Vicky Dávila y Ana Rosa Quintana, candidatas a la presidencia

Si está claro que los periodistas corruptos de la derecha no son otra cosa que operadores golpistas a las órdenes de sus amos, es verdad que no es tan frecuente que uno de ellos se atreva a hacer oficial su papel presentándose a unas elecciones

El pasado lunes, publicábamos en Diario.Red en exclusiva una encuesta del centro de estudios CELAG que, con una muestra de alrededor de 2000 encuestados, constata el apoyo mayoritario del pueblo de Colombia a las medidas que está implementando el presidente Gustavo Petro. Además del apoyo a sus políticas, tanto el ánimo de la población colombiana hacia la situación política como la valoración del propio mandatario presentan porcentajes significativamente más altos que los que se suelen medir en otros países, como por ejemplo España.

A pesar de este apoyo popular —o, más bien, precisamente por ello— la mayoría de los medios de comunicación más importantes de Colombia no han dejado nunca de manipular y mentir sobre Petro, intensificando su operativa corrupta desde que fue elegido presidente. Como en nuestro país, los grandes cañones mediáticos colombianos —el periódico El Tiempo, la televisión Noticias Caracol o la revista Semana, todos ellos propiedad de la oligarquía económica—, lejos de informar sobre la realidad de lo que ocurre en Colombia, se dedican a actuar como operadores políticos a cara descubierta. Y, lo que es peor, no se limitan a tener una línea editorial de extrema derecha neoliberal —algo repugnante, pero perfectamente legítimo—, sino que se dedican a fabricar y propagar bulos difamatorios en lo que constituye claramente un ataque contra la democracia.

Pero, además de esta operativa, que es, por desgracia, habitual en todos los países del mundo, en Colombia se está produciendo el que sería el siguiente paso en la caída de las máscaras del poder mediático. Si está completamente claro para cualquier analista mínimamente honesto que los periodistas corruptos de la ultraderecha no son otra cosa que operadores golpistas a las órdenes de sus amos, es verdad que no es tan frecuente que uno de ellos se atreva a hacer oficial su papel presentándose a unas elecciones. Un movimiento como ese puede tener importantes ventajas, como, por ejemplo, que hablamos de personas muy conocidas que ya tienen construido un perfil mediático —algo que cuesta bastante trabajo conseguir en el ámbito político—. Pero también tiene algunas desventajas; fundamentalmente, que se pierde por completo el supuesto ropaje de imparcialidad que —a duras penas, pero todavía en parte— estos personajes consiguen mantener al menos en una parte de su audiencia.

En Colombia se está produciendo el que sería el siguiente paso en la caída de las máscaras del poder mediático

Por eso, quizás, la directora de la revista Semana, la conocida difusora de bulos difamatorios contra Gustavo Petro, Vicky Dávila, está, de momento, jugando a las dos barajas a la vez: por un lado, adopta un tono de candidata a la presidencia y no descarta que se vaya a presentar, pero, por el otro lado, tampoco lo confirma. De esta manera, Dávila puede permitirse discursos como el que hizo hace un par de semanas en un foro de Asobancaria (la patronal financiera de Colombia), en el que combinó volver a repetir calumnias falsas contra el presidente, proponer medidas económicas como si fuera la representante de un partido político y decir repetidamente que ella es una periodista con la única misión de buscar la verdad.

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De esta manera, la directora del medio de comunicación que compraron los banqueros multimillonarios, Jaime y Gabriel Gilinski, y que ellos mismos reconocieron que lo hicieron para convertirlo en la Fox News de Colombia —haciendo referencia a la cadena de televisión norteamericana de extrema derecha que lleva años propagando los bulos que luego utiliza políticamente Donald Trump—, parece estar utilizando su cobertura como supuesta periodista para construirse un perfil candidatable como posible líder de las derechas. Una posibilidad que, sumada a la fabricación y difusión de mentiras, supondría una segunda vuelta de tuerca en materia de perversión y corrupción del oficio de la prensa.

Todavía no sabemos si Vicky Dávila dará ese paso que, como ya hemos dicho, tiene algunas desventajas. Pero puede ser que lo haga si la derecha política y económica de Colombia entiende que no tiene una candidata mejor. La propia encuesta a la que antes nos referíamos muestra que la valoración de las diferentes figuras públicas del uribismo es bastante baja, alimentando así esta posibilidad. De hecho, el último candidato al que apoyó el medio de comunicación dirigido por Dávila, el uribista Rodolfo Hernández, no solamente acabó siendo derrotado electoralmente por Gustavo Petro, sino que además acaba de ser condenado a más de cinco años de cárcel por corrupción. La revista Semana, que publicó titulares durante aquella campaña como "¡Despegó Rodolfo!" o "Petro está asustado", curiosamente ahora guarda silencio respecto del hecho de que Rodolfo va acabar en prisión.

En las próximas semanas o meses, veremos si finalmente la periodista corrupta Vicky Dávila se decide a dar el paso y se postula como la candidata de las derechas a la presidencia de Colombia. Es algo que perfectamente podría ocurrir y que no sería tan sorprendente. Sería bastante descarado, eso es verdad. Pero también es cierto que el nivel de descaro con el cual los principales operadores mediáticos de las oligarquías en todos los países del mundo se han lanzado a hacer política a cara descubierta es bastante alto.

Por traer el ejemplo a España, quizás a algunos les podría sorprender que, en algún momento del futuro, Ana Rosa Quintana se presente a las elecciones como candidata del frente unificado PP-VOX-Alvise. Pero, en realidad, simplemente se trataría de cruzar una línea más que está solamente un poco más adelante que las líneas que ya se han cruzado. Si Feijóo no consigue llegar a la Moncloa en los próximos años y Abascal no revierte la trayectoria descendente de VOX, no descartemos una futura campaña electoral en la que la candidata de la derecha colombiana, Vicky Dávila, le mande un vídeo de apoyo a la candidata de la derecha española, Ana Rosa Quintana, deseándole toda la suerte en las urnas. Todavía no estamos ahí, pero no estamos lejos.