Venezuela

La salida de Edmundo González desmoraliza a la oposición venezolana

La partida del ex candidato opositor se da cuando el antichavismo sufre un ciclo de derrotas políticas que parecen desmoralizar a su base
Rosana Alvarez Mullner / Zuma Press / ContactoPhoto
Rosana Alvarez Mullner / Zuma Press / ContactoPhoto

La salida de Edmundo González Urrutia, en palabras de algunos opositores, fue un duro golpe por tener fuera del país a quien pretenden juramentar el próximo 10 de enero cuando inicia el próximo mandato presidencial 2025-2031. Para Ana Milagros Parra, politóloga e influencer opositora cercana al equipo de María Corina Machado: “no se puede negar que es un golpe para el movimiento democrático porque le da una oportunidad al gobierno de controlar la narrativa”. En su opinión para que digan “estamos ganando y la oposición siempre estuvo dividida”.

Algunas diferencias aparecieron la semana pasada cuando Edmundo González entregó una carta en el Ministerio Público Fiscal, a través de su abogado José Vicente Haro, para excusarse por no declarar en un expediente donde se investiga la publicación de resultados electoral alternativos por parte de la Plataforma Unitaria de Oposición (PUD), bajo delitos como forjamiento de documento público, instigación a la desobediencia de las leyes, delitos informáticos, asociación para delinquir y conspiración. González, contra el que pesaba una orden de aprehensión para que declarase, argumentó que no fue su responsabilidad la “digitalización, el resguardo y la publicación de las actas”, en manos de la oposición, en la cuestionada página resultadosconvzla.com. “Las razones de mi incomparecencia no obedece en absoluto al desconocimiento de la institucionalidad venezolana. Estimo que mi comparecencia solo podría contribuir a intensificar la tensión social, además de un contexto de judialización incriminatorio de la política que todos debemos rechazar”. Después de las elecciones fue la primera vez que reconoció a las autoridades judiciales venezolanas luego de negarse a presentarse frente a la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia que validó los resultados a favor de Nicolás Maduro. Un proceso criticado por el antichavismo por ser “arbitrario” y adjudicar al máximo tribunal las competencias del Consejo Nacional Electoral.

De esta forma se desmarcó de los dirigentes opositores de la PUD, cercanos a María Corina Machado, como Biagio Pilieri o el asesor jurídico Perkins Rocha, detenidos por las autoridades venezolanas después de haber estado involucrados en la publicación de la página alternativa de los resultados electorales. La líder opositora, en contraposición, asumió la responsabilidad porque las actas son “legales, legítimas y expresan la Soberanía Popular del pueblo venezolano”. Según ella, las “amenazas al presidente electo solo logran cohesionar más y aumentar el apoyo de los de los venezolanos y el mundo a Edmundo González”. El énfasis en esta unidad llamó bastante la atención luego de que González reconociese a la justicia venezolana y se deslindara de la página como una forma de reducir la presión judicial en su contra.

El reclamo de la presidencia por parte de la “dama de hierro venezolana” se basa, más que nada, en aumentar la presión contra el gobierno venezolana a través del reconocimiento internacional de González como presidente electo. “Hemos llegado a un punto en el que necesitamos avanzar, como dije, y por lo tanto es el momento en que Edmundo González sea reconocido como presidente electo de Venezuela”, declaró por zoom en un evento organizado por el Council of Americas, un tanque de pensamiento estadounidense fundado por David Rockefeller. La campaña de presión impulsada por María Corina Machado incluye la exigencia de sanciones a Venezuela y la promoción de una orden de arresto contra Nicolás Maduro por parte de la Corte Penal Internacional por “crímenes de lesa humanidad”. Esto en función de aumentar los costos de “permanencia” de Nicolás Maduro en el poder, según sus colaboradores. Los resultados hasta ahora distan de ser los esperados: solo una pequeña fracción de los 42 países que reconocieron a Juan Guaidó han hecho lo mismo con González Urrutia. Y solo la Argentina de Javier Milei ha pedido a la CPI que se arreste a Maduro.

La “comunidad internacional occidental”, y la oposición, parecen estar en compás de espera hasta que se defina un nuevo presidente en Estados Unidos. Mientras tanto, Washington ha anunciado que, en vez de sanciones petroleras, planea acciones contra 15 funcionarios venezolanos justo cuando en el mes de agosto se registró la mayor exportación de petróleo en cuatro años ( unos 885 mil barriles diarios) gracias a la producción de las empresas mixtas integradas por Chevron y Répsol.

Nada de esto sería posible sin suscriptores

Criticas, decepción y la ilusión de un regreso triunfal de González Urrutia

Para Gloria Pinho, excandidata presidencial opositora y abogada, Venezuela parece estar otra vez en una situación similar a la vivida con Juan Guaidó. “Ahora nos encontramos frente a lo que parece ser otro episodio de esta historia repetida: la posible juramentación absurda e irrita de Edmundo González el 10 de enero, desde el exterior, por Zoom, con la participación de los pocos miembros que quedan de la Asamblea Nacional extinta, pero que siguen cobrando desde 2015, y con los mismos invitados de siempre, esos que ya todos conocemos, escribiendo una nueva página en el libro de récord Guinness, con dos presidentes”.

La proclamación de González dentro del país era un objetivo perseguido por los sectores que respaldan a Corina Machado. Por lo que su salida no fue tomada con agrado por las figuras digitales que la rodean, descriptas muchas veces como “batallones destroza personas” por sus feroces palabras contra los analistas, expertos o académicos que critican la estrategia de la “dama de hierro venezolana”. Para Orlando Avendaño, director de la versión española del medio de derecha La Voz, González “tenía un deber con el país”. Por eso, después de aterrizar en Barajas, debería contar "cuáles fueron las amenazas que lo obligaron a considerar que su única alternativa fuera el abandono de la lucha por su triunfo. El silencio sería inaceptable”.

Para Emmanuel Rincon, fundador de la consultora Regional Renaissance y cercano a la línea de Avendaño: “lo de Edmundo González saliendo de Venezuela puede ser algo muy nefasto, o algo muy bueno. Todo depende de cuál sea su comportamiento tras abandonar el país. Si aprovecha su salida para hacerse más vocal y pedir apoyo internacional más agresivo puede ser positivo; si sale a plegarse a la agenda de Zapatero, Sánchez y compañía, será nefasto. Pero. todavía no podemos sacar conclusiones. Nuestra líder político continúa en Venezuela: María Corina Machado”. Lo que puede alimentar las dudas de Rincon es el hecho de que González Urrutia no fue el candidato de la líder opositora, sino su segunda opción después que su nombre fuera puesto en la mesa por el resto de partidos opositores de la PUD cuando la profesora Corina Yoris no fuese inscripta.

La partida del excandidato opositor se da cuando el antichavismo sufre un ciclo de derrotas políticas que parecen desmoralizar a su base. Algunas de ellas son: la validación del TSJ venezolano del triunfo de Maduro, sin mostrar aún los resultados desagregadas por estados, el fracaso de la mediación internacional de Colombia, México y Colombia que esperaban que sirvieran para una salida del presidente venezolano, la escasa participación en las últimas dos grandes movilizaciones convocadas. La detención de opositores y de los manifestantes involucrados en las protestas también muestran disonancias entre las expectativas proyectadas por María Corina Machado y la realidad política venezolana.

En este contexto, algunos como Emmanuel Rincon, se ilusionan con que la partida de González Urrutia sea similar a la del Simón Bolívar después de fracasar en su primer intento de declarar la independencia de Venezuela: una para volver, con más fuerza, a tomar el poder. O la del líder del partido Acción Democrática y presidente venezolano Rómulo Betancourt previo a la revuelta social del 23 de enero de 1958 que sacó al dictador Marco Pérez Jiménez. Para el escritor venezolano Erik del Bukalo, que considera al chavismo como una organización criminal: ”si la oposición fuera un barco que se hunde: el capitán se va de primero por vía área, la tripulación queda presa o con la vida destruida y, por supuesto, los pasajeros se ahogan en el mar de la miseria. Algún día debemos dejar de escuchar a los violinistas del autoengaño”.

Como una forma de remoralizar, la líder opositora trató de explicar cómo se distribuirían los roles después de la partida del candidato antichavista.” El 10 de enero de 2025, el Presidente Electo Edmundo González Urrutía será juramentado como Presidente Constitucional de Venezuela y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional.  Que esto quede muy claro a todos: Edmundo luchará desde afuera junto a nuestra diáspora y yo lo seguiré haciendo aquí, junto a ustedes”, argumentó en un texto en la red social X. El juego venezolano parece largo, pero a la vez corto: la victoria simbólica de la oposición que puso en duda la legitimidad de Maduro depende de consistencia y aprovechar una ventana de oportunidad. Pero se ha diluido, ¿a dónde va María Corina Machado? ¿Un gobierno paralelo con un dirigente en el exilio? ¿la construcción de una masa crítica que respalde un golpe militar palaciego e inesperado? ¿una operación para capturar a Maduro compuesta por militares disidentes y mercenarios?

Todas opciones que han quedado debilitadas con la salida de González Urrutia, ya que el “exilio” en Venezuela es sinónimo de irrelevancia (y derrota) política. Contra ese fantasma, mucho antes, lucharon sin éxito Leopoldo López y Juan Guaidó.