La Razón da voz al hijo del creador de la cruz gigante de Cuelgamuros, quien amenaza con una guerra civil si la tocan

Juan de Ávalos Carballo, de 83 años, advierte que cualquier intento de destruir la cruz del Valle de Cuelgamuros podría desencadenar un nuevo conflicto en España, evocando la Guerra Civil

A. Pérez Meca / Europa Press / ContactoPhoto
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Juan de Ávalos Carballo, hijo del escultor de la cruz gigante del Valle de Cuelgamuros ha sido recientemente entrevistado por La Razón, donde lanzó una grave advertencia "Si quieren una revancha de la Guerra Civil no tienen más que tocar esta cruz". Estas palabras, cargadas de amenaza, sugieren un posible conflicto violento en respuesta a cualquier intento de alterar o destruir el monumento, palabras que generan tanto odio, como preocupación a leerlas.

Ávalos Carballo ha declarado que cualquier intento de destruir la cruz que corona el Valle de Cuelgamuros podría tener consecuencias graves

Ávalos Carballo, de 83 años, ha expresado su profundo descontento con el estado actual de Cuelgamuros, calificándolo de "decadente". Según él, los elementos escultóricos del monumento, incluidos los Evangelistas, "se caen a trozos, literalmente", y denuncia la "indiferencia de unos y otros ante la destrucción del patrimonio de los españoles y de la humanidad". Para Ávalos, la falta de mantenimiento del monumento es un símbolo de la "desidia" de las autoridades, a quienes acusa de permitir que se degrade un sitio que considera excepcional y representativo de la historia y la cultura española.

No obstante, su discurso va más allá de una simple preocupación por la conservación del patrimonio. Ávalos Carballo ha declarado que cualquier intento de destruir la cruz que corona el Valle de Cuelgamuros podría tener consecuencias graves. "Estoy absolutamente convencido de que habrá mucha gente que, si se intenta volar esta cruz, la defenderá con su vida", afirmó, advirtiendo que "si se quiere intentar una revancha de la Guerra Civil, no tienen nada más que tocar la cruz".

Estas declaraciones son preocupantes, no solo por su tono beligerante, sino porque evocan la posibilidad de un conflicto violento en un país que ha luchado por dejar atrás las heridas de la Guerra Civil. El Valle de Cuelgamuros, construido por orden de Francisco Franco y destinado a ser un lugar de reconciliación, ha sido durante décadas un símbolo de división en España. Las recientes iniciativas para resignificar el espacio, alejándolo de su pasado franquista, han avivado el debate sobre su futuro, pero la amenaza de un nuevo conflicto civil es tanto alarmante como irresponsable.

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Ávalos Carballo justifica sus palabras comparando la posible destrucción de la cruz con otros actos históricos de destrucción de monumentos. "Esto lamentablemente lo hemos sufrido hace poco con los islamistas destruyendo Palmira. Siempre hay mala gente que quiere intentar cambiar la historia, pero es imposible", comentó. Sin embargo, utilizar la preservación del patrimonio como justificación para amenazas de violencia no solo es contraproducente, sino que también minimiza la complejidad y las sensibilidades en torno a la memoria histórica en España.

"Cuelgamuros podría convertirse en un verdadero símbolo de reconciliación si se aborda su futuro con sensibilidad y responsabilidad"

El discurso de Ávalos también resalta una percepción de ataque constante contra su legado familiar. "Estamos muy acostumbrados ya en casa a las agresiones", afirmó, recordando la voladura del "Ángel de Valdepeñas", otra obra de su padre, en 1976. Para él, estos actos son parte de un patrón más amplio de destrucción cultural, pero su insistencia en que cualquier intento de modificar el Valle de Cuelgamuros podría desencadenar una guerra civil es irresponsable y peligrosa.

En una sociedad que se esfuerza por construir un futuro en paz y convivencia, es fundamental que el debate sobre Cuelgamuros se lleve a cabo en un marco de diálogo y respeto. Los tiempos de la Guerra Civil dejaron profundas heridas en España, y revivir ese dolor con discursos incendiarios solo contribuye a la polarización y el resentimiento. En lugar de amenazar con un conflicto, es necesario buscar soluciones que reconozcan el valor histórico del monumento sin ignorar las sensibilidades de las víctimas.

Cuelgamuros podría convertirse en un verdadero símbolo de reconciliación si se aborda su futuro con sensibilidad y responsabilidad. Pero las palabras de Juan de Ávalos Carballo, que evocan un conflicto, son un recordatorio de lo importante que es evitar el lenguaje de la violencia que tanto daño causó en el pasado. Si España quiere avanzar, debe hacerlo dejando atrás las amenazas y enfrentando su historia con el respeto y la dignidad que merecen todas sus víctimas.