Alemania se intoxica con su propia medicina: el freno de la deuda

La norma constitucional es anulada por segundo ejercicio consecutivo, en medio de una crisis que amenaza su modelo industrial y las inversiones verdes
Cartel sobre la huelga del personal laboral de universidades contra la precariedad, 20 de noviembre — Carmela Negrete

La economía alemana no levanta cabeza. Son 60.000 millones de euros los que faltan en el balance, después de que el Tribunal Constitucional bloqueara el presupuesto del gobierno de coalición el pasado 15 de noviembre. En realidad, esos fondos eran créditos ya aprobados por el Bundestag para mitigar los efectos de la pandemia, pero el gobierno decidió utilizarlos para lo que han denominado como la transformación ecológica del país. La sentencia del tribunal se basa en el freno constitucional de la deuda, un instrumento que fue creado en medio de la crisis de deuda en los países del sur de Europa, así como de Irlanda, y que en la práctica ha supuesto un freno al desarrollo económico.

Algo que Alemania, defensora de dicha medida en tiempos de superávit, ahora ve con otros ojos porque le afecta de forma directa. Cada vez más voces aseguran que es necesario cambiarlo. El exministro de Finanzas durante el mandato de la canciller Angela Merkel cuando se incorporó a la Constitución, Peer Steinbrück, afirma ahora a la revista Spiegel que se requiere una reforma de la regla de la deuda, ya que la actual no sería “adecuada para los tiempos actuales”. Argumenta que vivimos en una época diferente a la de 2009, cuando fue aprobado por dos terceras partes del Bundestag, debido a la “necesidad extrema de inversión” que enfrenta el país.

Por supuesto, existen figuras como el economista Bernd Raffelhüschen, que no solo lo siguen defendiendo, sino que además piden sin rodeos lo que ya ha decidido hacer el gobierno de coalición del semáforo: "Tenemos que reducir el gasto social". Este economista, al que se toma en serio en grandes medios, sugirió en junio que los ciudadanos co-paguen hasta 2,000 euros al año por la sanidad, y es sin duda alguna una de esas figuras que plantean la seria necesidad de revisar si el trabajo académico se desarrolla en beneficio de la sociedad o si existe algo así como el terrorismo económico contra la clase trabajadora, que debería ser desmantelado.

Ex-Ministro griego propone a Alemania vender sus islas

En 2010, en medio de la crisis de la eurozona, el periódico sensacionalista Bild publicó una portada con el título “Vendan sus islas, griegos en bancarrota, y la Acrópolis también”. Ahora es Alemania la que se encuentra en apuros y el Ministro de Energía y Medio Ambiente de Alexis Tsipras, Panagiotis Lafazanis, le ha dicho al mismo diario en estos días que el gobierno debería imponer impuestos de emergencia, lo que agravaría la crisis, o bien el país podría “vender activos públicos como islas para recaudar grandes sumas rápidamente”. En cuanto a las pocas empresas estatales que quedan, el propio diario se pregunta de forma jocosa quién querría comprar la empresa de trenes Deutsche Bahn, cuya red ferroviaria necesita grandes inversiones. Lafazanis llega a decir que, en el caso de que Alemania no consiga ordenar sus cuentas, Europa deberá enviarle inspectores, los famosos hombres de negro. Asimismo, aseguró que ahora Alemania experimentará “lo que impuso a Grecia”, y por extensión, Diario Red añade que a todo el sur de Europa e Irlanda. Además, advierte de que Alemania podría sumir a toda Europa en una larga crisis.

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“El Estado alemán se ha limitado a sí mismo en su capacidad de actuación mediante el llamado 'freno de la deuda', anclado en la Constitución”, escribe el diario junge Welt en un comentario. Y es que limitar el endeudamiento de entrada, con independencia de la situación económica, es una medida que va en la línea del adelgazamiento de los estados del bienestar que hemos visto en las últimas décadas. “A pesar de todas las conversaciones actuales sobre el fracaso presupuestario del gobierno en funciones, debería quedar claro que el núcleo de todo este asunto radica en una lucha de distribución entre la clase asalariada y la clase capitalista”, explica en dicho comentario el periodista e historiador marxista Daniel Bratanovic. Además, advierte que las políticas de austeridad que se esperan en los próximos meses encajan a la perfección con la campaña ideológica desatada contra quienes son presentados como “parásitos” que se aprovechan del estado, es decir, los inmigrantes, y señala que “probablemente se intensificará en el futuro cercano”.

Una crisis sin precedentes para la transformación verde

La economía alemana enfrenta graves complicaciones económicas y será uno de los pocos países industrializados que entre en recesión. Aún es pronto para determinar si este declive económico será a largo plazo. A las debilidades existentes, como la lenta digitalización, la falta de personal cualificado y el deterioro de las estructuras, se ha sumado el aumento inusitado de los precios de la energía desde el inicio de la invasión de Ucrania. El fallo del constitucional, derivado del propio invento del freno a la deuda, pone en peligro buena parte de los principales planes del gobierno. “Los proyectos relacionados con el Fondo para la Transformación Climática afectan al corazón de la economía alemana”, según el Ministro de Economía del partido verde, Robert Habeck, en una declaración tras conocerse el fallo judicial. Tan solo dos días antes, Habeck había anunciado una subvención de 27.000 euros por cada calefacción nueva que se instale, ya que los nuevos requerimientos introducidos en la ley para frenar el cambio climático son muy estrictos. Esta subvención podría ser cancelada.

Un ejemplo de las grandes inversiones para la transformación verde de la economía alemana que ahora están en entredicho es la subvención a la construcción de una fábrica de chips en el Sarre, planificada por el proveedor alemán de automóviles ZF y la empresa estadounidense de chips Wolfspeed, que estaría lista en 2027, se encuentra actualmente en una situación incierta. A pesar de la garantía de Wolfspeed de invertir más de 2,500 millones de euros, la participación del gobierno federal, que se comprometía a cubrir el 25% del presupuesto, también está en tela de juicio. Por supuesto, la transición a las energías renovables supone en muchos otros aspectos un gran reto para la economía alemana, especialmente cuando la planificación de la energía de transición desapareció de la noche a la mañana el gas ruso.

El ex canciller de Austria, del partido socialdemócrata SPÖ, Christian Kern, advirtió en un artículo de opinión para el diario Bild la semana pasada que la crisis en Alemania podría convertirse en un peligro para la Unión Europea. El país estaría “al borde de la desindustrialización gradual”. El político, que se ha pasado con una puerta giratoria al consejo de supervisión de una empresa alemana de energía solar, asegura que en el país parece que "se han fundido los fusibles” y se están poniendo en juego los empleos futuros. Uno de los principales problemas es la falta de inversión en infraestructura en las últimas décadas. “Toda la industria solar alemana ahora corre el riesgo de hundirse en un gran agujero negro”, asegura en relación al ámbito en el que trabaja ahora. “En lugar de construir industrias y empleos futuros, lo existente se está desmantelando”. Y cree que podría haber “un efecto dominó en toda Europa” por la falta de aranceles a los paneles solares chinos en la Unión Europea. Kern formó parte asimismo de la directiva de una empresa pública rusa de transportes en el pasado.

Olaf Scholz atraviesa sus peores momentos

La crisis alemana no solo es una crisis de inseguridad económica ante el futuro, sino una muy real para una parte de la población debido al aumento del coste de la energía y de la inflación de los alimentos. n 2022, alrededor de cinco millones de familias experimentaron pobreza energética, es decir, no contaban con recursos suficientes para calentar sus hogares en un país donde las temperaturas invernales pueden descender por debajo de cero. Esta cifra fue el doble de la registrada en el año anterior, según la Encuesta de Condiciones de Vida y Pobreza en la Unión Europea, y podría aumentar nuevamente debido a que, aparentemente, la asignación destinada a subvencionar el precio de la energía se ha visto afectada por el fallo judicial contra el presupuesto.

La coalición tenía la intención, aunque con reticencias por parte del partido liberal, de introducir un subsidio específico contra la pobreza infantil, que afecta al 15% de los menores. Es en este ámbito donde podría aplicarse la reducción de fondos. No obstante, esta medida no se reflejaría en el gasto militar, ya que el gobierno de Olaf Scholz lo ha asegurado de antemano mediante la creación de un fondo especial en la constitución, independiente de cuestiones coyunturales, como podría ser la atención a las necesidades de niños en situación de pobreza. Estas son las prioridades de los partidos socialdemócratas, verdes y liberales.

Todos los partidos de la “coalición del semáforo” se encuentran ahora en graves apuros, ya que no cumplirán sus promesas electorales y destinarán en lugar de ello buena parte del presupuesto a armamento, ya sea en forma de rearme puro del ejército alemán, que quieren convertir en el tercero del mundo, ya sea en forma de ayudas a Ucrania para armas, que han duplicado hace dos semanas. Los Verdes perderán su proyecto contra la pobreza infantil. Los liberales renuncian a aplicar nuevamente el freno de la deuda en 2023, el cual se suspendería oficialmente por “la emergencia energética” si el Bundestag vota a favor. No sorprende, por lo tanto, que en las encuestas la coalición esté en su punto más bajo durante su mandato. Según la última encuesta del instituto INSA, el partido socialdemócrata SPD y los verdes de Die Grünen obtienen sus peores perspectivas, con un 15,5% y un 12,5%, respectivamente. Los cristianodemócratas de la CDU ganarían con el 30% de los votos, y los segundos serían los ultranacionalistas de AfD con el 22%. El jefe del partido cristianodemócrata en Baviera, Markus Söder, ha pedido que se celebren elecciones anticipadas, algo nada común en el país. En ese caso, lo más probable es que el país vuelva a ser gobernado por una  “gran coalición”, como durante los mandatos de Merkel.

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Fotografías: Carmela Negrete