El que pueda hacer, que haga

Manifestación en la zona de Ferraz, sede del PSOE — Dani Gago / Madrid
Queriendo o sin querer la derecha involucionista arroja al PSOE fuera del consenso monárquico del 78

El bloque reaccionario conforma estos días de noviembre, previos a la investidura de Pedro Sánchez, el modo en que va a practicar la oposición al gobierno y al bloque democrático en la próxima legislatura. Si la pasada el PP y Vox construyeron su discurso sobre la premisa de que el gobierno de coalición era un okupa ilegítimo, en ésta darán una vuelta de tuerca, lo están dando, para acusar al gobierno de ilegal por anticonstitucional. El “a por ellos” que iluminó Felipe VI el 3 de octubre de 2017, al que se apuntó el PSOE, ha devenido en "el que pueda hacer, que haga" instigado por José María Aznar.

Si la premisa para el acuerdo entre el PSOE y el independentismo, la ley de amnistía, es, como acusan desde el bloque reaccionario, ilegal, entonces Sánchez sería un presidente impostor y su gobierno fruto de un golpe de estado. La algarada callejera con violencia verbal y física, frente a las sedes del PSOE y las subdelegaciones del gobierno, con amenaza de tomar el Congreso, retransmitida en directo en la red X, es el plasma ideológico en el que Vox y el ayusismo tienen confinado al Feijóo. La central nuclear en la que está el reactor ultra derechista se llama monarquía. ¿Hay derecha de estado democrática? Pinta que no.

Con todo, la ultra derecha volcada en la revuelta callejera y en las manifestaciones convocadas por el partido popular, crea las condiciones para llevar al PSOE con apoyo de su militancia a un punto de no retorno respecto del régimen del 78, al tiempo que refuerza el voto favorable a la investidura de las fuerzas de izquierdas y soberanistas del bloque democrático. Queriendo o sin querer la derecha involucionista arroja al PSOE fuera del consenso monárquico del 78.

La segunda, la cuestión territorial en la que las izquierdas plurinacionales y soberanistas habrán de trabajar una alianza republicana entre pueblos, frente al pacto entre elites en el que todas las derechas y el capital se mueven como pez en el agua

Habrá investidura, si no hay males mayores como un golpe de estado. Nos adentraremos en una legislatura sin mayoría parlamentaria para sacar adelante propuestas sociales y de equidad económica y fiscal. Dos serán las claves políticas de la legislatura. La primera, la necesidad del bloque democrático de avanzar en la profundización democrática.

Democratizar RTVE, renovar el CGPJ, cambiando la ley, derogar la ley mordaza, reducir plazos en la ley de secretos oficiales, prohibir el espionaje político del CNI, legislar para que el acceso a la judicatura no sea endogámico de clase, democratizar los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, avanzar en derechos feministas, abordar la transición ecológica, son campos de acción política viables.

Nada de esto sería posible sin suscriptores

La segunda, la cuestión territorial en la que las izquierdas plurinacionales y soberanistas habrán de trabajar una alianza republicana entre pueblos, frente al pacto entre elites en el que todas las derechas y el capital se mueven como pez en el agua. En España, además de desigualdad de clase y de género, hay desigualdad territorial. La lucha contra esta última impedirá que sea aprovechada por la derecha con sus falsarias consignas de igualdad entre territorios. Así que, el que pueda hacer, que haga.