Baloncesto

El debut olímpico del baloncesto español que frustró la Guerra Civil

La Selección Española masculina ha participado este verano en París 2024 en los que han sido sus decimocuartos Juegos Olímpicos. Podrían haber sido los decimoquintos si España hubiera participado en los de Berlín 1936, pero aquel debut olímpico, con un listado de jugadores ya inscritos oficialmente en la FIBA, quedó frustrado por el estallido de la Guerra Civil

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La Voz, 16 de julio de 1936, página 9

La historia de la Selección Española masculina de baloncesto arrancó en 1935. Fue un arranque tan fugaz como exitoso, porque en apenas cuatro partidos, de los que ganó tres, se proclamó subcampeona de Europa en la fue la primera edición del actual Eurobasket. España sólo perdió la final, frente a Letonia.

Aquel primer Campeonato de Europa se celebró en Ginebra (Suiza) porque en esta ciudad se había instalado la FIBA, fundada tres años antes. Pero también por otra razón: la Federación Internacional había empezado a negociar con el Comité Olímpico Internacional la inclusión del baloncesto en el programa olímpico por primera vez en 1936, y necesitaba llegar a Berlín con un mínimo de experiencia previa en la organización de un campeonato internacional.

El subcampeonato europeo de la primera Selección Española de la historia tuvo unos positivos efectos en lo que se refiere a la promoción y la práctica del baloncesto, la creación de nuevos equipos y clubs y la organización de torneos y campeonatos. Tanto fue el interés que el éxito en Ginebra despertó por el relativamente nuevo deporte, que ya apenas unas semanas después hubo quien proponía a la Federación Nacional organizar una gira de la Selección por todo el país como antesala a su participación a los Juegos Olímpicos de Berlín, una propuesta en la que insistió especialmente el diario deportivo barcelonés El Mundo Deportivo, en cuya edición del 16 de mayo de aquel 1935 apuntó para un año después que una vez terminados los campeonatos regionales y el de España en la temporada 1935-36, que deberán dar fin a lo más tardar a mediados de marzo, para formar la selección para las Olimpiadas de Berlín (a formar seguramente con 12 jugadores) y concentrada con la debida antelación para que los Juegos encuentren a nuestros seleccionados en las mejores condiciones físicas y de conjunto”.

Aquel proyecto, que en realidad habría sido la primera gira de preparación de la Selección, a imagen y semejanza a las que realiza cada verano en la actualidad, podría haber dado un enorme impulso al baloncesto, que nuestros periódicos y revistas denominaban aún basket-ball. Pero no se llegó a celebrar ni España acudió a los Juegos Olímpicos porque el 18 de julio de 1936, apenas dos semanas antes de su comienzo, se produjo la sublevación militar contra la Segunda República, encabezada por el general Franco, que acabó sumiendo a España en tres largos años de Guerra Civil.

Tampoco antes del levantamiento estaba claro que España acudiera a Berlín. De hecho, hubo un momento en que el gobierno de la República anunció su intención de boicotear los Juegos en la capital alemana porque los iba a presidir —y los presidió— Adolf Hitler. A cambio, el ejecutivo republicano decidió apoyar la denominada Olimpiada Popular, programada a partir del 19 de julio en Barcelona, y que lógicamente, tampoco se llegó a celebrar.

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Pese a toda aquella incertidumbre, la Selección estaba aparentemente preparada para acudir a competir a Berlín en el estreno del baloncesto en la historia olímpica. El 5 de julio de 1936, el seleccionador, que seguía siendo Mariano Manent, el mismo que en 1935 en Ginebra, hizo pública una lista de 15 jugadores a apenas un mes vista del inicio de la competición. Fue a través de una nota oficial publicada en varios periódicos, con el titular Basket-ball: Nota del seleccionador nacional. Los convocados eran Pedro Alonso, Emilio Alonso, Claudio Alonso, Augusto Martínez, Manolo Morado, Femando Muscat, Jaime Mayora, Emilio Gil, Pepe Chacel, Jenaro Olives, Luis Fernández, Eduardo Escarpizo, Máximo Arnáiz, Checa y Enrique Torres. Se les convocaba a las 10 de la mañana de ese mismo día, domingo, en el campo del Regimiento número 31 del cuartel de la Montaña de Madrid para un primer entrenamiento. En aquella convocatoria oficial y pública se les advertía de que “la no presentación sin causa justificada será la eliminación del jugador, aparte las sanciones reglamentarias”.

Once días después, el jueves 16, apareció en las páginas del diario La Voz una información con declaraciones de Pedro Alonso, el capitán del equipo. Alonso calificaba de “muy probable” la participación de España en los Juegos Olímpicos, incluso aseguraba que él personalmente ya había firmado su ficha olímpica. “Don Gonzalo Aguirre (el presidente de la Federación) está dando los pasos necesarios para que vayamos”. Además, Alonso conjeturaba con las posibilidades de España en el torneo y se mostraba convencido de la superioridad de las selecciones americanas, como las de Estados Unidos, Canadá y México: “Desde luego, con cualquiera de estos países perderíamos”. También adelantaba la composición final del equipo, que estaría formado por cuatro catalanes (Martínez y Brotons del Patrie y Pons y Tomás del Español), cuatro madrileños (Emilio y Pedro Alonso, Augusto Martínez y Morales del Rayo) y un valenciano (Blanco de la CUM). Estos nombres no coinciden con el documento oficial del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, publicado cuatro días después, en el que la relación de once jugadores españoles la formaban Emilio y Pedro Alonso, Máximo Arnaiz, Jaime Blanco, Ramón Brotons, Fernando Font, Augusto Martínez, Francisco Martínez, Jaime Mayora, Manuel Morado y José Tomás. Pero estaba claro que la Federación no daba por perdidos los Juegos, menos aún a tenor de algún detalle más ofrecido por Alonso en La Voz: “Nos entrenamos por separado, y antes de marchar a Alemania jugaremos en Barcelona un par de partidos con objeto de conjuntar el equipo”.

Pero nada de todo aquello se pudo cumplir. Y los casi tres años de Guerra Civil supusieron dejaron a la Selección sin gira de promoción y sin Juegos Olímpicos, a pesar de que en su documentación histórica oficial la FIBA mantiene el resultado de los dos primeros partidos que tenía programados España en Berlín, frente a Alemania y Estados Unidos, sendos 0-2 por incomparecencia. Al margen de que mantener estos marcadores sea más que discutible, porque no es que España no se presentara a los partidos sino que evidentemente no participó en el torneo, lo que deja patente el archivo de la Federación Internacional es que, cuanto menos, España se había inscrito junto a otros 22 países en el primer torneo olímpico de la historia del baloncesto, cuya final, por cierto, presidió en efecto Adolf Hitler. La disputaron Estados Unidos y Canadá, con victoria estadounidense por 18-9, y se jugó en la pista del al aire del Tennis Stadium, acondicionada para el baloncesto, a pesar de que aquel día llovió, por orden expresa del canciller alemán.

En cualquier caso, tras no viajar a Berlín y los años de Guerra Civil, la Selección subcampeona de Europa quedó sumida en una prolongada inactividad: no se volvió a reunir hasta 1943, y cuando lo hizo fue para jugar sólo seis partidos amistosos en poco más de seis años, tres contra Francia y otros tres contra Portugal, en Toulouse, Madrid (dos partidos), Lisboa, París y Tetuán.

Para su participación en un nuevo campeonato oficial hubo que esperar hasta nada menos que 1950: el clasificatorio para el primer Mundial, al que acudió España y acabó en novena posición. Y para su debut en los Juegos Olímpicos, diez años más, hasta la edición de Roma 1960, en los que finalizó decimocuarta.