Bertín Osborne y la cultura según PP y Vox

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Extraño animal es la cultura cuando cae en manos del PP y de VOX. Se piensa uno que los del PP y Vox se pasan todo el día leyendo a Fernando Savater y Andrés Trapiello, quizá los únicos referentes culturales algo letrados de nuestra derecha

A Trapiello se le recordará, más que por su excesivamente extensa obra, por sus epigramas políticos: “Al lado de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, Antonio Tejero y Miláns del Bosch parecen hombres de honor”. Y es que para nuestra derecha de toda la vida es menos sedicioso sacar pistolas y tanques que urnas.

Savater, cuando no está fusilando a André Maurois (El jardín de las dudas), dispara al electorado con balas dialécticas de cabra de la legión: “Yo creo que hay que salvar evidentemente la democracia, y para eso lo primero que hay que hacer es librarse de Pedro Sánchez”, dijo el filósofo tras largas meditaciones hace no mucho en la Antena 3 de Ana Rosa, que es donde meditan nuestros más selectos epistemólogos desde que concluyeron que la filosofía no te da para caviar.

En todo caso, como intelectuales de nuestro neofascismo, ni Trapiello ni Savater dan la talla. Por escribirlo finamente, digamos que manejan demasiado bien la ortografía.

Quien realmente nos representa culturalmente a la guapa gente de derechas es Bertín Osborne, adalid del toro ontológico, poeta del puro y el coñá, trovador de las braguetas desbocadas, rico de cuna y pobre de mente. No se puede pedir más patriotismo.

Toda la propaganda neofascista que propala Bertín en televisiones públicas y privadas no parece, paradójicamente, calar en el infradesarrollado cerebro de los españoles.

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Como sabéis, desde que PP y Vox dominan la casi totalidad de municipios españoles, y sus concejalías de cultura, se han anulado o censurado, según se mire, obras de teatro de Virginia Woolf o de Lydia Cacho; me suena que se cargaron más de una Lisístrata (feminismo contra la guerra) porque bajo las barbas de Aristófanes intuían a Irene Montero; han negado una plaza madrileña a Almudena Grandes porque se la merecen más los caídos hitlerianos de la División Azul, y hasta se cargaron una representación de la obra Qué difícil es porque los actores aparecían en calzoncillos largos: "No es del gusto del público”, se justificó la manchega concejala de cuyo nombre no quiero acordarme.

Arruinando a compañías y elencos a los que cancelan espectáculos firmados, nos niegan el acceso a autores grecolatinos, que de algo tienen que vivir, del siglo de oro, del 27, yo qué sé, y la oferta cultifacha sustituye a Aristófanes y Lorca por Bertín Osborne y el grupo Taburete.

Para los que nos estéis muy subsumidos en la alta cultura contemporánea, os informaré de que el grupo Taburete es la banda del hijo de Luis Bárcenas, el tesorero del PP al que le pillaron 46 millones despistados en una cuenta Suiza. A Bárcenas le concedieron la condicional porque había encontrado trabajo: contable del grupo de su hijo.

Desde el encarcelamiento de Bárcenas, miríadas de ayuntamientos del PP empezaron a contratar a estos presuntos músicos multiplicando su caché hasta por cinco. Con Bárcenas de contable, si compras un disco de Taburete empieza escuchando la cara B, que seguro que es la más afinada.

A Bertín, sin embargo, las pepemusas parecen haberlo, injustamente, abandonado. El otro día dio un concierto en Valencia, donde el PP gobierna con el apoyo de unos concejales de Vox que, a cambio de no tener competencias, reciben un sueldo de 80.000 euros. La austeridad considerada como una de las bellas artes.  

Pues al concierto de Bertín no fue ni dios, y al par de canciones canceló la actuación quejándose de la calidad del sonido y de las luces. Cómo se va a quejar de la iluminación un hombre con menos luces que una bombilla de cinco watios. Algo tenía que ir muy mal.

Y es que Bertín, por elegancia, no lo dijo: pero PP y Vox tendrían que haber movilizado a sus masas valencianas para llenar el escenario. Qué menos, por la cultura española.

Las derechas españolas son tan ignorantes que ni siquiera apoyan a sus ignorantes. Así nos vamos a creer que los artistas fascistas “no son del gusto del público”, por mucho que les pagues. Aunque también se podría maliciar que los artistas fascistas tampoco “son del gusto” de su arte. Quid pro quo. Pobre Atenea, diosa de la inteligencia y la guerra, y que va perdiendo ambas batallas.

Toda esta errática disertación me deja un epílogo barato: si los conciertos de Bertín y Taburete se quedan vacíos, es que el pueblo español es más inteligente y culto que sus urnas. ¿Alguien dice amén? Es que me pasa como a Bertín, que ya no tengo a nadie para pedirle que me sujete el cubata.