Ni ladran ni cabalgamos

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Eva y Francho, madre y padre de dos chavales antifascistas
Mientras Javitxu y sus compañeros están en prisión por querer un mundo más justo, los que quieren que volvamos al siglo X antes de Cristo o más allá campan por libre frente al Congreso, pululan por la Feria del Libro (sin comprar un libro) y echan de menos cazar ratas para tirárselas al jardín de Irene y Pablo mientras sus hijxs juegan al escondite inglés

Francho y Eva, Eva y Francho.

Padres y madres de dos chavales antifascistas. Uno en la cárcel en Zaragoza (Javitxu). Otro (Adri) se ha librado de ella (en el último minuto) gracias a la aprobación de la Ley de Amnistía. Comido por servido.

Los 6 de Zaragoza. Adri no está solo. Habréis escuchado las dos campañas en algún medio alternativo como este. 

Como en su día escuchamos la de Altsasu. La que puso a una madre (Bel) en el Congreso de las Diputadas.

Siempre lo digo, cuando conoces a los padres de alguien te haces una idea precisa de cómo son los hijos.

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Yo he conocido a Francho y a Eva (a Antonio también) y son para comérselos. Gente con valores, seres muy humanos 24/7 (como se dice ahora).

Educaron a sus hijos en el antifascismo. En las sobremesas familiares donde se habla de cómo ayudar al que tiene un problema, además de comentar la última peli los hermanos Coen.

Aclaremos de saque que el antifascismo no es una enfermedad rara a extinguir por más que los medios de comunicación de la cloaca se empeñen en silenciar todos estos casos.

Para ellos Francho no existe, Eva no existe. Pero ya lo dijo Benedetti: El Sur también existe.

Lo descubrió Saramago en Lanzarote también. Hemos perdido el norte pero no vamos a permitir que nos arrebaten el sur.

No ladran, muerden. No cabalgamos, vamos un rato a pie otro andando. Esa es nuestra cruz antifascista.

El Fascismo no es lo opuesto del Comunismo. No confundir, please. Que esta pantalla la deberíamos haber pasado al menos hace más de 140 años.

Capitalismo como opuesto del Comunismo… igual cuela.

Anarquismo como caos: tampoco cuela.

El antifascismo estaba en cada mochila aliada durante el cacareado desembarco de Normandía. El antifascismo estaba en la lista de Schindler, y en otras listas menos famosas que lograron sacar a niños y niñas de Praga a Londres, por ejemplo.

Estuvo también en cada milímetro del guetto de Varsovia y en los 186 peldaños de la escalera de la muerte en Mauthausen.

El antifascismo estaba en el entierro del apartheid en Suráfrica y en la despedida de Nixon en helicóptero desde la pradera de la Casa Blanca

Estuvo en cada palabra mecanografiada de Woodward y Bernstein durante el Watergate.

Estaba en la foto de la niña del napalm y por supuesto en la niña del napalm. Vietnam no te olvidamos.

Antifascismo rebosaba Rosa Parks cuando quiso sentarse en la parte del autobús que más le gustaba. Y beber agua en la misma fuente que el resto del planeta.

Antifascismo hubiera sido que Lorca se hubiera podido subir en un autobús junto a Machado y Hernández camino a Francia. Una escapada digna.

Antifascista.

Que las trece rosas fueran trece ancianas comunistas que hubieran jugado al parchís con mi madre, en la residencia.

Que Martin Luther King hubiera podido seguir teniendo sueños hasta morir en su propia casa, en Atlanta, acompañado de su gente. No en un motel de carretera. Un motel de mala muerte.

Que Serrano Súñer hubiera pagado por todo lo que hizo y hubiera terminado en un cárcel en Estremera o Lledoners y no se paseara por el parque del Retiro en los años 80, como si nada.

Antifascismo.

Que los pocos que pudieron sobrevivir en Mauthausen/Gusen hubieran podido volver a su país y trabajar de lo que más les gustara.

En una república, antifascista, of course.

Que desenterrar a nuestros fusilados por defender a una república no fuera un trabajo de hormiguitas.

Los cero euros de M punto Rajoy. La cero atención de ZP o Pedro Sánchez a nuestros muertos, sus muertos. Ahí siguen, por miles.

Complicidad con el fascismo reinante.

Antifascismo hubiera sido que el PSOE de Felipe hubiera perdido en Suresnes.

Que no hubiera sido atado y bien atado en Langley (Virginia) o donde fuera atado. Berlín quizás. SPD mon amour.

¿Dónde está Andreu Nin? ¿Qué hace Julian Assange encerrado?

Antifascismo hubiera sido que Yolanda González fuera ahora profesora de universidad junto a Enrique Ruano. Que Salvador Puig Antich estuviera viendo hoy la Eurocopa desde su casa, mirando al mar.

Que Durruti hubiera terminado en Sierra Maestra y más allá.

Antifascismo hubiera sido que nadie hubiera tenido que salir de su país en barco y con cuatro años por ser hijos de los que defendieron con uñas y dientes una democracia.

Que hubieran pagado con cárcel los que traicionaron lo votado en febrero de 1936.

Antifascismo hubiera sido que Franco no hubiera muerto en la cama, que nunca hubiera ganado ninguna batalla.

Antifascismo hubiera sido que ni la Banca March ni ciertas petroleras de EE.UU. hubieran financiado su golpe de Estado.

Que el Garibaldi fuera solo un personaje histórico, un bar y no un batallón. Porque el golpe se paró el primer día.

Que Evita hubiera venido para quedarse.

Que Camilo Cienfuegos no se hubiera estrellado.

Que Maradona no hubiera probado nunca la droga.

Que Laika hubiera vuelto para contarlo.

Que el primer afroamericano en la Casa Blanca no hubiera sido Obama sino Nina Simone.

Si todo eso hubiera pasado igual hoy Javitxu no estaría en una celda. Ni Adri hubiera sentido el garrote vil sobrevolando su barrio.

Estarían estudiando una asignatura que se podría llamar “Educación para la ciudadanía antifascista del mundo mundial”.

Si os fijáis pocos medios hablan de los 6 de Zaragoza, de Adri. Como no hablaron en su día de Altsasu, si no era para despotricar contra los jóvenes a los que jodieron su juventud.

Porque en el fondo la palabra antifascista le da mucho repelús a la burguesía mediática.

Les parece poco chic, les suena a viejo.

Molaría que estuviera pasada de moda porque hace décadas logramos acabar con el fascismo, pero no fue el caso.

Hasta hace prácticamente dos días Billy el Niño (González Pacheco) se paseaba por su barrio como si nada. Sacando pecho, sacando sus medallas a pasear.

Impunidad marca España.

La DGS en la Puerta del Sol podría ser como la ESMA argentina y es la sede de la Comunidad de Madrid. !Qué cosas! Punto y seguido, nunca punto y final.

La progresía mediática tibia no le da bola al antifascismo, les parece algo apolillado.

No pisan la calle. No tiran el trípode por la borda, ni se asoman al abismo.

Fuera hace mucho frío. Frío fascista, para variar.

Seguramente esta gente tiene hijos que viven en un mundo paralelo donde no se huelen los desahucios, las listas de espera de los hospitales y el olor a fósforo blanco en Gaza. Que se huele desde aquí, si pones la nariz. Si tienes olfato. Si sabes distinguir entre genocidio y guerra.

Hay gente como Antonio, Francho y Eva que tienen hijos con conciencia de clase, con conciencia de humanidad permanente.

Su centro de gravedad es arrimar el hombro, echar una mano al que lo necesita. No quieren honores ni medallas. Pero puedes contar con ellos, con ellas. No hasta tres o hasta cuatro… sino contar con ellas sin que te pida nada a cambio.

Hijos e hijas a las que les molestan las pateras, las concertinas, los hospitales derruidos de Gaza, las escuelas derruidas en Mariúpol y la indiferencia de los partidos que se dicen de izquierdas. Una mancha de mora con otra se quita. Combatir la guerra con más guerra. Es un puto delirio.

—Soy zurdo, dicen ahora los modernos de Ferraz 70.

Zurdo como palabra de moda en la España sociata para parecer que dicen algo sin decir nada. Lo de siempre. Palabras huecas, oídos sordos a lo que demanda el pueblo.

Zurda es la chica que en Buenos Aires anima al antidisturbio a unirse a la causa.

Zurdo es el que siembra mirando a la cara aunque sea de lejos a la utopía.

Como dice Rufián: —Las botellas de aceite de oliva llevan alarma.

Su abuela fliparía. La mía también.

La socialdemocracia patria es así. Suspendería cualquier test de socialdemocracia de los felices años 60 o 70.

OTAN de entrada NO pero Sí.

Defiendo el derecho del pueblo saharaui a elegir su futuro pero su futuro lo pacto yo compartiendo cachimba con el sátrapa marroquí.

Ser del PSOE debe ser de los trabajos más fáciles del mundo. Puedes defender cualquier causa noble y al mismo tiempo defender al que la perpetúa.

Es de traca. De Palestina a la Sanidad Pública pasando por la Monarquía.

De los sindicatos de siempre ni hablamos. ¿Se han tomado vacaciones permanentes? ¿Están en huelga y no nos hemos enterado?

La CGT les está comiendo el terreno. Paradojas de la vida.

PSOE: Partido republicano pero monárquico. Rojo pero gualda. Sacan a pasear la “momia” de ZP para parecer más rojos en vez de ser ellos mismos más rojos.

Pero es que el rojo no vende. En todo caso un ratito y durante la campaña. La puntita nada más.

Es un despropósito. Porque el P.P. no tiene una Merkel ibérica que si no…

Que vuelva Adriana Lastra.

Cualquier día Sánchez prepara un referéndum para Catalunya y lo gana. Adiós problema indepe para los próximos 40 años. Este hombre es así. Aunque no creo que se atreva, o sí.

Vivimos en un país donde esta semana el doble campeón de Europa de natación artística ha denunciado insultos homófobos en las redes sociales.

—Sirena, trucha, vaya pluma.

Dennis González ha dicho: —No sé si estamos en el siglo XXI o en el X antes de Cristo.

Radiografía perfecta de un país. Ojalá lo de trucha lo dijeran porque nada bien, pero no es el caso.

Le pasa a Francho, a Eva, le pasó a Bel.

Insulto tras insulto por parte de los poderes fácticos.

Zaragoza, Barcelona, Altsasu.

Están entre rejas los que deberían estar dándonos clases en las aulas y están sueltos los que deberían plantearse qué hacen en este planeta.

Habría que hacer otra réplica de Altamira a tamaño gigante y meterles ahí. Tirar la llave a un acantilado en Tagle. Hasta que dejen de ser fascistas y hablen de progreso, de salvar el planeta.

Nunca me ha gustado la frase de “ladran, luego cabalgamos”.

Igual porque no conozco a nadie que tenga caballo, a nadie que cabalgue. Igual porque cuando alguien ladra y no hace más que eso… ladrar, no tenemos de qué preocuparnos. Salvo del puñetero ruido.

Me da más miedo el Chapman que te viene por la espalda y te descerraja cinco balas de punta hueca con un revólver.

—Soy mitad Holden Caufield, mitad diablo, dijo este pirado en la comisaría de Nueva York a la que le llevaron tras asesinar a Lennon.

El guardián entre el centeno, fascista.

Lo vimos en Altsasu, lo hemos visto en Zaragoza y en Barcelona.

Ser antifascista sale muy caro. Aunque la camisa del supuesto agredido esté intacta.

Aunque le grites a un sindicato policial que no está a la altura del siglo en el que vivimos, ni del anterior si me apuras.

Aunque le grites a un partido ultra por el flaco favor (por ser benévolos) que le hace a esta sociedad. Porque han venido para dar titulares. No pueden gobernar, no quieren gobernar, solo hacer ruido. Enfangarlo todo. Y los medios les ponen puente de plata.

Entraron en Capitol Hill como Pedro por su casa (Moncloa).

Las imágenes eran espeluznantes, como diría Piqueras. No pasó nada.

Si eso lo hacen los Javitxu antifas de Baltimore hubieran dormido esa misma noche con un pijama de cemento en el río Potomac. Te lo juro por The Wire.

Lo sabes tú, lo sabe San Serenín del Monte y la momia de Lincoln.

El antifascismo no vende en la tele. Es un término gastado. No es cuqui.

A menos que el hijo no reconocido de Bertín Osborne fuera antifascista, claro.

Agenda 2030. De cada 30 manifestaciones antifascistas detenemos a 20 antifascistas. Esa es la idea.

Rastafaris, perroflautas, podemitas, hooligans, anarquistas.

Oriol de entrada sí, de entrada en la cárcel.

Puchi de entrada no. Las dos Europas.

Siempre pagan los platos rotos las mismas.

El fascismo vuelve a rebosar en muchas urnas de países europeos (y no tan europeos). Están desatados.

En España el raro, el friki, es el chaval que va a una mani de Vox a decir que son unos fascistas.

Es como ir a una pescadería y llamarle besugo a un besugo. Son lentejas…

Somos zurdos pero no muevo un dedo por los 6 de Zaragoza.

Somos zurdos pero no muevo un dedo por Pablo González en Polonia.

Dos años sin juicio, sin saber de qué ha sido acusado.

Albares podría haber sido ministro con Arias Navarro, con Calvo Sotelo o con Felipe González, dice una amiga mía de Cádiz. Es intercambiable. Es un click de Famobil oxidado.

Zurdos de salón.

No sabemos cuándo volveremos a tener otro gobierno pseudo progresista en este país. Que viene el lobo, que gran turrón. Legislatura corta, de tiempo y de entendederas.

Y la Ley Mordaza sigue ahí, como el dinosaurio. Nos mira, no entiende nada.

—¿Pero no me ibais a derogar, cabrones?

Fonsi Loaiza no puede firmar libros en la Feria del Libro de Madrid sin que algún fascista le grite alguna tontería fascista.

—Maricón, rojo.

Es increíble que en el 2024 la palabra maricón aparezca todavía en el hipotálamo de alguien como insulto. Ya en los años 60 sonaba regulinchi.

¿Y rojo?

Me recuerda a ese señor que decía que de política no sabía nada pero que como sabía quién nos quiere seguir robando… él era rojo.

Insistía que en la empresa cuando exigía que se cumpliera el convenio laboral y se pagaran las horas extras su jefe le decía que era rojo.

Que cuando defendía la educación pública, laica e inclusiva para su hijo, los que quieren hacer negocio con la educación le decían que era rojo.

Que cuando defendía una sanidad pública y de calidad, los que quieren hacer negocio con la salud le decían que era rojo.

Que cuando decía que la mujer es la que tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, sobre su vida, los de la Edad Media le llamaban rojo.

Que cuando se manifestaba contra el maltrato animal los de Atapuerca le llamaban rojo.

Es un milagro que este hombre (supongo que ya en paradero desconocido) no pasara por la cárcel en su momento tras soltar estas soflamas antifascistas.

Rojo y antifascista, lo tenía todo.

El otro día estábamos un grupo de periodistas, jefes de prensa y algún diputado tomando unas cañas, unos refrescos y charlando de la vida junto al Congreso cuando apareció un sujeto que venía directo a increpar al diputado Gabriel Rufián.

Le llamó de todo.

—Golpista, terrorista, ladrón…

A pocos metros había un par de policías metralleta en mano. No movieron ni un músculo, ni una ceja. Igual no se percataron de la situación, igual estaban en Babia.

Si el sujeto hubiera sido un rojo increpando a alguien de un partido de ultra derecha hubiera durado lo que un donut a la puerta de un colegio. Un donut de los de antes, claro. Cuando sabían a algo.

Hace unos meses (durante la última investidura) presencié como delante del grupo parlamentario de EH Bildu en la Carrera de San Jerónimo otro elemento acusaba al diputado Oskar Matute de ser un asesino.

—Aprieta el gatillo ahora si tienes cojones, le dijo.

El policía con metralleta de la puerta de los grupos parlamentarios no hizo absolutamente nada. Una ujier se lo recriminó pero solo puso cara de póker.

Oskar estaba apesadumbrado. No era para menos.

Este es el bonito país que se nos ha quedado. Fascismo on the rocks.

Que gente como Oskar o Gabriel, que han hecho tanto por los currantes de todo el estado desde el hemiciclo, no puedan pasear tranquilos por Madrid sin que alguien les acuse de algo tan marciano es demencial.

Por eso ser antifascista es tan esencial hoy en día. Y ayer también.

Por eso no puede haber antifascistas entre rejas. Es una gran contradicción democrática.

Dime cómo es un árbol. Marcos Ana somos todas.

Por no hablar del jubilado o del estudiante que tiene que pagar 600€ de multa por mirarle mal a un UIP durante una manifestación. La dichosa Ley Mordaza.

Cinta americana. Abu Ghraib al sur de los Pirineos.

El coche quemado del concejal de Podemos en Los Molinos (Madrid). Fito, un luchador antifascista desde los estertores del Franquismo.

La casa asaltada de Pablo Fernández.

El simio tras la reja que llama a Pablo Iglesias “vallecano”, “vende obreros”.

Vende obreros como insulto facha. Es el colmo.

La policía missing. Los jueces missing.

Willy Toledo no puede caminar tranquilo por la ciudad que le vio nacer.

Para hacer un país moderno, ya sea con un gobierno conservador o con un gobierno socialdemócrata necesitamos que esos dos gobiernos también sean modernos, sean ejemplares.

Ya que lo nuestro no cabe en las instituciones, según parece.

Que las fuerzas y cuerpos de seguridad sean también ejemplares. Democráticas, porfa please.

Que los jueces y las jueces sean jueces, no marionetas de tal o cual partido político.

Enterremos ya de una vez por todas a Franco. Enterrado y bien enterrado.

Detonemos el Arco del Triunfo de Moncloa, el Valle de los Caídos y el Azor si es necesario. Pongámonos al día con el antifascismo. Que no nos quede para septiembre, como siempre.

Que aunque a muchos progres les suene a algo feo, es algo muy bonito.

Cuesta tanto decirlo como genocidio, lo sé.

Pero si lo hizo Merkel quitándole la bandera alemana a un tipo de su partido que quería hacerse el listo. Si ella pudo, usted puede. Sea antifascista por un día.

Lo hizo Bernie Sanders cuando se puso los mitones en la investidura de Biden para decirles: “Ande yo caliente ríase la gente”. No soy uno de los vuestros.

Bernie sabía de sobra que nunca podría ser candidato de su partido a la Casa Blanca. Un socialista en la luna, luna.

Lo sacó a la luz Michael Moore en su último documental. Tenía que salir Hillary para perder contra Trump.

Como Massa contra Milei. Y no la rusa Bregman.

Necesitan a los Biden, a los Sánchez, a las Díaz, a los Macron, a los Schultz, a los Abbas…

Porque cuidan del pazo de los amos a la vez que descuidan nuestra nevera. Cualquier día nos la desenchufan y nos vacían la raquítica despensa.

Mientras Javitxu y sus compañeros están en prisión por querer un mundo más justo, los que quieren que volvamos al siglo X antes de Cristo o más allá campan por libre frente al Congreso, pululan por la Feria del Libro (sin comprar un libro) y echan de menos cazar ratas para tirárselas al jardín de Irene y Pablo mientras sus hijxs juegan al escondite inglés.

Ojalá lo único que hiciera esta gente fuera rezar el rosario, de su madre, a las 19 horas, en Ferraz. A las 2 en José Luis.

Pero no. Van más allá. De Zaragoza a Barcelona pasando por Altsasu.

Si todo esto está pasando con un gobierno “progresista” imaginaos cuando llegue Moreno Bonilla a la Moncloa. El Kennedy vestido de Reagan de Triana.

Ni habrá paz ni cuartelillo para el antifascismo. Hará bromas sobre Gorbachov, Lopera y Blas Infante. Pondrá las botas encima de la mesa de Moncloa. Estamos working en ello.

Para entonces Sánchez estará ya colocado en la Internacional Socialista o en la puerta giratoria que menos chirríe y menos dolores de cabeza le de.

Begoña se irá a tomar café con Iván Redondo. Yo qué sé.

Imaginaos dónde estará la persona que habla en tercera persona.

No creo que a Félix Bolaños tampoco le falte curro.

Ábalos acabará de taxista en Valencia.

Igual Javitxu y Adri se marcan algo parecido a ese Podemos de 2014 o la CNT/FAI de los años 30 y nos vuelven a ilusionar con algo.

Si es así… me encontraréis con Francho, con Eva y con Antonio de potes en Altsasu.

Alguien en un Dodge Dart negro pasará a toda hostia y nos gritará: —Rojos, terroristas, truchas, maricones.

Ladran, luego son gilipollas.