El Cierre

El Gobierno del NO se puede #ElCierre

Entonces, no se trata de una cuestión competencial aunque reduzcan el asunto a ello, sino de voluntad política, o mejor dicho, de hacer del piloto automático, como hemos comentado antes en El Tablero, la forma de gobernar de este gobierno

Lanzar balones fuera es una de esas especialidades en el elenco político local. El detalle, sin embargo, es que resulta muy poco elegante la forma en que desde ciertos espacios se nos quiere hacer creer que lanzar balones fuera es gobernar. De hecho, es todo lo opuesto. Es culpar a otro de la falta de acción. Es entregarnos ya ni siquiera al mal menor, sino partir del “no se puede”, del “es lo que hay”, del “confórmate que al menos no gobierna la ultraderecha”. Y en esas, me temo, está todo el gobierno. En los últimos días las declaraciones de un triunfalista Pedro Sánchez, afirmando no sólo que España está en su mejor momento, sino haciendo un despliegue de cosas por implementar y cumplir, podrían hacernos creer que estamos ante un giro desde dentro del gobierno. Pero muchas veces la realidad se cuela entre líneas. El presidente Pedro Sánchez, triunfalista en el tono y audaz en las propuestas, anticipaba ya la estrategia que su gobierno seguiría de cara a los próximos meses. Es todo una carcasa de esperanza porque supo delinear en su relato a quién había que echar las culpas de su limitadísima gestión. Por eso habló de Ayuso en su discurso y se encargó de que el tono fuera muy bronco contra las comunidades autónomas gobernadas por el PP y, pese a los anuncios, se cuidó de señalar que la culpa de “no avanzar” o “no lograr” sacar adelante ciertas medidas es, sin duda, de la oposición. 

No es la primera vez que el presidente plantea esta estrategia. Decir que haré mucho, y hará hacia la izquierda, pero culpar a las derechas de lo poco que puede hacer. La excusa, disculparán, no es de aritmética parlamentaria aunque en efecto esta sea compleja, es de voluntad política y de negociación que deje de ofrecer día sí y día también un plato de lentejas. 

Pero lo interesante llega después, cuando vemos que la estrategia es plenamente compartida y performatizada por el otro partido de gobierno que, se supone, está ahí para forzar al PSOE, como en la legislatura anterior, a hacer muchas veces cosas que no quiere. No todas las que necesitamos pero al menos algunas de las urgentes. Yolanda Díaz, en la entrevista que pudimos ver y leer ayer con Pepa Bueno para El País, ha replicado con cuidadoso esmero la misma estrategia presidencial. Esto resultó evidente en distintos momentos, pero especialmente claro al ser preguntada por vivienda. ¿Si las CCAA no quieren aplicar las medidas que propone el gobierno se las imponemos? “No, yo dialogo”, señaló la vicepresidenta. ¿Entonces? Entonces hay otras cosas que podemos hacer, un acuerdo o un compromiso de país, empezó a indicar. Pero si las CCAA no quieren, pues “son de ellas las competencias”. Es decir, no se puede. Es decir, paripé. Pedro Sánchez, muy tranquilo sin duda. Tiene una excelente repetidora estratégica. 

El detalle está en que al menos en materia de vivienda nos están engañando monumentalmente. No sólo las CCAA gobernadas por el PP no cumplen en aplicar las medidas, sino que algunas como Asturias o Castilla La Mancha tampoco lo hacen y, hasta donde sabemos, gobierna el PSOE, ¿verdad? Entonces, no se trata de una cuestión competencial aunque reduzcan el asunto a ello, sino de voluntad política, o mejor dicho, de hacer del piloto automático, como hemos comentado antes en El Tablero, la forma de gobernar de este gobierno.

Hay quien señala que este gobierno no gobierna, pero me temo que no estoy de acuerdo con dicha afirmación. Por el contrario, el PSOE ha encontrado una excelente forma de gobernar, conveniente a sus intereses y a los de los suyos. Porque, seamos honestos, hay temas que saca rápidamente adelante ¿verdad? Ahí sí gobierna. Como cuando aprobaron velozmente la partida de más de 1000 millones de euros para Ucrania en materia de apoyo militar integral hace tan solo unos meses. Como cuando cerraron dos últimos contratos en defensa para continuar la colaboración armamentística con Israel. Como cuando realizan un despliegue veloz para traer y asilar a Edmundo González a la par que le niegan el asilo a un activista saharahui, a una familia con un pequeño menor de edad. O como cuando siguen posponiendo el debate de la ILP “Regularización.Ya” en el Congreso de los Diputados, porque no olvidemos que es el PSOE quien preside la mesa. ¿Cómo que no gobiernan? 

Lo que vemos es que en materia de seguridad, defensa o políticas migratorias, la rapidez es la norma. El plan es claro. La acción no se hace esperar. Pero cuando se trata de medidas sociales, de vivienda, del derecho a la protesta, de reducir la jornada laboral o de ampliar derechos tenemos la excusa de la aritmética parlamentaria. Ahí no hay nada que hacer. No se puede iniciar una verdadera discusión de gobierno que priorice esos temas porque los malos son los del PP y los de VOX. Y, para más inri, no nos dan siquiera alternativa, así como decía la vicepresidenta Yolanda Díaz: porque no se les impone, porque nosotros dialogamos, es decir, que sigan impidiéndonos hacer porque NO se puede. Luego nos dicen que gobernar no es resistir, sino transformar. Yo me pregunto: ¿Qué ha transformado este gobierno si no puede ni sacar presupuestos adelante? Si gobernar es transformar, pues… Bien bien no vamos.

El problema del piloto automático es que lleva siempre la luz intermitente hacia la extrema derecha. Mientras para algunas cosas la aritmética es una excusa, para otras no hace falta ningún acuerdo ni diálogo. Entonces, va quedando claro que no es que el gobierno no gobierne, es que sigue teniendo claro para quién gobierna y ha decidido ser convenientemente pasivo en algunos temas, como en vivienda, para no preocupar ni enfadar a los especuladores, los buitres y los grandes tenedores. Pero, eso sí, alegrémonos mucho de que no gobiernan las derechas. ¿Realmente no gobiernan? Hasta mañana. 


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