Violencia sexual

Entrevista a Barbara Tardón Recio: “Hasta la aprobación de la Ley del solo sí es sí, el derecho humano a la asistencia integral a las víctimas de violencias sexuales no estaba consagrado”

Diario Red entrevista a una de las mayores referentes estatales en el marco de las violencias sexuales contra las mujeres para conversar sobre los casos más recientes, el debate incitado por Isabel Díaz Ayuso en torno a estas violencias y los recursos públicos para atenderlas, y sobre el nuevo curso en términos de políticas feministas
Barbara Tardón Recio, experta en violencia sexual y derechos humanos
Barbara Tardón Recio, experta en violencia sexual y derechos humanos

Bárbara Tardón Recio terminó su tesis doctoral en 2017. En La violencia sexual: desarrollos feministas, mitos y respuestas normativas globales, escrita mientras la furia feminista desbordaba el mundo, Tardón Recio construía un marco teórico fundamental para abordar las violencias sexuales, pero también señalaba el qué hacer, los caminos abiertos donde tocaba arremangarse.

Su trabajo ha sido fuente y puerta para muchas de nosotras en el aprendizaje de conceptos como el consentimiento o la cultura de la violación en España, y su vehemencia fue clave como parte del equipo del anterior Ministerio de Igualdad, para materializar recursos y derechos en torno a las violencia sexuales. Algunos, como los Centros de Crisis o los Puntos Violeta, siguen hoy siendo uno de los “caballos de batalla” de esta activista, investigadora y docente, que continúa en la trinchera de los derechos feministas y que atiende a Diario Red para aportar su mirada en torno a la actualidad,

Para quien todavía no lo sepa, ¿qué son los centros de crisis para las víctimas de violencia sexual que aparecieron en la Ley del Sólo Sí es Sí?

Los centros de crisis son servicios de atención especializados en las violencias sexuales destinados a aquellas mujeres que hayan enfrentado, tanto en el pasado como de manera reciente, alguna forma de violencia sexual. Son centros que ofrecen como mínimo, atención social, psicológica y jurídica especializada, y es fundamental que entendamos que son recursos que atienden las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Según los estándares de lo que sería un centro de crisis, deben de atender tanto presencialmente como a través de otras fórmulas que faciliten ese acompañamiento a las mujeres, como líneas de atención telefónicas, las redes sociales, o a través de las tecnologías que faciliten la reparación y el acompañamiento a las supervivientes.

Has comentado que hay unos estándares y unos servicios mínimos que deben garantizarse para considerar a un centro de crisis como tal. La Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual (o ley del “sólo sí es sí”) es la primera que los implantó en nuestro país, aunque todavía esa implantación esté lejos de lo que establece la norma.  Pero, ¿por qué para muchas feministas la existencia de estos Centros se considera un cambio de paradigma tan importante?

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Lo primero de todo, porque los Centros no son novedosos ni mucho menos: llevan funcionando más de 50 años en otros países, y sabemos  ya por la experiencia de millones de mujeres que son claves para garantizar la reparación a las víctimas supervivientes de violencias sexuales. En el caso español es un cambio de paradigma porque, aunque nos parezca mentira, hasta la aprobación de la Ley del solo sí es sí, el derecho humano a la asistencia integral especializada a las víctimas supervivientes de violencias sexuales no estaba todavía consagrado. Ese acompañamiento, esa asistencia, esa intervención especializada, no existía como tal, no estaba plasmada en ninguna ley y por lo tanto, las víctimas de violencias sexuales no tenían derecho a esa asistencia. Eso no quita que, de manera individual, organizaciones feministas o algunas comunidades autónomas dispusieran de servicios para supervivientes de violencia sexual, pero de manera muy residual. Por eso es un cambio de paradigma, porque por primera vez se consagra este derecho y se garantiza un recurso en cada provincia española, en igualdad de condiciones.

Las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso la semana pasada anunciando la apertura en 2025 de un recurso para hombres y niños víctimas de violencias sexuales ha provocado un intenso debate sobre el objetivo de este anuncio, pero sobre todo, sobre el fenómeno en sí. ¿Qué ocurre con los hombres que son víctimas de violencia sexual? ¿Cómo abordas tú ese debate?

Los hombres también son víctimas de violencia sexual. Pero las principales víctimas de la violencia sexual sistémica son las mujeres, los datos nos dicen que son entre el 97% y el 98% de los casos, y también los niños y las niñas, que por las dinámicas en las que opera el patriarcado, tienen que enfrentar distintas formas de violencia sexual, ahora además adaptadas también al contexto contemporáneo a través de la digitalización y las violencias online. Eso no quita que haya hombres que hayan tenido que enfrentar violencias sexuales tanto en la infancia como en la edad adulta. Lo que también sabemos, gracias también a los hallazgos científicos y a las encuestas de prevalencia, es que esos hombres son agredidos por otros hombres. Y lo que yo tengo clarísimo también es que todas las víctimas de vulneraciones de derechos humanos tienen el derecho a ser asistidas integralmente y tienen el derecho a esa reparación integral. Aunque es fundamental que comprendamos que la violencia sexual, como forma de violencia machista, debe de atenderse de una forma muy diferente en los hombres que en las mujeres. Es un debate que yo personalmente abordo desde un marco feminista de derechos humanos, que implica que la asistencia especializada es un derecho humano.

 Hay quien apunta a que las declaraciones de Ayuso son un uso oportunista de problemas que no se han abordado desde las políticas feministas,  que no se han tenido en cuenta a esas víctimas.

Eso conlleva poner la responsabilidad de nuevo sobre nosotras. Sinceramente, la batalla de las feministas no es acompañar a los hombres que han sido agredidos sexualmente. La batalla de las feministas, desde hace décadas y décadas, es conseguir una asistencia integral especializada y garantizar el derecho a la reparación integral a todas las supervivientes víctimas de violencia machista, en este caso, a las mujeres, a los niños y las niñas. Eso es el objeto de la ley del sí o sí.  El feminismo acompaña y reclama la existencia de esos recursos, [dirigidos a víctimas masculinas adultas] pero no puede colocarse la responsabilidad sobre la agenda de las feministas. Sobre todo, porque sabemos cómo es de perverso el patriarcado, fíjate si lo es, que para eso lo ha utilizado Ayuso con sus titulares. De ese modo convierte una necesidad, los centros de asistencia para hombres violados por otro hombre, en el centro del debate mediático tomando los peores argumentos de la reacción antifeminista. Pero lo que necesitamos, cuanto antes, es implementar la ley del sí es sí y en concreto el artículo 35 de la ley solo sí es sí, y para garantizar un derecho que no ha sido garantizado a las mujeres, ese derecho a la asistencia integral y accesible.

Estos últimos meses, los casos de violencias machistas y especialmente, de violencia sexual que están haciéndose públicos reflejan todo el espectro de las mismas. Pienso, por ejemplo, en el caso de Pèlicot en Francia, los casos en el seno del fútbol español como los canteranos del Madrid o el caso de Hugo Mallo, o la noticia sobre la impunidad judicial que han disfrutado la red de empresarios pedófilos que prostituían a niñas en Murcia. Y a eso hay que sumarle, claro, las asesinadas por violencia machista, 35 en lo que llevamos de año. ¿Dónde está el movimiento feminista en estos momentos? ¿Qué análisis planteas tú para poder articular una respuesta a estas violencias?

Las violencias, como yo digo, se han ejercido siempre, a lo largo de toda la historia de la humanidad, de todas las formas, adaptadas a todos los tiempos. Lo que estamos observando, al menos en el caso de nuestro país, y en un contexto occidental, es cómo están saliendo a la luz a través de los medios de comunicación, también de diferentes producciones culturales, o a través de todas esas herramientas que nos permiten conocer qué es lo que está sucediendo con mucho mayor detalle y contexto. El movimiento feminista sigue estando ahí, siempre ha estado y nunca va a dejar de estar. De hecho, si todo este conocimiento y estos casos son hoy asuntos de debate público es porque el feminismo, con su lupa,  siempre está pendiente de lo que sucede y de explicarlo, de explicar por qué esa violencia es sistémica, no es aislada.  No podemos hablar de “oleadas” de violencia, porque ese el discurso ultraderechista, el propio discurso del patriarcado, que lo que nos quiere es aterrorizar, diciéndonos que hay más violadores y asesinos que nunca. Y como siempre el feminismo le planta cara, haciendo su propio relato contracultural y al mismo tiempo intentando reclamar que todo lo que nos están diciendo los medios de comunicación, todo lo que está siendo representado, necesita también que se convierta en la materialización de unos derechos. Porque también el movimiento feminista se enuncia exigiendo a las instituciones, y a los responsables directos de esas instituciones, que se cumplan las leyes, que se implementen las leyes.

Me llama la atención que no se esté desarrollado ni sacando pecho por parte del actual Ministerio de Igualdad del catálogo de políticas y servicios en materia de violencia contra las mujeres que se aprobó en la legislatura anterior

Como alguien que conoce y que sigue de cerca esas leyes, su implantación y sobre todo, su efecto real en las mujeres, en la gente, en nuestros derechos, ¿qué deberes le pondrías en este inicio de curso a las políticas feministas??

Bueno, yo creo que son deberes son deberes urgentes, en primer lugar, la implementación de la ley de libertad sexual, de todo su articulado, con recursos humanos, pero sobre todo que se haga con recursos económicos. En segundo lugar, creo que es fundamental también mejorar la ley orgánica 1/2004, de violencia de género, a nivel territorial. La ley del Sólo Sí es Sí ni siquiera ha empezado a implementarse a nivel estatal y la ley de violencia de género, que tiene 20 años, sigue sin ser aplicada correctamente, como observamos las expertas y las profesionales que trabajamos con ellas. Y otro deber que me llama la atención es que no se esté desarrollado ni sacando pecho por parte del actual Ministerio de Igualdad del catálogo de referencia de políticas y servicios en materia de violencia contra las mujeres que se aprobó en la legislatura anterior por todas las comunidades autónomas. Si se aplicase, en línea con el Pacto de Estado, habría una ruta fundamental, clara, efectiva. Y podría seguir tres horas enumerándote deberes…

Señalas que existen las herramientas legales, las políticas, digamos, la arquitectura institucional necesaria. Pero tú, que trabajas entre profesionales del sector de la intervención con víctimas, que estás implicada en el seguimiento cotidiano de estos servicios, en la aplicación real de las políticas, ¿Qué diagnóstico haces de la situación actual? ¿Qué significan estos deberes sin hacer en el día a día?

Como he sido profesional en distintas organizaciones y entidades que acompañan a las víctimas y supervivientes de distintas formas de violencias machistas, tengo la suerte -o la oportunidad, mejor dicho, de ver el camino que se recorre de arriba abajo, de las políticas a las personas, digamos, y también al revés. Ahora mismo, el sector enfrenta retos muy importantes para las profesionales, pero sobre todo para las víctimas y para las supervivientes. Necesitamos actualizar los recursos de atención a las víctimas de violencias machistas, porque a lo largo de los últimos 20 años, la atención, la sensibilización a las violencias, la implicación social, el cambio social y cultural, ha significado que las supervivientes estén dando una serie de pasos fundamentales, rompiendo esa barrera del miedo. Pero  desgraciadamente, lo que nos estamos encontrando en el sector de la atención especializada es que en muchas comunidades autónomas no ha habido una modificación ni ha habido mejoras en los servicios, por ejemplo, de atención e intervención a las violencias en el entorno de la pareja o expareja, o en los servicios de acogimiento en los pisos y recursos alojativos para las víctimas. Y precisamente un ejemplo es el caso de Madrid, desde que se aprobó su ley en el año 2015. Además nos encontramos con un Convenio de Acción Social obsoleto, precarizado para todas las y los profesionales que trabajan en el sector. Las compañeras que están atendiendo en las redes de atención públicas a las supervivientes están en unas condiciones laborales tan precarias… con salarios ridículos, a pesar de la subida del coste de la vida en todos los ámbitos, enfrentando unas situaciones laborales de gran desgaste emocional y psicológico, en unas condiciones lamentables laborales. La situación actual, desde mi punto de vista, es peligrosa y necesita de un cambio urgente. Hay que garantizar la asistencia integral en condiciones de calidad máxima a las víctimas y a las supervivientes en los recursos de atención especializados, tanto alojativos como en los recursos ambulatorios- Y hay que modificar las condiciones laborales de los equipos y de las trabajadoras, para poder garantizar también esa calidad. No podemos permitirnos que todo el sistema se quiebre.

Desde mi punto de vista, la violencia sexual es el origen de todas las violencias y es el alma mater de todas las violencias

Hay que tener memoria para tener futuro, y eso bien lo sabemos las feministas. Permíteme acabar con una pregunta más personal, porque tú eres una referente muy activa en la “herstory”, la historiografía de las mujeres…y sabemos que tienes un  libro muy interesante en la nevera... cuéntanos un poco más.

Pues la verdad es que me hace mucha ilusión que me hagas esta última pregunta…Llevo varios años investigando y buceando en fuentes y en archivos históricos sobre las violencias sexuales que se han ejercido contra las mujeres a lo largo de toda la historia de la humanidad. Y desde que escribí la tesis doctoral hasta hoy, la verdad es que tengo que reconocer que ha cambiado un poco el planteamiento inicial que realicé en la tesis, gracias a nuevas lecturas muy interesantes que he realizado de historiadoras y de historiadores feministas, y de otras compañeras. He querido escribir un libro en donde recoger todas esas lecturas, esas fuentes, para profundizar sobre cómo la violencia sexual es una violencia que se ha ejercido desde el origen de los tiempos contra las mujeres. Desde mi punto de vista, la violencia sexual es el origen de todas las violencias y es el alma mater de todas las violencias. Pero no voy a contar mucho más porque, precisamente el libro, que publicaré en 2025, viene a explicar mi hipótesis, rescatada, por supuesto, de una gran genealogía de otras compañeras feministas, que me ha permitido poder llegar a las conclusiones que bueno…¡ojalá pueda compartir con todas vosotras pronto!