Caminos de Liberación: La Gran Movilización Negra en Bogotá
Cuando caminas distraído por las calles de Bogotá, siendo una persona negra mientras conversas con tu amiga y vestido con tus mejores ropas para resistir el frío que se siente en la metrópolis colombiana y eres un ser caribeño que acostumbra a andar en mochos y chancletas. De repente, en ese caminar frío, un hombre aparece estrellándote con la realidad del espacio-tiempo en el que te encuentras, te gritan: “¡negro, esclavo de mierda!”. Y te acuerdas de lo inseguro que se hace sentir la ciudad-capital cuando caminas solo.
La capital es donde se centran la mayoría de poderes políticos, administrativos, judiciales y económicos de un país que se caracteriza por ignorar su heterogeneidad, y nos enmarca a todos como ciudadanos de una nación confusa, como es la nación colombiana, la cual intenta a pasos de caracol cambiar su modelo político y las condiciones de vida, donde se disminuyan las altas brechas de desigualdad, y por fin pueda comenzar la tan anhelada paz en cada rincón del Estado y en cada corazón que se ha visto afectado por los disturbios de la guerra.
Por eso, este 9 de octubre del 2024 será un espacio para caminar en colectivo, en compañía, en familia... Steve Biko decía que cuando las personas negras fueran las protagonistas y agentes de cambio, habría así una verdadera posibilidad para llegar a los caminos de la liberación.
"Nos hemos puesto en la búsqueda de la verdadera humanidad, y en algún lugar en el horizonte lejano divisamos el valioso botín. Marchemos con coraje y determinación, sacando fuerzas de nuestra condición común y nuestra hermandad"
Biko, S. (1978)
La gran movilización del pueblo negro, afrocolombiano, raizal y palenquero, se realizará el 9 de octubre del 2024 en Bogotá. Más de diez mil personas de los 32 departamentos se encontrarán en la Plaza de Bolívar para hacer una movilización pacífica, organizativa y cultural, donde se le exigirá al Estado colombiano las garantías de los derechos colectivos e individuales de las comunidades afro, procesos de dignificación de la identidad y la cultura negra, la recuperación del tejido social y organizativo, la búsqueda por la justicia climática y la igualdad y equidad para todos los ciudadanos colombianos que sufren las consecuencias históricas y estructurales que han llevado a la vulnerabilización de nuestras vidas y nuestras comunidades negras-afro.
La Constitución colombiana reconoce y protege los derechos de las comunidades negras-afrocolombianas, siendo consideradas como grupos étnicos, con derechos específicos que promueven su reconocimiento, autonomía y protección, con derechos territoriales y una participación efectiva en las decisiones que afecten a sus territorios, su desarrollo social y su bienestar. En este marco constitucional y legal, el pueblo negro en Colombia es reconocido como un sujeto colectivo con derechos especiales que garantizan su autonomía cultural, territorial y su participación en la vida política y social del país, promoviendo la equidad y la reparación histórica por siglos de discriminación y exclusión. Pero lo escrito en el papel es diferente a la realidad, y la realidad de las personas negras en Colombia está muy lejos de lo que se luchó hace treinta años atrás, y que hoy conocemos como la Ley 70 de 1993.
ARTÍCULO 33.
El Estado sancionará y evitará todo acto de intimidación, segregación, discriminación o racismo contra las comunidades negras en los distintos espacios sociales, de la administración pública en sus altos niveles decisorios y, especialmente, en los medios masivos de comunicación y en el sistema educativo, y velará para que se ejerzan los principios de igualdad y respeto de la diversidad étnica y cultural.
Ley 70 de 1993 - Constitución de Colombia
En Colombia, los pueblos y las personas negras se enfrentan cada semana con la muerte violenta de un amigo, familiar o conocido de su comunidad. La fuerza pública nos considera objetivo militar por nuestra raza, nuestra forma particular de ser, habitar y hablar. De acuerdo al Ministerio de Educación, tan solo el 3% del total de la población afrocolombiana logra ingresar a la universidad y menos del 1% la termina, sin contar con que muchos de nuestros territorios no cuentan con las instituciones o las instalaciones adecuadas para formarnos como profesionales. Las altas tasas de desempleo agobian a nuestros jóvenes en el territorio, y en pleno siglo XXI, nuestras comunidades no cuentan con los servicios básicos como: el acceso al agua potable, un sistema digno de salud, sanidad, internet, buenas vías de comunicación, etc.
Para los que creen que ser negro es una moda, un estilo, algo que se imita o se copia con facilidad, los invito a sobrevivir un año de su vida como un sujeto negro, de piel oscura, en Colombia o en cualquier calle del mundo. Los invito a amar y a respetar a los negros-afros. Los invito a superar el odio por un color y entender que el mejoramiento de nuestras vidas implica, como gran consecuencia, el mejoramiento de una sociedad que necesita con urgencia un cambio para poder ser sostenible y reparar la conexión con el planeta Tierra.
La movilidad negra, la gran marcha, el encuentro de la masa afro, nos llena de alegría ante la desesperanza, y las noticias que susurran el exterminio de un cierto color de piel y de sus diversas formas de vida. La búsqueda por una vida digna está en una delgada línea de libertad en donde se permita al negro amar y ser, entre nosotros.