Guía de cine y series para las vacaciones

1. Z, La ciudad perdida (Netflix)

Una de las mejores películas de aventuras de los últimos años. Filme de obsesivos aventureros, tipos que se adentraron en lugares donde nadie se había adentrado jamás. Y sin el típico happy end al que nos habitúa Hollywood. Dirige magníficamente James Gray y produce Brad Pitt. ¡Y menuda producción!

2. El método Kominsky (Netflix)

Podéis disfrutar de sus tres temporadas de un tirón y sin enteraros porque sus episodios son cortos y brillantes. La serie, de Chuck Lorre (Dos hombres y medio), habla de la amistad, los sueños y la muerte. Michael Douglas y Alan Arkin bordan a dos viejos amigos que se quieren, pero jamás lo expresan.

El método Kominsky empieza con una muerte, un funeral, y termina con otra. Y Lorre expone el final de forma inclemente, sin violines y una mano amiga a tu lado. Un día estás y al otro ya no. Y tu cama del hospital está lista para otros. Pero, a pesar de todo, Lorre te hace esbozar una sonrisa.

3. Tiburón (Filmin y Netflix)

Sí, vale, muchos la habrán visto pero uno no se cansa de ver la obra maestra por la que ya no te vuelves a meter en el mar igual. No hay generación a la que no le interese Tiburón de lo magníficamente rodada que está. Se ha dicho de todo sobre esta película (la mejor de Steven Spielberg), pero no se ha recordado lo suficiente que Tiburón es un filme bellísimo, el trabajo de un joven Spielberg en la composición de CADA plano es de un talento alucinante. Y no digamos el trabajo del compositor John Williams (que compuso la banda sonora de una película de piratas más que de terror) y del grandísimo Bill Butler, director de fotografía de otras joyas del cine como La conversación o Alguien voló sobre el nido del cuco.

4. Las bicicletas son para el verano (Netflix y FlixOlé)

Magistral obra teatral de Fernando Fernán Gómez adaptada al cine por Jaime Chávarri y que nos recuerda un Madrid veraniego con la mítica pancarta “No pasarán” que acaba injuriada tras el paso de los golpistas y traidores. La película tiene un tramo final desolador. La familia protagonista, clase media antifascista, acaba arruinada y la imagen de un falangista subiendo a su hijo a un columpio en el que solo juega él resulta desgarradora. Igual que la última frase de Agustín González: “No ha llegado la paz, ha llegado la victoria”.

5. Esperanza y gloria (Filmin)

Esta joya de John Boorman, sus memorias de infancia bajo los bombardeos nazis, está totalmente hermanada con Las bicicletas son para el verano, solo que al final los fascistas no ganan. Una espectacular producción, llena de vida, bondad y humanidad. La mejor escena: vemos el colegio, al que los niños deben volver tras un verano libre y salvaje, destruido por una bomba nazi. Al ver la destrucción, un crío, mirando al cielo, grita: “¡Gracias, Adolf!”.

6. El nadador (Filmin)

Entre muchos de mi generación era esa película que nos flipaba y en la que Burt Lancaster vagaba en bañador, y de piscina en piscina, durante toda una película, 95 minutos. Todos recordábamos con cariño esta rareza dirigida por Frank Perry y Sydney Pollack e inspirada en un maravilloso relato del gran John Cheever. Lancaster, increíble para los 54 años que tenía en su rodaje, la llamó “Muerte de un viajante en bañador” y confesó que era su trabajo favorito. No andaba desencaminado.

7. La conjura contra América (Movistar Plus+ y Max)

Con las condiciones adecuadas, que tu amable vecino respalde el fascismo es más posible de lo que imaginamos. Esa es la tesis de esta miniserie de David Simon (inspirada en una novela de Piliph Roth), que se plantea qué le hubiese pasado a los judíos y a las libertades en los Estados Unidos si el pronazi y muy popular Charles Lindberg hubiese ganado las elecciones a Franklin Delano Roosevelt. Una serie angustiosa con un buen guion y un magnífico reparto.

8. The Man from Earth (Prime Video)

Un impresionante guion de Jerome Bixby y de la que solo diré una cosa: si no la habéis visto, ya estáis tardando. Bueno, diré otra cosa más: no busquéis información sobre ella, disfrutadla sin que os la destripen. Es una de las grandes y más sorprendentes rarezas de los años 2000.

9. El mundo sigue (RTVE Play y FlixOlé)

Vuelvo a Fernán Gómez, esta vez como director y guionista. Pocos, muy pocos cineastas han retratado como él a este país. En esta película, centrada en una familia humilde, no se salva ni dios: una hija se prostituye entre la clase alta para huir de la pobreza, la otra hija, exmodelo y casada con un ludópata, acaba fregando los suelos de un banco, el hijo cura es un vago y un parásito… Y todo ese asqueroso acoso sexual en las calles, esa miseria moral en los bares, esas envidias... El mundo sigue es una película que respira podredumbre humana durante dos horas y por eso esta joya absoluta, con uno de los finales más bestias del cine español, fue un rotundo fracaso de taquilla. La gente prefería ver las películas de Joselito.

10. Comanchería (Filmin, Prime Video y RTVE Play)

Un pequeño clásico. Una película sencilla, sutil, humana y triste, con un guion preciso y un Jeff Bridges tan bien como siempre. Qué actorazo. Sus temas, velados y diseminados en una buena mezcla de peli de atracos y western, es la codicia financiera, la devastación de la clase media americana y la locura de un país sin esperanza, armado hasta las cejas, sin alma, agotado. La pura actualidad, vamos.

11. The Night Of (Max y Movistar Plus+)

Una de las joyas de HBO, escrita por Steven Zaillian (del que también podéis ver en Netfix su miniserie Ripley) y Richard Price (The Wire). Sus ocho magníficos episodios nos cuentan la tremenda historia de Nasir Khan, joven paquistaní acusado de asesinar a una mujer. Dentro de su género, el thriller, la serie reflexiona de forma brillante sobre la burocracia legal y penal y el sistema penitenciario, policial y judicial.

12. El bravo (Filmin)

Buena para ver con niños (no muy pequeños) y enseñarles lo salvaje que es la “fiesta” taurina. Con guion de Dalton Trumbo, que firmó como Robert Rich porque estaba perseguido por comunista, es un sencillo cuento sobre la amistad de un niño mexicano y un precioso toro bravo al que llama Gitano. A muchos les puede parecer naif, pero en su intencionada sencillez radica su maestría. Tras captar Ciudad de México en CinemaScope de forma alucinante, las escenas finales en la inmensa plaza de toros son desgarradoras. Se llora más que con E.T..