Argentina

Interna libertaria: las peleas entre los diferentes bloques tensan el Gobierno de Milei

A la enemistad entre la hermana del presidente, Karina Milei, y la vicepresidenta Victoria Villarruel, se suman ahora los encontronazos con el sector macrista

El Gobierno de Javier Milei parece estar viviendo sus momentos de mayor tensión desde que tomó el poder, en diciembre de 2023, con la ruptura entre diferentes bloques dentro del gobierno ultraderechista. La pelea principal es la que enfrenta al presidente y su entorno más cercano; concretamente, su hermana, alias ‘el jefe’, con la vicepresidenta negacionista de la represión durante la dictadura militar, Victoria Villarruel. 

La enemistad entre Karina ‘el jefe’ Milei (como la llama su hermano) y Victoria Villarruel viene gestándose desde la campaña electoral. Juan Luis González, autor del libro ‘El Loco’, escribe en la revista Anfibia que, aunque la hermana presidencial y Villarruel nunca se llevaron bien, Karina Milei le hizo la cruz definitiva a la vicepresidenta a finales de diciembre. “En La Libertad Avanza hay dos reglas de oro. No están escritas, pero todos sus integrantes las conocen y las cumplen. La primera: nadie puede ni siquiera soñar con competir con Javier Milei. La segunda: nadie puede poner a prueba la paciencia de Karina. No la tiene”.

Villarruel parece que lleva meses poniendo a prueba esa paciencia semiausente del ‘jefe’. En cuanto Milei asumió, Villarruel empezó a marcar la cancha. A finales de diciembre le dijo durante una reunión de gabinete que no estaba de acuerdo con la manera en la que se presentaba el Decreto de Necesidad de Urgencia (‘red flag’ para Karina), visitó a la cúpula de la Policía Federal y de la Gendarmería y también recibió en el Senado a los enviados de las Fuerzas Armadas, mostrando que tiene su propia agenda. Por ello, la secretaria de la Presidencia -un puesto creado especialmente para Karina Milei- no confía en la vice y cree que opera en su propio beneficio.

Así, a lo largo de estos meses hemos visto cómo Villarruel ha sido desplazada paulatinamente de los centros de la toma de decisiones al tiempo que respondía con desplantes varios, como calificar al jefe de Estado de ‘pobre jamoncito’. El enfrentamiento quedó expuesto después de que Karina no invitase a Villarruel a un acto con los jefes de las Fuerzas Armadas, un sector que es afín a ella. 

El último encontronazo que tiene Villarruel con Milei es por la candidatura de un juez. El presidente promueve al magistrado Ariel Lijo para cubrir una vacante en el máximo tribunal judicial del país, y Villarruel insiste en que esa candidatura no tiene los papeles suficientes. 

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El caso es que la interna viene acompañada de mensajes crípticos en las cuentas de X de todos los involucrados. No perdamos de vista que este gobierno tiene una relación algo patológica con las redes sociales, más allá de las necesidades puramente institucionales, así que analistas argentinos y extranjeros están cual oráculos descifrando qué se cuece, echándole un vistazo a mensajes de esos atribuidos a Winston Churchill o Albert Einstein que van publicando Milei y su hermana. 

El fin de semana pasado los dos compartieron una frase falsamente atribuida a José de San Martín que decía: “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”. No lo dijo San Martín, pero los trolls libertarios que abundan en X interpretaron que fue un mensaje dedicado a Villarruel. 

Según cuenta Melisa Molina en Página12, quienes conocen a Milei no saben bien qué le pasa exactamente con Villarruel, más allá de los problemas con su hermana. “Algunos consideran que tarde o temprano Milei volverá a bajar la tensión y se sacará otra foto con su vice, pero hay otros más pesimistas que dicen que el presidente no deja de putearla”. En fin, que este es el centro de la interna libertaria. Pero no es lo único que sucede allí. En las últimas horas salió una nueva úlcera en el seno del Gobierno de Milei: el expresidente Mauricio Macri. 

El caso es que el miércoles, en la Cámara de Diputados, su partido (el PRO)  tumbó con una amplia mayoría un decreto de Milei que aprobaba una partida de 100 millones de dólares en concepto de ‘gastos reservados’ para la Secretaría de Inteligencia del Estado. 

El rechazo todavía no es definitivo, ya que queda la última palabra del Senado, pero constituye, en sí mismo, un golpe durísimo para Milei y su cartera de Seguridad. 

“Desde el inicio de esta gestión, apoyamos al Gobierno en todas las medidas que apuntalaban al cambio en la Argentina. Pero este DNU de 100.000 millones de pesos para Inteligencia, en un contexto en el que ‘no hay plata’, y sin aclarar el uso de los fondos, no es el cambio”, se pronunció el sector macrista en un comunicado oficial. 

Sin embargo, la distancia que está tomando el macrismo de Milei y Karina tiene más que ver con que, al igual que Villarruel, no le abren espacios a la gente de su confianza dentro de la Administración. Sea como sea, siempre es bienvenida la oposición a aumentar los presupuestos en organismos tan siniestros como la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), una estructura creada por Milei que consiste en cuatro oficinas que responden directamente al presidente. 

Pero ¿a qué se dedican? El diputado de la Coalición Cívica Maximiliano Ferraro, integrante de esa oposición denominada ‘dialoguista’, advertía hace unos días que el Gobierno de Milei está dilapidando tres millones de dólares por día en espionaje. Algunos sospechan que esos fondos extra de la SIDE hasta podrían ser utilizados para financiar a los trolls libertarios que hacen el blindaje informativo a Milei en redes. ¿Por qué no sonaría descabellado? Porque detrás de esta estructura y detrás de esta iniciativa de inyectarle más y más dinero, está un personaje bien opaco llamado Santiago Caputo. 

Caputo salió de las filas cercanas a Macri, pero se convirtió en el niño mimado de Milei y Karina. El presidente, de hecho, lo definió tras su victoria como “el arquitecto de todo esto”. “Es un gigante que suele mantenerse en la oscuridad y se llama Santiago Caputo”, dijo el mandatario. 

Caputo, de 39 años, comenzó estudiando Ingeniería Informática pero pronto se cambió a Ciencias Políticas. No es ningún ‘newcomer’. De hecho, el apellido Caputo viene de una saga familiar y tiene parentesco con Luis Caputo, el ministro de economía. El rastro de “Los Caputo”, que dicho así, suena como “Los soprano”, nos lleva hasta el abuelo, que migró desde el sur de Italia y, según un detallado perfil que publicaron en Revista Anfibia, se dedicó a la cría de caballos de carreras. Según el citado medio, también al comercio y estraperlo de whisky y cigarrillos desde Panamá. 

Del abuelo pasamos a la segunda generación. Santiago es sobrino segundo de Nicolás ‘Nicki’ Caputo, al que se considera el “hermano de la vida” de Mauricio Macri, y de Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía de Macri que dejó las reservas de dólares vacías. 

Su papá, ex presidente del colegio de escribanos de Buenos Aires, de hecho administraba los fondos de inversión de Toto Caputo. El caso es que Santiago se crió en un colegio privado y marista, el Belgrano, y allí hizo contactos y buenas amistades, que es para lo que sirven los colegios privados. 

Caputo no es funcionario ni tiene cargo en la estructura ministerial. Tampoco rinde cuentas ante la burocracia y las labores administrativas. Es un asesor externo, pero pone y dispone en la Casa Rosada y controla la SIDE, la secretaría de Inteligencia de la que hablamos hoy,

Antes de llegar a la Casa Rosada, un joven Santiago Caputo fundaba MOVE, una consultora política, junto con unos socios también muy bien posicionados, crecidos al calor de Durán Barba, el consultor que arrastra fama desde 1970 y que fue asesor del partido del narco Pablo Escobar. Uno de esos socios en Move era Rodrigo Lugones, que ha trabajado como asesor de Fernando de la Rúa o en la campaña de John Kerry en EEUU, para aterrizar en el macrismo. Lo que pasa es que de allá salió algo maltrecho, podríamos decir, tras ser acusado de hacer la guerra sucia contra el candidato peronista Daniel Filmus. Hoy, salvo Lugones, todos los exintegrantes de Move tienen cargos en el gobierno. 

Con todo esto, el perfil de Caputo nos enseña básicamente lo que ya sospechábamos. No hay mileísmo sin macrismo y los “outsiders”, en realidad, están bastante dentro.


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