Francia

Marc Endeweld: “La elección de Barnier satisface a los poderes oligárquicos y la ultraderecha”

Marc Endeweld, periodista de investigación francés — Foto: Jérôme Panconi

Entrevista con el periodista de investigación francés Marc Endeweld, autor de varios libros sobre el presidente Emmanuel Macron

El periodista Marc Endeweld, de 43 años, es el autor de varios de los libros más interesantes sobre el presidente francés, Emmanuel Macron. Tras haber investigado sobre ese ambicioso ministro de Economía y haber publicado en 2016 L’ambigu monsieur Macron, continuó luego con su descripción minuciosa del macronismo en Le grand manipulateur (2019) y L’Emprise (2022). Fue una de las primeras voces en Francia en alertar de la visión problemática sobre la democracia del jefe del Estado galo.

En esta entrevista para Diario Red, este reportero de la revista Marianne analiza el comportamiento y las motivaciones de Macron en unos últimos meses marcados por la convocatoria anticipada de las elecciones legislativas, la decisión de vetar a un primer ministro de izquierdas pese a la victoria del Nuevo Frente Popular (NFP) y el nombramiento final del conservador Michel Barnier.

¿Cómo explicas la elección de Barnier como primer ministro?

Macron y Barnier no son especialmente amigos, pero comparten algunos aspectos esenciales. El nuevo primer ministro es un defensor a ultranza de la Unión Europea y del consenso de Bruselas en política económica. Esto conlleva que su nombramiento haya tranquilizado al establishment, que tiene la misma visión neoliberal y favorable a la UE. En este sentido, la elección de Barnier resulta bastante hábil, porque no solo satisface a los poderes oligárquicos, sino también a la extrema derecha. Pero eso no quita que sea un abuso de fuerza por parte de Macron contra la izquierda.

Los grandes medios insistieron en que uno de los criterios decisivos para Macron fue que el nuevo primer ministro no fuera censurado de manera inmediata por la mayoría de los partidos en la Asamblea Nacional.

El Elíseo ha ido difundiendo sus elementos discursivos y uno de ellos era que quería un Ejecutivo difícilmente censurable. Pero en realidad me parece un pretexto para no designar a un dirigente de la coalición que quedó primera en las elecciones, es decir, del Nuevo Frente Popular (NFP). De hecho, la elección de Barnier resulta bastante lógica teniendo en cuenta los precedentes de Macron. El presidente ha preferido a menudo a los primeros ministros procedentes de la derecha, sobre todo durante su primer mandato (2017-22). Con el agravio en el caso de Barnier de que su nombramiento, en cierta forma, ha servido para hacer realidad el sueño de Patrick Buisson, el consejero de Nicolas Sarkozy durante su presidencia (2007-12): la unión de las derechas. Como dijo el expresidente socialista François Hollande, el flamante Ejecutivo se ha beneficiado del apoyo sin participación de la Reagrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen.

¿Cómo analizas esta evolución tan repentina de una campaña marcada por el “frente republicano” entre la izquierda y el centro contra la extrema derecha a la elección de un primer ministro que dependerá de un acuerdo implícito entre Macron y Le Pen?

Estamos ante un frente republicano invertido. La mayoría de los diputados macronistas fueron elegidos el 7 de julio gracias al apoyo de los votantes de izquierdas que hicieron un cordón sanitario a la extrema derecha. Pero dos meses después esos mismos representantes, con el apoyo de la mayoría de los medios —muchos de ellos con una línea editorial conservadora—, han hecho como si esos votos de izquierdas no hubieran existido y han decidido marginalizar a las fuerzas progresistas. Para defender los intereses del capital, Macron parece dispuesto a pactar con Le Pen. Y actúa como si fuera el adalid de un neoliberalismo autoritario.

Además de darle un rol central a la ultraderecha, la elección de Barnier resulta problemática desde un punto de vista democrático…

El momento actual resulta muy grave, ya que estamos ante un presidente que ha llevado a cabo un abuso de poder total. Decidió que él debía encontrar una mayoría en la Asamblea ante la fragmentación parlamentaria, en contra de la tradición de la Quinta República. Según la Constitución, el presidente “nombra” pero no “elige” al primer ministro. Si hubiera seguido un funcionamiento normal, hubiera designado a un representante de la izquierda. Y si este no lograba una mayoría, dejar que continuara ese proceso en el Parlamento. Tendría que haber actuado de manera parecida a lo que ocurrió el año pasado en España, donde el rey permitió primero que fuera el candidato del Partido Popular quien se presentara a un voto de investidura.

Macron actuó como si hubiera conservado toda su legitimidad política, a pesar de la derrota de su partido en las elecciones

En lugar de hacer esto, Macron actuó como si hubiera conservado toda su legitimidad política, a pesar de la derrota de su partido en las elecciones. Y actuó de esta manera al hacer una lectura literal de la Constitución del sistema presidencialista de la Quinta República, sin tener en cuenta la tradición ni la legitimidad política.

¿Te sorprendió que actuara de esa manera?

No, para nada. Después de las investigaciones que he hecho sobre él desde hace casi una década, tengo la convicción de que Macron no es un verdadero demócrata. Desde que llegó al Elíseo en 2017 en las primeras elecciones en que se presentaba, no ha parado de tensar el debate público en el país y ha llevado a cabo todo tipo de maniobras para aumentar al máximo su poder.  Ha chantajeado constantemente a los votantes de izquierdas con el argumento de que, si no lo apoyaban, la ultraderecha llegaría al poder. Pero tras haber ganado dos presidenciales de esa manera, ha utilizado su poder para adoptar políticas contrarias a los intereses de esos mismos votantes de izquierdas.

Marc Endeweld

Aparte de lo ocurrido este verano, ¿qué te permite afirmar que “Macron no es un verdadero demócrata”?

Ha reducido de manera considerable las libertades públicas en el país en nombre de la “lucha contra el terrorismo”. Aplacó la revuelta de los chalecos amarillos con unos niveles inéditos de violencia policial. Ha favorecido el control de los medios de comunicación por parte de los grandes capitales. E impuso una reforma de las pensiones —un aumento de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años (con 43 años cotizados para recibir una pensión completa)— con el decreto del 49.3 contra la cual se oponía el 80% de la población y sin ninguna votación parlamentaria.

Macron no tiene nada que ver con la deuxième gauche de Michel Rocard (el equivalente galo de la Tercera Vía de Tony Blair)

Al contrario de lo que se pensó en un inicio, Macron no tiene nada que ver con la deuxième gauche de Michel Rocard (el equivalente galo de la Tercera Vía de Tony Blair). Fue uno de sus primeros mentores, como Henry Hermand, que fue asimismo mecenas de Rocard, quien que me reconoció que Macron había sobrepasado muchas líneas rojas. Cuando preparaba mi primer libro sobre él, descubrí un artículo de 2011 que escribió para la revista Espirit (una publicación católica) en la que el actual presidente defendía que sobre algunas cuestiones, como los debates presupuestarios, tenía que haber una especie de pausa democrática.

Macron no está solo en este ejercicio vertical del poder. Tienen un gran peso figuras de su entorno, como su esposa Brigitte Macron o Alexis Kohler, el secretario general del Elíseo desde 2017, también conocido como el “vicepresidente en la sombra”.

Aquellos que conocen mejor su funcionamiento describen actualmente el Elíseo como un triunvirato. Aparte de Macron, está Kohler, que es su principal colaborador desde hace diez años, dado que, antes de ejercer como secretario general de la presidencia, era su jefe de gabinete en el Ministerio de Economía. Aunque su puesto no está regido por ningún control democrático, no es para nada un cargo técnico. Después de Macron, Kohler es probablemente el hombre con más poder del Estado francés. Y además Brigitte Macron dispone de una influencia evidente. Estas tres personas dirigen Francia y lo hacen a través de un uso maximalista de las prerrogativas de la Quinta República. Es como si un clan llevara las riendas del país.

¿Qué influencia tuvo Kohler en la elección de Barnier como primer ministro?

Fue decisivo en ese nombramiento. Kohler se reunió con Barnier a mediados del verano y desde entonces maniobró para que el presidente eligiera al exnegociador europeo del Brexit. Como no quería que el elegido fuera Xavier Bertrand, otro dirigente conservador, utilizó toda su influencia para ello. No hay ninguna duda que la elección de Barnier es una victoria para Kohler y refleja su poder. A pesar de la neolengua que podemos escuchar en los últimos días en los medios sobre una menor influencia de la presidencia en las decisiones del Gobierno, la realidad es que el Elíseo eligió al director de gabinete de Barnier. Aunque Macron no disponga de una mayoría afín en la Asamblea, la jefatura del Gobierno parece estar bajo tutela suya.

Cuando irrumpió en 2017, se presentó a Macron como a un Obama a la francesa. ¿Pero no hay puntos en común también con Trump?

Sí, sin duda. Cuando irrumpió en 2017, solía compararse a Macron con los demócratas estadounidenses, es decir, se lo presentaba como un dirigente partidario de los consensos neoliberales, pero que defendía los valores de la democracia. No obstante, lo que muchos no entendieron entonces es que la iniciativa de Macron surgió en contra de los partidos tradicionales y en ese sentido ya había un primer punto en común con Trump.

A nivel ideológico, el presidente francés tiene rasgos mucho más conservadores de lo que suele decirse; por ejemplo, episodios del pasado como la Revolución Francesa, la Comuna o el Mayo del 68 le interesan más bien poco. A eso le podemos sumar el uso de las redes sociales y una manera de comunicar muy populista y demagógica que consiste en adaptar su lenguaje y sus mensajes en función del público al que habla. Esto ha contribuido a una relación con la verdad muy aleatoria y que el jefe del Estado pueda decir constantemente una cosa y luego todo lo contrario. Esto se debe a que lo único que cuenta para Macron es preservar el poder.

Uno de los motivos de la convocatoria de las elecciones legislativas anticipadas fue las tensiones que había entre el presidente y el primer ministro Gabriel Attal

No ha utilizado ese poder para crear un partido y transmitir su legado, sino que en realidad se ha dedicado a debilitar a todos aquellos que podían hacerle sombra. Uno de los motivos de la convocatoria de las elecciones legislativas anticipadas fue las tensiones que había entre el presidente y el primer ministro Gabriel Attal, quien no disimulaba sus aspiraciones para presentarse en las presidenciales de 2027 —Macron no podrá presentarse en esos comicios debido a la limitación de dos mandatos—.

Con su ejercicio vertical del poder, Macron ha evidenciado las costuras del modelo presidencialista de la Quinta República. ¿Esto no genera una preocupación creciente en el resto de las élites económicas y políticas?

Hay una parte del establishment económico que empieza a tomar sus distancias con él y que busca a nuevos protegidos. Eso lo vemos con afirmaciones en los medios sobre los problemas psicológicos del presidente. No creo para nada en esas teorías, sino que en realidad lo que resulta preocupante en el caso de Macron es su apetito desmesurado por el poder. Como se encuentra en una posición frágil desde su reelección en 2022, ya que pocos meses después su partido perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y una parte de las élites empezó a pensar en su sucesor, eso contribuyó a su decisión de convocar unas elecciones anticipadas en pleno auge de la extrema derecha. Como el presidente se sentía cada vez más solo en el Elíseo y veía cómo afloraban los elogios hacia Attal, tomo esa decisión brutal como una demostración de su poder. Pero el problema es que estas disputas internas y estos comportamientos afectan a los ciudadanos franceses modestos.

En ese mismo establishment, ¿cómo se percibe la alianza implícita entre Macron y Le Pen que ha posibilitado el Gobierno de Barnier?

Hay una parte de las élites económicas que están escandalizadas, ya que creían que el desarrollo del neoliberalismo provocarías más crecimiento económico y más felicidad. Como ven que no sucede así, tienen una reacción parecida a esa parte del establishment británico que se opuso al Brexit. Pero al mismo tiempo hay una derechización radical de otro sector amplio del establishment francés. Se trata de élites económicas, políticas y mediáticas. Hay una continuidad cada vez más marcada entre una derecha neoliberal en lo económico, pero anti-migrantes y anti-minorías. El gaullismo hace tiempo que ya no existe.