Jugar como en la calle

El fútbol tecnológico de academia le hace perder frescura a los jugadores, convirtiendo el juego en algo mecanizado donde cada vez hay menos sorpresa y engaño, menos amagues de los que pedía Michel a sus jugadores en aquella charla en Sevilla

Foto: Web TimeOut
Foto: Web TimeOut

Fue en agosto del año pasado. Era la tercera jornada de liga y el Girona visitaba al Sevilla. En la primera pausa para la hidratación, el entrenador del Girona, Michel Sánchez, reunió a sus jugadores y les dijo: “Nos tiene que durar el balón más tiempo. Hay que quedárselo, hay que tener personalidad. Dos toques mínimo por jugador. Jugad como en la calle, amagar, amagar…”.

Aquellas palabras llamaban la atención por ir a contracorriente del típico discurso de los entrenadores, que llenan de precauciones defensivas y miedos a sus jugadores, mientras que Michel les invitaba a atreverse a jugar, a tener la pelota. Era una clara declaración de intenciones de lo que quería ese equipo, que ganó 1-2 aquel partido y completó una temporada extraordinaria, terminando en 3ª posición y clasificándose por primera vez en su historia no sólo a una competición europea, sino concretamente a la Champions League.

“Mi idea es potenciar al futbolista y no minimizar el riesgo, no coartarle, que sea cada vez más protagonista”, declaró Michel sobre su concepto del juego.

Y lo que quería lo ha plasmado en un Girona valiente y ofensivo, plagado de jugadores prácticamente desconocidos que gracias a la forma de jugar de su equipo han alcanzado un excelente nivel y notoriedad, como es el caso del centrocampista Aleix Vidal (que ha fichado por el Bayer Leverkusen), el extremo Savinho (incorporado al Manchester City), el goleador Dovbyk (que acaba de fichar por la Roma) y varios jugadores más que aún continúan en el equipo, como el carrilero Miguel Gutiérrez y el extremo Tsygankov.

Sin duda, la clave para haber logrado el nivel de las últimas temporadas ha sido que el entrenador, lejos de llenar de miedos a sus jugadores, les ha alentado para sacar lo mejor de sí mismos, aportándoles conceptos técnicos y tácticos a favor de sus cualidades.

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La importancia de tener un proyecto

Los dirigentes de los clubes suelen hablar del proyecto que tienen, pero eso, en relación a los entrenadores, suele ser falso.

Cuando contratan a un entrenador lo hacen por ser el más famoso o el más barato que han encontrado, si no es por la insistente recomendación de un representante. Casi nunca es porque conocen su forma de entender el fútbol, su manera de entrenar, su capacidad para potenciar a los jugadores o su idea de trabajo con la cantera.

En el caso del Girona no fue así. Eligieron a Michel porque su idea de fútbol encajaba con lo que querían para el club, y así ocurrió que cuando en su primera temporada el equipo estaba en descenso en segunda división los dirigentes no hicieron lo que hubiera hecho la mayoría (despedirle), sino que confiaron en él porque veían que el equipo jugaba bien. El Girona acabó la temporada en puestos de play-off y terminó ascendiendo a primera división.

En su primera temporada en la categoría, el equipo de Michel, con el presupuesto más bajo de todos los clubes, terminó en un muy meritorio 10º puesto, para lograr un extraordinario 3º puesto en la temporada pasada, pese a tener el segundo presupuesto más bajo de los veinte clubes de primera.

Es un merecido premio para un club que apostó por una forma de jugar, que mantuvo a su entrenador en los peores momentos en segunda y que le dio continuidad en primera. Cuando hay un buen criterio y se le da continuidad al proyecto es más probable que las cosas salgan bien.

Otros ejemplos

Pese a que el discurso hegemónico dice que los clubes modestos no pueden ser protagonistas y están condenados a jugar replegados, cada temporada aparece algún equipo en alguna liga que contradice esa idea, con un entrenador valiente que tiene sensibilidad y capacidad y con jugadores que creen en su idea y la plasman con convicción.

En España, además del Girona, ha habido otros ejemplos de clubes modestos que han demostrado a lo largo de la historia que se puede jugar bien y obtener buenos resultados.

Son muchos protagonistas del mundo del fútbol quienes advierten desde hace años de lo pernicioso que es el modelo actual, donde a los jugadores, desde que son pequeños, se les coarta su creatividad y se les llena de obligaciones y una rigidez táctica que va en perjuicio de sus capacidades y del juego

Por ejemplo, el Tenerife de Jorge Valdano y Ángel Cappa, que en los primeros años 90 lograron salvar al equipo del descenso para después alcanzar un 5º puesto que supuso la primera clasificación europea en la historia del club.

También el Rayo Vallecano de Paco Jémez, que tuvo varias buenas temporadas en el club, logrando en 2013 un 8º puesto que es la mejor clasificación liguera de su historia.

Más recientemente y en el mismo club, es destacable el trabajo de Andoni Iraola, que subió al equipo a primera y logró mantenerlo en mitad de tabla dos temporadas consecutivas.

El fútbol pierde la calle

Son muchos protagonistas del mundo del fútbol quienes advierten desde hace años de lo pernicioso que es el modelo actual, donde a los jugadores, desde que son pequeños, se les coarta su creatividad y se les llena de obligaciones y una rigidez táctica que va en perjuicio de sus capacidades y del juego.

Cafú, uno de los mejores laterales derechos de la historia, dijo que “el fútbol en la calle se está perdiendo por culpa de la tecnología. Ahora el fútbol es monótono y robotizado. Se está perdiendo la esencia y eso perjudica al espectáculo”.

Oliver Bierhoff, histórico goleador, mánager y director de selecciones del fútbol de Alemania entre 2004 y 2022, declaró que “no salen suficientes futbolistas de calidad porque el entrenamiento se ha formalizado demasiado. Necesitamos espacio para los individualistas, incorporar de nuevo el juego callejero y con él la creatividad y el disfrute de nuestros jugadores”.

En definitiva, el fútbol tecnológico de academia le hace perder frescura a los jugadores, convirtiendo el juego en algo mecanizado donde cada vez hay menos sorpresa y engaño, menos amagues de los que pedía Michel a sus jugadores en aquella charla en Sevilla.

Siempre el coraje es mejor

“Sueño con que el Girona de Michel sea recordado por lo bien que jugaba”, declaró el propio entrenador el año pasado.

No hay ningún modelo que garantice el éxito y la historia ha demostrado que se gana y se pierde de muchas formas, pero en todo caso sí se puede decir que cuando un equipo intenta jugar bien y se le da continuidad, tiene más opciones de logar buenos resultados, y si no los consigue al menos le quedará la satisfacción de haber intentado dar lo mejor que tiene.

Y es que, como dijo Jorge Luis Borges en su `Milonga de Jacinto Chiclana´ (musicalizada por Astor Piazzolla), “siempre el coraje es mejor, la esperanza nunca es vana”.