Salvador Illa reivindica el liderazgo del corrupto Jordi Pujol como impulsor del autonomismo

Kike Rincón / Europa Press
La figura del expresident catalán es polémica desde que en 2014 admitiera haber evadido cuatro millones de euros en Andorra

El que fuera presidente catalán durante 23 años, Jordi Pujol, era una figura proscrita en la vida política catalana, incluso hasta por los posconvergentes de Junts que podrían reclamarse como sus legítimos herederos.  El motivo de la proscripción no es otro que el reconocimiento del propio Pujol en 2014 de haber tenido durante décadas “un dinero ubicado en el extranjero”.

Es decir, Jordi Pujol escondió en Andorra alrededor de cuatro millones de euros que consiguió legalizar gracias a la amnistía fiscal de 2012 que impulsó el Gobierno de Mariano Rajoy. Sin embargo, el candidato del PSC a las elecciones del 12M, Salvador Illa, está dispuesto a rehabilitar la figura del hombre que impulsó el autogobierno catalán desde la centralidad política, siendo capaz de pactar tanto con gobiernos de Felipe González como de José María Aznar, con quien hablaba catalán en la intimidad.

El 7 de abril, Salvador Illa reunió a los integrantes de las listas del PSC para el 12M para una foto de familia en Barcelona. En una pequeña alocución, que sirvió como pistoletazo de salida de su campaña, el candidato socialista afirmó por primera vez que el expresident convergente “lideró y tuvo un papel destacado” en el autogobierno.

A Pujol, Illa le atribuye la autoría de “la primera gran transformación” de Cataluña, siendo los socialistas Pasqual Maragall y José Montilla los impulsores de la segunda y dejando para sí mismo la “tercera gran transformación” que promete poner en marcha a partir del 12M, si consigue finalmente ser investido president de la Generalitat.

Todas las encuestas coinciden en que Salvador Illa será el próximo ganador de las elecciones catalanas, como ya las ganó en 2021. No obstante, ganar las elecciones no le asegurar ser presidente de Cataluña, aunque en el aire está una posible alianza entre Esquerra Republicana y los socialistas que podría inaugurar un tiempo nuevo de colaboración tras los años del procés en los que la política catalana ha girado sobre el eje nacional.