Sumar y su liderazgo, Sumar y su bucle infinito

Eduardo Sanz / Europa Press / ContactoPhoto
Eduardo Sanz / Europa Press / ContactoPhoto
La cuestión no empezó tras el recuento de votos de las pasadas elecciones al Parlamento Europeo…

El tema venía de antes, solo que ahora, a Sumar, se le han empezado a ver todas las costuras y las grietas. Lo que parecía un liderazgo fuerte, sólido e incuestionable, ahora se encuentra bajo la lupa de quienes la auparon como máxima dirigente en el espacio a la izquierda del PSOE. Yolanda Díaz bajo sospecha, Sumar bajo mínimos.

Y entonces, ¿qué esperaban que pasase después de los resultados del 9J?

¿Si los socios de la coalición se ven decepcionados por lo obtenido, qué reacción cabría?

Desencanto y desilusión. Y añado: Tensión y confusión que pudo verse públicamente no solo a través de las redes sociales a pocas horas de conocerse los escrutinios, sino en todo el ecosistema mediático progresista que parece haberles soltado la mano.

Aquella noche parecía que los cuchillos largos asomaban para encontrar a sus destinatarios y destinatarias, reflejando en sus hojas los fallos cometidos en la estrategia seguida, aunque previamente planificada. Aquella noche. Sí, en la que pudimos ver a los perfiles más destacados de los partidos que integran Sumar buscar responsabilidades como si no hubiese un mañana. Solo que a veces las cosas pueden salir mal y todo el mundo lo ve.

La falta de comunicación, las decisiones unilaterales y la gestión centralizada parecen ser las principales causas del descontento. Pero también la elaboración de las listas electorales supuso más de un “dolor de cabeza” para Yolanda Díaz y parte de la dirigencia de la coalición de partidos. El nombramiento de Estrella Galán, una candidata prácticamente desconocida -según el sondeo de 40db- y sin vinculación previa al espacio, no ha sido un asunto menor, más bien todo lo contrario. Sin dejar de atender el relego a la cuarta posición del candidato Manu Pineda. La pregunta, clave en toda esta historia vuelve a aparecer para reformular el bucle infinito:

¿Y qué pretendía la Ministra de Trabajo?

Cuando demuestras que tus decisiones han sido poco acertadas sembrando incertidumbre en un electorado que se autodefine como de izquierdas, no se puede cosechar otra cosa más que problemas internos, bandazos, mostrar las costuras y ver de qué te disfrazas al día siguiente, o al otro.

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Por otro lado, y, aunque la hegemonía mediática se empeñe en invisibilizar el resultado nada desdeñable de Podemos y de la candidatura encabezada por Irene Montero, pareciera que ha hecho que las aguas en Sumar se agitaran de forma abrupta, generando un oleaje poco favorable a Díaz y sus socios. Las elecciones europeas han venido a demostrar que la formación encabezada por Ione Belarra representa casi la mitad de la base electoral del espacio a la izquierda del Partido Socialista y, este dato relevante, pone aún más foco en las heridas que Sumar ya no puede ocultar.

Y si las aguas se remueven o, como dice el dicho, a río revuelto, ganancia de pescadores del PSOE. Esto último, más la falta de una táctica clara para diferenciarse de su socio en el Consejo de Ministros, “sumado” a los conflictos internos, han generado una factura demasiado grande a Yolanda Díaz y al movimiento.

¿Pero cómo afrontar ese coste?

Quizá sea demasiado pronto para responder, o quizá ya sea demasiado tarde para identificar los errores en la planificación y la estrategia. Sumar tiene un gran desafío por delante, o se consolida como una fuerza estatal, o deberá reinventarse en una plataforma electoral para fuerzas de ámbito territorial, reduciéndose a una “mesa” confederal donde los partidos toman las decisiones, como ya existiera en el espacio de Unidas Podemos.

Si las dificultades persisten, los de Díaz corren el riesgo de convertirse en otro ejemplo de fuerza política que se diluye en el panorama político español, como ya ocurriera con Ciudadanos.