Dia de la Hispanidad

12 de octubre, día de la raza y la fiesta nacional

El 12 de octubre se celebra el día de la hispanidad. Desde 1918 se celebró este día como Fiesta de la Raza, para transformarse, entre 1940 y 1958, en el día de la Raza
Dos mujeres participan en una acción ritual por la memoria y resistencia de los Pueblos Originarios con motivo de la festividad del 12 de octubre en la Plaza de Colón — Alejandro Martínez Vélez / Europa Press / ContactoPhoto
Dos mujeres participan en una acción ritual por la memoria y resistencia de los Pueblos Originarios con motivo de la festividad del 12 de octubre en la Plaza de Colón — Alejandro Martínez Vélez / Europa Press / ContactoPhoto

Desde entonces, y, refrendado por el parlamento en 1981, se ha celebrado el día de la Hispanidad. Hispanidad y raza, dictadura y monarquía, juntos de la mano con el Régimen del 78.

El 12 de octubre, como tantos otros 12 de octubre, desfilarán militares y banderas, banderas y aviones, banderas y tanques y otros vehículos motorizados, especialmente en Madrid. Banderas, banderas, banderas y militares. Es extraño que la principal muestra de celebración de la hispanidad se produzca a través del ejército, como si el ejército fuera lo que nos configura como nación y como si lo único que pudiéramos reivindicar como españoles fuera una marcha militar. Es extraño, también, porque ya hay un día de las Fuerzas Armadas (el 31 de mayo). Por cierto, que el himno de España pueda tener su origen en la nuba andalusí de Ibn Bayya (siglo XII) sería sencillamente maravilloso, y una muestra más de un pasado cercenado y negado, y tal vez algo se descompondría en aquellos que celebran el 12 de octubre con el corazón en el pecho y la nostalgia de tercios y caballeros cristianos en el campo de batalla.

En el día de la hispanidad, haríamos bien en reivindicar la mezcla, el mestizaje, la riqueza lingüística y cultural de este país, la herencia recibida, múltiple y diversa, la lengua que nos une con quienes la hablan de manera diferente fuera de nuestras fronteras, que además son muchos millones de personas más que los que la hablan dentro de la península ibérica. Pero saldrán los tanques en una demostración de fuerza y poderío, y habrá tecnología y banderas en el cielo y muchas marchas militares, muchos saludos respetuosos, uniformes bellos, uniformes hermosos y diversos dando cuenta de las distintas formas de vestir dentro del ejército. Como un desfile de moda.

Será una demostración de fuerza para los que piensan diferente y será un recuerdo de otros desfiles victoriosos con el pueblo oprimido y golpeado, la libertad acechada en cada esquina y la verdad oculta en las sentencias farragosas de tribunales militares. Será una demostración de fuerza: allí están y son los que siempre han mandado, sobre una tribuna, mientras el pueblo, los soldados y la bandera se mojan o sufren las inclemencias del tiempo. Incluso habrá una cabra y perros y algunos animales y por un momento parecerá una feria, una fiesta verdadera. No habrá desfilando ningún trabajador sanitario, ningún profesor, ningún maestro, ningún inspector de trabajo, ningún trabajador del sector servicios, ningún agricultor, apicultor o ganadero. Tal vez les quedará el placer de colgarse una bandera en la muñeca, en el retrovisor del coche, en las aceras o en las plazas de los pueblos. Una bandera para todos, una bandera para tapar las vergüenzas de unos pocos: las dificultades de acceso a la vivienda, las largas listas de espera en Sanidad, la colaboración del dinero público en las empresas privadas sanitarias, el abandono de los ancianos en las residencias, la falta de medios en la justicia, las oposiciones interminables, la falta de avance en derechos sociales para los trabajadores, la ausencia de la conciliación de la vida laboral y familiar, los altos precios, los bajos salarios, en fin: la vida entera. Una bandera para tapar la vergüenza que uno quiera, en unidad, en libertad y para todos. Tal vez, podría hacerse de otro modo y podrían defenderse otras cosas en un día de la Hispanidad que reivindicara a pensadores e intelectuales, científicos o artistas. La parte humanista de la hispanidad, la que construye y crea. Sin embargo, no está montado de esa manera. Está pensado para que los trabajadores desfilen sólo en las manifestaciones.

Tal vez llueva y un arcoíris brille en toda España. O por error, un rojo se torne morado. No lo sabré, no lo veré, porque como en la canción de Paco Ibáñez o de George Brassens:

Nada de esto sería posible sin suscriptores

Cuando la fiesta nacional, yo me quedo en la cama igual, que la música militar nunca me supo levantar.