VIVA 24: festival ultraderechista y crisis diplomática

Este fin de semana, VOX ha celebrado el festival ultra “VIVA 24” con invitados internacionales como Marine Le Pen, André Ventura y Javier Milei. En una cita que ha agrupado a la derecha radical europea en su camino a las europeas, Javier Milei ha sido el gran protagonista, generando una sonadísima crisis diplomática con España
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A. Pérez Meca / Europa Press

“La gran convención de patriotas europeos”. Así define Vox el evento de fin de semana “Europa VIVA 24” en su página web que ha reunido a Abascal y a otros líderes nacionales e internacionales en el Palacio de Vistalegre en Madrid. En el acto, enmarcado en la carrera de las derechas radicales del continente hacia las elecciones europeas del segundo fin de semana de junio, numerosos discursos alentaron a simpatizantes y afiliados a luchar contra el futuro “sin seguridad, sin libertad y sin prosperidad” hacia el que, en palabras del propio Abascal, se dirigen los estados europeos.

Independientemente de la reiterativa participación de dirigentes de Vox durante el sábado, que fue en clave de “cierre de filas” y con la vista puesta en la campaña electoral para las europeas, el verdadero punto de interés era el domingo, fecha en la que se han dado cita los rockstar de la derecha radical internacional que arroparon ─en algunos casos, de forma virtual─ a Abascal durante el festival.

Varios nombres propios destacados de la emergente ola ultraderechista participaron: el primer ministro húngaro Viktor Orbán, el ex primer ministro polaco Mateusz Morawiecki, el portugués André Ventura (líder de Chega!), el chileno José Antonio Kast (líder del Partido Republicano), la francesa Marine Le Pen (líder de Agrupación Nacional), el israelí Amichai Chikli… y, por supuesto, el presidente de la República Argentina Javier Milei. Previamente, el líder anarcocapitalista se había dado un cómodo encuentro en el marco de la presentación de su libro “El camino del libertario” junto a Francisco Marhuenda ─director de La Razón─, Roger Domingo ─director editorial de Deusto─ y el youtuber y tertuliano Juan Ramón Rallo, con quien Milei comparte no solo la adscripción a la “escuela austríaca” del pensamiento liberal, sino también la particularidad de ser ambos figuras destacadas en el ecosistema mediático anarcocapitalista ─en especial, en redes sociales.

Ciertamente, las intervenciones del domingo dieron mucho de sí. Los distintos representantes de la ola internacional de derecha radical aprovecharon el atril para espetar sus proclamas al tiempo que pretendían enlazarlas con el particular clima político español y con un reiterativo apoyo a Israel en el marco del genocidio contra el pueblo palesitno. Le Pen insistió en la agenda woke que, desde su disparatado diagnóstico, pretende impulsar la Unión Europea. Ventura, el principal aliado ibérico de Abascal, reiteró el riesgo bajo el que está la “libertad” en la Unión Europea ─a alusión al manido concepto de la “libertad” no es en absoluto novedosa entre las esferas de influencia de la nueva ultraderecha; por contra, es una de sus herramientas retóricas más habituales.

Meloni, a distancia y también en clave europea, insistió en el vocabulario existencial: “La izquierda pretende utilizar Bruselas para imponer su agenda globalista donde las naciones se reducen a accidentes de la historia, las personas a meros consumidores y el relativismo y el multiculturalismo se hacen pasar por pilares europeos”. Kast, en un nuevo episodio de su persistente campaña presidencial tras su derrota en las elecciones de 2021, quiso copar titulares en clave chilena: “El de Boric es el gobierno más fracasado de la historia, solo comparable con Allende; en Chile hoy nos gobierna un travesti político”.

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Milei y un exabrupto con consecuencias

Con todo, fue Javier Milei la nota más destacada (y por mucho), no solo por el contenido de su discurso, sino por las consecuencias diplomáticas que tuvo en relación al vínculo entre España y Argentina. Tras agradecer efusivamente a Santiago Abascal por haberle apoyado desde los tiempos en los que era un mero tertuliano que se paseaba por las televisiones argentinas “divulgando” la marginal doctrina anarcocapitalista, el presidente de Argentina inició un discurso plagado de lugares comunes, aunque con un vocabulario incluso más crudo que el que empleó en otros foros como Davos ─sabedor de que el VIVA24 era, en la práctica, poco más que un festival ultra en el que iconos como él tenían barra libre.

Las “ideas de la libertad” que, según Milei, “llevaron a lo más alto a la especie humana”, están en peligro por culpa del “maldito y cancerígeno socialismo”. En buena parte de la arquitectura propagandística del ecosistema de la derecha radical ─ya tome la forma del liberalismo “libertario”, del nacionalismo excluyente, del fundamentalismo religioso o del imperialismo belicista─, siempre hay algo en peligro. Para Javier Milei, es el orden social capitalista, amenazado por cualquier forma de “colectivismo”/”socialismo”. El bulo de los ciento cincuenta millones de muertos del comunismo ─surgido en el marco de la batalla propagandística de la Guerra Fría─ también estuvo presente, así como el principal bulo histórico del Milei tertuliano, candidato y presidente: que Argentina fue potencia mundial capitalista a fines del siglo XIX, argumento que no resiste el más mínimi análisis histórico en los campos productivo, demográfico, militar o de infraestructura.

“El mundo se salva achicando el estado para engrandecer a la sociedad”, concluyó tras espetar sus ya memorizadas consignas sobre la justicia social, la propiedad privada o la “trampa socialista” en la que cae todo aquel que apuesta por cierto grado de intervención estatal en la economía ─interna; en la externa interviene sistemáticamente defendiendo los intereses de los monopolios a lo largo y ancho de las regiones periféricas─, por pequeña que sea: no por casualidad ha publicado un libro titulado Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica.

Pero, además, Javier Milei infirió en asuntos internos de la política nacional española, cruzando una línea roja de la diplomacia ─especialmente aplicada en el caso de los jefes del poder ejecutivo nacional. Cercano al ecuador de su discurso, insinuó lo siguiente: “no saben qué tipo de sociedad y país puede producir el socialismo, qué calaña de gente atornillada al poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar… aun cuando tenga a la mujer corrupta, se ensucie y se tome cinco días para pensarlo”. Evidentemente, semejante acusación iba dirigida a Pedro Sánchez, su homólogo español, y en línea con lo que suele ocurrir en estos casos en las relaciones internacionales, España llamó a consultas a su embajadora en Buenos Aires, confirmándose la mayor crisis diplomática entre ambos países de las últimas décadas.

La diplomacia de Javier Milei ha estado marcada desde el primer día por una fortísima impronta ideológica, incluso cuando ha tenido que recular en sus dichos sobre Pekín por la dependencia económica que Argentina mantiene con respecto a la República Popular de China. Ya a inicios de mayo había tenido lugar un episodio de tensiones diplomáticas con Madrid que, no obstante, el Ejecutivo español fue capaz de desescalar a través de un comunicado. Incluso con Colombia y México había tenido serios problemas en este sentido por dichos similares.

La figura de Javier Milei es eminentemente polarizante. Al margen del relativamente aceptable grado de imagen positiva que conserva en clave interna, su liderazgo no goza de muy buena reputación en varios países de habla hispana. En este sentido, pareciera desarrollarse una cierta simbiosis: Milei confronta con presidentes del campo progresista como estrategia de consolidación personal en el bloque internacional de las derechas radicales; al mismo tiempo, estos mismos gobiernos se postulan a sí mismos como “lo opuesto” al presidente Milei en un intento por reforzar su narrativa interna. Como sea, VIVA24 ha evidenciado el papel central que juega Argentina en la actualidad la alianza ultra, por encima incluso de países como España o incluso Italia.