundo. Sin embargo, la acción penal norteamericana fue claramente selectiva, se dirigió exclusivamente contra Julian Assange. Evidentemente no era fácil abrir una causa general contra los principales medios de comunicación del mundo, por lo que era más sencillo dirigirse contra el eslabón más débil de esa cadena, Julian Assange. De esta forma, se daba una lección al resto de periodistas del mundo exhibiendo lo que les podría suceder si se atrevían en un futuro a desnudar acciones militares norteamericanas, incluso, aunque esas acciones supusieran graves crímenes de guerra.

El hecho de que un periodista haya sido perseguido más de una década simplemente por contar la verdad debe llevar a una reflexión profunda en la sociedad norteamericana, y sobre todo en sus instituciones públicas. La Primera Enmienda de la Constitución norteamericana estaba consagrada en los Estados Unidos, basta ver casos de hace medio siglo como el Watergate o los Papeles del Pentágono, cuyos periodistas jamás fueron procesados, todo lo contrario, fueron incluso premiados por sus publicaciones. Sin embargo, ahora, medio siglo después, presenciamos cómo se equipara un periodista a un espía simplemente por recibir información de fuentes legítimas, información de marcado interés público, información que demostraba la comisión de crímenes, y proceder a publicarla en cumplimiento de su derecho y deber como informador. Un enorme retroceso en las libertades públicas que merece una reflexión profunda en Estados Unidos.

¿Qué próximos pasos daréis?

Stella Assange ya ha comunicado que se debe activar una campaña internacional para que la administración norteamericana emita un perdón a Julian Assange. Si bien el daño a la libertad de prensa está hecho en gran medida, al menos ese perdón sería mínimamente reparador.