Transición ecológica

La transición desde arriba no funciona. Pregúntale a Cerdeña por qué

Manifestantes protestan ante la proliferación de plantas eólicas en Cerdeña — elsaltodiario.com
En la segunda isla más grande del Mediterráneo, el debate público está monopolizado por la posible llegada de una gran cantidad de instalaciones eólicas y fotovoltaicas

Italia, Cerdeña. Una región envejecida y poco poblada, normalmente alejada del centro de las grandes protestas, está hirviendo con marchas y asambleas. La presión es tal que la Región Autónoma, gobernada por una coalición de centroizquierda, ha aprobado primero una moratoria de dieciocho meses sobre la energía limpia, y ahora ha anunciado un proyecto de ley que busca, en palabras del consejero local de industria, «declarar el 99% del territorio sardo inapto para las instalaciones renovables». Por ello, La prensa europea ha comenzado a ocuparse de esta isla italiana: el debate sardo parece ser la anticipación de los enfrentamientos que podríamos ver en muchas otras zonas del continente.

La empresa pública que gestiona la red eléctrica italiana, señala en su sitio web más de 800 solicitudes de conexión en la isla para nuevos proyectos fotovoltaicos y eólicos

La protesta

Las primeras protestas contra el «eólico salvaje», «especulación energética» y «colonialismo verde» datan en realidad de hace al menos dos décadas, desde los primeros molinos en las colinas sardas. Pero en los últimos tres años, el fenómeno ha adquirido dimensiones sin precedentes. «En 2020 comenzamos a reunirnos, nacieron las primeras protestas. Y después nos dimos cuenta de que no estábamos solos. Muchísimas otras comunidades en toda Cerdeña estaban en nuestra misma situación», explicó al diario italiano Fanpage Luigi Pisci, uno de los activistas más conocidos en el territorio.

Terna, la empresa pública que gestiona la red eléctrica italiana, señala en su sitio web más de 800 solicitudes de conexión en la isla para nuevos proyectos fotovoltaicos y eólicos. Se trata del primer paso burocrático necesario para realizar una instalación. Si todas fueran aceptadas, se llegaría a producir casi doce veces la necesidad eléctrica regional - pero neto de la electrificación. Predecir cuántas de estas propuestas se convertirán en realidad no es fácil. Según la Confederación Nacional de la Artesanía italiana, en promedio el 50% de las solicitudes se llevan a cabo. El gobierno italiano, en su plan energético, exige a Cerdeña que realice 6.2GW de nueva energía limpia para 2030. Mucho menos de lo que surgiría si todas las solicitudes - que sumadas son alrededor de 58GW - pasaran los controles.

¿De dónde proviene la hostilidad de la población hacia turbinas y paneles? Lo explica el mismo Pisci: «Nuestra primera razón de oposición tiene que ver con el paisaje. Cerdeña no es adecuada para albergar instalaciones tan grandes y numerosas. Luego hay una cuestión de modelo de desarrollo. Cerdeña se llenará de mega instalaciones, y la energía no servirá para nosotros, sino que será exportada hacia las industrias del norte de Italia. Ni siquiera nos beneficiará en la factura».

Cerdeña es un territorio históricamente sacrificado. A las carencias que la unen a todo el sur de Italia - escasos transportes públicos, sanidad poco eficiente, altos índices de desempleo

El paisaje es a menudo el primer tema que surge al hablar con los manifestantes. En las redes sociales y en las calles de Cerdeña es fácil encontrar carteles que superponen fotos de grandes instalaciones con imágenes de los paisajes más hermosos de la isla. Pero el mundo de los colectivos en contra del «asalto eólico» es complejo y matizado, y muchas razones - a veces incluso opuestas - se superponen. Se siente con fuerza el discurso colonial: las empresas que proponen proyectos casi nunca son sardas, y ya hoy Cerdeña exporta alrededor del 35% de su corriente eléctrica. Para muchos, el miedo es que la energía producida vaya toda a las industrias de otras regiones italianas, y que a los habitantes de la isla les quede poco o nada. Luego está el tema de la propiedad. En las energías renovables, hoy es posible obtener beneficios importantes, pero en un contexto donde solo son empresas privadas las que las realizan, este flujo de dinero no se traduce en bienestar para la población. La ley italiana establece que las empresas solo pueden destinar una pequeña parte de sus ganancias a los territorios en los que operan. La región ha prometido crear una compañía 100% pública que se encargue de la energía limpia, pero aún no está claro cuán preponderante será su papel. A estas razones, luego, se han sumado las preocupaciones (y a veces las noticias falsas) que acompañan el debate sobre las renovables en todo Occidente: miedo por la salud y la avifauna, alarmas sobre la dependencia de China, en algunos casos negacionismo climático explícito o encubierto.

El asalto de la derecha y el nudo del metano

Cerdeña es un territorio históricamente sacrificado. A las carencias que la unen a todo el sur de Italia - escasos transportes públicos, sanidad poco eficiente, altos índices de desempleo - se han añadido problemas peculiares conectados con la relación con lo que los sardos llaman «il continente» - es decir, el resto de Italia. La gran presencia de bases militares, por ejemplo, está en el centro de las protestas de la izquierda y de los movimientos.

A pesar de que el metano es un potente alterador climático, su llegada pone de acuerdo a todos: gobierno de derecha nacional, junta local de centroizquierda, lobbies industriales, sindicatos

En este contexto se inserta el acalorado debate sobre las fuentes renovables - y también las alianzas inusuales que este movimiento ha cultivado. Un papel destacado está siendo desempeñado por la Unione Sarda - el principal diario isleño, cabeza de un grupo mediático que incluye radios y televisiones. El propietario del conglomerado mediático - el empresario Sergio Zuncheddu, siempre cercano al centro-derecha - ha alineado sus medios en una línea de fuerte hostilidad hacia las fuentes renovables, dando inicio a una campaña mediática con pocos precedentes. Aunque los colectivos son guiados en la mayoría de los casos por activistas provenientes del mundo de la izquierda, la colaboración con el principal diario conservador de Cerdeña se ha ido estrechando cada vez más. Durante el verano, la Unione Sarda - junto con los colectivos, los partidos de la izquierda independentista y varias asociaciones de categoría - ha recogido firmas para una ley de iniciativa popular destinada a bloquear las renovables en casi todo el territorio isleño. La propuesta - llamada «Pratobello», en honor a una célebre lucha antimilitarista sarda del siglo pasado - ha obtenido un número de adhesiones excepcional: 10,000 en una región de un millón y medio de habitantes. Para que la ley fuera presentada en el Consejo Regional, habría sido suficiente recoger un décimo. Para la Unione Sarda, el futuro energético de Cerdeña está representado por el hidrógeno - una perspectiva futurista aún no disponible - y sobre todo por el gas fósil. En la isla se encuentra en marcha un proyecto de metanización que en su versión mínima consistirá en al menos dos regasificadores en las costas, y en la versión máxima en un gasoducto que conecte Cerdeña con los yacimientos argelinos. Una posición coherente con la historia del periódico: en el consejo de administración del medio, revela la prensa italiana, se sienta «un hombre conocido como consultor y lobbista de Snam» - el gigante del gas que quiere llevar el metano a Cerdeña.

A pesar de que el metano es un potente alterador climático, su llegada pone de acuerdo a todos: gobierno de derecha nacional, junta local de centroizquierda, lobbies industriales, sindicatos. Solo se discute sobre cuánto y de qué manera. Después de que el ex primero ministro Mario Draghi, afirmando querer responder a la crisis energética, anunciara una ola de nuevas infraestructuras para el gas, en casi todas las regiones italianas afectadas han surgido movimientos de protesta. No en Cerdeña, donde el movimiento climático y contra los fósiles ha quedado aplastado por la polémica sobre las renovables.

La transición de las élites

Cerdeña es la región italiana con las emisiones per cápita más altas. Si abrimos uno de los muchos mapas interactivos que muestran la producción de energía en tiempo real, la isla aparece coloreada de un rojo intenso, color tóxico. Culpa del anticuado sistema eléctrico, que se sustenta en los desechos de refinación del petróleo (en Cerdeña se encuentra la refinería más grande del Mediterráneo) y dos centrales de carbón - las únicas en Italia cuya clausura no está programada para el próximo año. A pesar de que Cerdeña exporta aproximadamente el 35% de su corriente eléctrica, las renovables apenas representan un cuarto de la producción. Según un estudio de la Universidad de Cagliari y del gigante estatal italiano Enel, para alcanzar el 80% de descarbonización se necesitará hidrógeno y aproximadamente 10GW adicionales de renovables. Para los científicos, sería suficiente menos del 1% del territorio sardo para alcanzar este objetivo. Según otro estudio - encargado por el WWF al Politécnico de Milán y la Universidad de Padua - para la descarbonización completa los GW adicionales necesarios son 17.

Las zonas mediterráneas italianas, exactamente como las zonas mediterráneas españolas, son uno de los puntos más afectados en Europa por los efectos del calentamiento global

Mattia Uzzau es un estudiante de 24 años, activista en Cerdeña de Fridays For Future y de los movimientos por Palestina. «Lo que ha generado esta situación de gran conflicto, a menudo también de noticias falsas y de demonización de las energías renovables, es el hecho de que el proceso de transición energética se esté imponiendo desde arriba, confiándolo a las multinacionales y al libre mercado. Una falta de control público y democrático no hará más que llevar al aprovechamiento de la tierra y del pueblo sardo: lo opuesto a la justicia climática que nosotros pedimos», explica a Diario Red. «Nos preocupa la retórica anti-renovable que se está creando, que corre el riesgo de dar espacio a negacionistas del cambio climático y a quienes tienen interés en un sistema anclado a carbón y gas. Lo que nadie dice es que el proyecto para el gasoducto sigue avanzando, y las centrales de carbón que debían cerrarse para 2025 permanecerán abiertas. Se necesita un plan energético público, democrático y gestionado por los sardos y para los sardos, que tenga en cuenta nuestras necesidades y al mismo tiempo que sea realista en la intervención que nuestra tierra necesita».

¿Cerdeña como ejemplo europeo?

En 2021, el Montiferru, un área poco antropizada y rica en biodiversidad en el centro de Cerdeña, fue devastado por uno de los peores incendios en la historia de la isla. No es un caso aislado. Según un estudio, entre el 30% y el 50% de la región está en riesgo de desertificación debido a la crisis climática. Las zonas mediterráneas italianas, exactamente como las zonas mediterráneas españolas, son uno de los puntos más afectados en Europa por los efectos del calentamiento global. Pero poco o nada de todo esto entra en el debate político sardo. La decisión de confiar la transición enteramente al mercado, dejando libertad a las multinacionales de la energía, ha llevado inevitablemente a una respuesta popular. Sobre esta respuesta se ha insertado una campaña mediática y política de la derecha y del partido del gas de enorme éxito. Ocurre en Cerdeña, puede repetirse en Galicia, Castilla y León, Cantabria.