Se acabó, bajemos los alquileres

Dani Gago
Podemos decir que gracias a la inacción del Gobierno, se está consiguiendo que uno de los principales problemas que podemos estar teniendo en nuestro país se convierta en el principal conflicto

Hay voces que aseguran que la Ley de Vivienda nació muerta y que no va a suponer cambios. Es lo que estamos viendo cada día en un país donde se ha multiplicado por cuatro la cifra de desahucios por impago de la hipoteca. Es lo que estamos viendo en un país donde la mayoría de la gente joven no tienen opciones realistas en el mercado de la vivienda.

El problema de la vivienda es la segunda preocupación de la ciudadanía y el 38 % de las personas siente ansiedad por perder su hogar, según un estudio de GAD3. Cuatro de cada diez personas tienen ansiedad porque no sabe dónde podrá vivir o si podrá pagarlo. Mucho se habla últimamente de salud mental sin centrarse en los orígenes de los problemas que nos llevan a padecer ansiedad o depresión y que pasan por cubrir las necesidades más básicas y materiales de una sociedad. Esos derechos o principios rectores que decoran una Constitución vacía.

El problema de la vivienda por tanto es estructural y hay que intervenir inmediatamente el mercado inmobiliario

El problema de la vivienda por tanto es estructural y hay que intervenir inmediatamente el mercado inmobiliario, no ser tibios como la ministra de Vivienda, que nos ha pedido esperanza a los inquilinos y solidaridad a los caseros, como si con palabras se pudiera cambiar una realidad que está siendo una tragedia para mucha gente. No sé si sabe la ministra que la esperanza no nos hace llegar a final de mes y pagar el alquiler. La única solidaridad que conozco, señora ministra, es la de la vecindad organizada haciendo frente a su mentalidad especuladora y rentista.

La realidad es que la mayoría de las personas que viven de alquiler en Madrid y Barcelona no podrán comprar una vivienda y esa situación permanecerá con las desigualdades económicas y la vulnerabilidad social. Son conclusiones extraídas del estudio "De propietarios a inquilinos. Informe sobre la creciente desigualdad en el acceso a la propiedad". Del mismo sale un titular bastante espeluznante: el 70 % de los inquilinos e inquilinas de Madrid y Barcelona no espera heredar una vivienda, situación que llevará a más personas mayores a continuar en alquiler y empobrecerse.

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Podemos decir que gracias a la inacción del Gobierno, se está consiguiendo que uno de los principales problemas que podemos estar teniendo en nuestro país se convierta en el principal conflicto, como pudimos ver ayer en las calles de Madrid y en distintas movilizaciones del Estado español. También lo hemos visto esta mañana cuando la vecindad del barrio madrileño de Carabanchel organizada con el sindicato de vivienda ha parado el desahucio de Ana María. Gracias a la movilización popular se está consiguiendo que empiecen a temblar los sillones de los poderosos y la estabilidad de un Gobierno cada vez más tambaleante. Los movimientos sociales tienen la clave para acabar con el rentismo porque desde las Instituciones están haciendo caso omiso de nuestras peticiones.

Necesitamos presionar en las calles para que los grupos políticos se hagan cargo de nuestras exigencias

Necesitamos presionar en las calles para que los grupos políticos se hagan cargo de nuestras exigencias. Los movimientos sociales han puesto en marcha movilizaciones y una huelga de alquileres convocada por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos. Ello recuerda a la huelga que se produjo en la Barcelona del siglo pasado, en 1931, donde dos de cada tres familias la secundaron sumando un total de 100.000 personas.

Algunas de las soluciones según expertos en la materia pasan por la construcción de vivienda pública y replicar el modelo de Viena, algo que no parece estar en la agenda ni en las preocupaciones de los dirigentes. Por otro lado es importante y urgente meter mano a los grandes propietarios y grandes fondos que acaparan el parque inmobiliario. Por su parte, la ministra de Vivienda debe dejar de pedir solidaridad a los caseros y hacer política subiendo los impuestos a los grandes propietarios. Además, la especulación con el suelo es el mayor mal y debe frenarse de inmediato, por lo que habría que poner un impuesto al mismo. Otras soluciones pasan por la intervención directa del mercado, la redirección del patrimonio público y la expropiación y recuperación de los 60.000 millones de euros que nos robó la banca.

La ley de vivienda nació muerta y la organización popular es lo que garantiza que no se produzcan desahucios cada día. Solo el pueblo salva al pueblo es mucho más que un eslogan.