Odio, prejuicio y conspiranoia en el Ayuntamiento de València

La alcaldesa de València, María José Catalá — Jorge Gil / Europa Press
La alcaldesa de València, María José Catalá — Jorge Gil / Europa Press
Miles de personas que somos la València con coraje para reclamar nuestro derecho a existir y ser, y que les avanzo, no estamos dispuestas a dar pasos atrás sino saltos hacia una ciudad mejor

“El ayuntamiento no pone banderas en el balcón, pero no por el Día del Orgullo; no lo pone el día de la ELA, ni el día del alzhéimer, ni el día del cáncer”, dijo esta semana pasada María José Catalá, alcaldesa de València. Tras esta evidente traición del subconsciente, ya sea porque piense que ser homosexual o trans es una enfermedad, o por la incapacidad para entender las distintas formas de ser, y tras un más que notable revuelo que montamos quienes la escuchamos y nos llevamos las manos a la cabeza, Catalá acabó reculando, eso sí, a su manera. Su manera: “no soy homófoba”, y “a quien diga que he comparado a las personas LGTBI con enfermos… …tendrá que asumir sus responsabilidades”, es decir, ni disculpas ni nada parecido, chulería y amenazas. No cuesta tanto asumir un error, es humano errar y es humano escuchar, pedir disculpas y abrirse a nuevas ideas. Es más, asumir un error de forma sincera, disculparse y abrirse a escuchar a los demás te hace mejor persona.

La realidad es que tal y como las redes sociales se han encargado de recordarle a Catalá, el balcón del ayuntamiento (ella gobernando) sí ha lucido simbología en los días internacionales de algunas graves enfermedades. Es decir, no solo destila odio y prejuicio, sino que además miente. Marca de la casa del PP de València.

Podría haber quedado todo ahí (que no era poco), pero el PP, que desconoce la tradición católica que dice defender como la confesión, el dolor de sus pecados y el propósito de enmienda, siempre puede profundizar más en sus delirios. Esta semana también hemos conocido unos audios del Secretario Autonómico de Diversidad, Stephane Soriano, que con modos autoritarios e intransigentes se vanagloriaba de que “le han quitado ya (a Lambda) el convenio la Diputación y de la Generalitat que no esperen nada”. “Nosotros ya hemos dicho que se apañen, que hagan su vida y ya está, pero que no nos pidan nada a las administraciones, que no vamos a dar nada”. Mano dura con Lambda, cariñitos a la fundación de “onvres” maltratados y subvenciones a los toros. ¡Olé!

En el Pleno de Les Corts la Consellera de Igualdad dijo sobre la manifestación del Orgullo que era la “celebración del insulto” y elogió el acto del Orgullo organizado por el Ayuntamiento de María José Catalá. Un Orgullo que intentaron patrimonializar, o parasitar más bien, como hacen siempre. Fue un acto del PP para el PP, un acto al que solo fueron ellos, y que dicen fue “sin consignas y sin sectarismos”. Vaya forma de manifestarse ésta de manifestaciones sin consignas… Un consejo: cuando oigan a alguien de derechas o izquierdas lanzar a otros la palabra sectarismo, tradúzcala, lo que quiere decir es que o se hacen la cosas como a ellos les da la gana o no les gusta el juego y entonces, claro, todo es sectarismo.

Si esta destilería de odio y prejuicio no fuera suficiente, el viernes Juanma Bádenas (VOX), ocioso concejal ultra del gobierno municipal de María José Catalá, bramó en el pleno con una medieval defensa de las unidades de convivencia “naturales”, con la conspiranoia de la Agenda 20  30 y con la doctrina trans y la doctrina cis como sinónimo del mal, (nada más y nada menos). Todo ello sin que la alcaldesa ni siquiera le pusiera un pero. Lo que parece agradarles más a estos ultras son las unidades de convivencia de antaño, esas que representa su jefe el diputado Carlos Flores Juverías, condenado por maltrato psicológico a su ex mujer en lo que hoy todo el mundo identifica como violencia machista.

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La violencia política, el odio y la mentira se han instalado en el Ayuntamiento de València y nadie asume responsabilidades por sus palabras. También se ha instalado el negacionismo y la conspiranoia. No engañan a nadie, han venido a eso, a por los derechos LGTBI y a por los derechos feministas. Han venido a imponer su ideario nacional ultracatolicista y por eso es tan importante no dar los pasos atrás que el PSOE y sus socios están consintiendo.

El primer golpe lo dieron aliándose con el PP contra la Ley del Sí es Sí con la inestimable colaboración de la progresía mediática, dejando sola a Irene Montero y con la abstención inexplicable en primera ronda del “valencianismo progresista”. Entonces no existía el lawfare y señalar a los jueces como fachas con toga era pecado mortal. Después vino el veto en las listas y como ministra a Irene Montero, (“un fusible quemado”), y el triunfo de las posiciones terfas de Carmen Calvo en el Ministerio de Igualdad nombrando a personas que hablan del borrado de la mujer para atacar las políticas trans. Esta misma semana hemos oído a Araceli Martínez (PSOE Guadalajara) felicitar el Orgullo a quienes luchan “sin menoscabar los derechos de las mujeres” en referencia al borrado de la mujer, argumento que utiliza igual el PSOE y la ultraderecha. Otro ejemplo de paso atrás es el voto en contra del cupo laboral trans (del 1%) de Vox, PP, PSOE y Sumar. ¡Oh sorpresa! ¿Alguien recuerda eso de la izquierda votando con la derecha? ¿Alguien recuerda el discurso de la pinza de hace algunos meses por el subsidio al desempleo?

Frente a la derecha hay que seguir dando pasos hacia delante. Siempre ha ocurrido que ante avances en derechos hay una reacción, pero lo que no es de recibo es que ante la reacción retrocedamos posiciones y cedamos nuestras trincheras ganadas a base de sudor, frente al disciplinamiento político, mediático y social, con brutales persecuciones y dolor en muchas ocasiones. Vamos cargadas de la razón fundamentada en los Derechos Humanos, el sencillo derecho a ser iguales y ser libres, el nuclear derecho a ser y existir tal como somos.

En València nos quedan tres años de gobierno ultra. Nos quedan tres años de sufrir las formas y las políticas del PPVOX. Este viernes la sociedad valenciana les contestamos con una multitudinaria manifestación del Orgullo, con alegría pero con la conciencia clara de que muchos derechos están en peligro en València. Miles de personas que somos la València con coraje para reclamar nuestro derecho a existir y ser, y que les avanzo, no estamos dispuestas a dar pasos atrás sino saltos hacia una ciudad mejor.