Ultraderecha mediática

Iker Jiménez, un actor político de la internacional ultraderechista

La lista de ultras con voz en su programa es interminable, como también lo son los bulos que se propagan para difundir las tesis racistas o xenófobas
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Iker Jiménez en Cuarto Milenio — Cuatro

Si algo define el ecosistema mediático actual es el hecho de blanquear las ideas de extrema derecha haciéndolas pasar como “hechos alternativos”. Pues, desde esta posición, cualquier idea, por muy falsa o manipulada que sea, se puede legitimar argumentando que es una “opinión o hecho alternativo” y, por lo tanto, merece el mismo respeto que una verdad contrastada. Buen ejemplo de ello es el reciente programa que hizo el youtuber Jordi Wild sentando a discutir a terraplanistas con científicos.

Una de las principales consecuencias de llevar a cabo esta táctica es que las ideas nazis ya no son ideas nazis sino “hechos alternativos” y, por lo tanto, respetables. Defender que “la tierra es plana”, que el papa Francisco es “comunista”, que el COVID “fue un experimento chino” o que hay una “conspiración para sustituir a la población nativa por extranjera" tampoco son ya fake news sino “opiniones alternativas”.

“La derecha alternativa presenta al feminismo, la liberación gay y el antirracismo como aspectos de una hegemonía contranatural e idiotizante de lo políticamente correcto. Con ello, ha otorgado a muchas personas blancas racistas, especialmente a los hombres, una formulación 'rebelede' con la que dar rienda suelta a lo que venían pensando todo este tiempo”, explicaba el historiador experto en antifascismo, Marc Bray.

En el ecosistema mediático español, uno de los máximos representantes en llevar a cabo estas prácticas en donde la mentira y los postulados ultraderechistas se disfrazan de “hechos alternativos” es Iker Jiménez. En la actualidad, es incuestionable que este periodista se ha convertido en un actor ideológico al servicio del proyecto reaccionario. Esparciendo todo tipo de ideas de la conspiración funcionales a este proyecto y visibilizando y normalizando las ideas de los nazis del siglo XXI.

De hecho, hasta el propio propagador de bulos ultraderechista Vito Quiles se refiere a él como “compañero”.

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El presentador de Horizonte y Cuarto Milenio, al servicio de la internacional ultraderechista, lleva utilizando desde sus inicios la conspiración, el sensacionalismo y los fenómenos paranormales para ganar cada vez más poder mediático. Pero, especialmente, en esta última etapa es cuando ha sacado su verdadera patita reaccionaria, blanqueando fantasmas ultraderechistas de carne y hueso.

Por su programa han pasado todo tipo de representantes de la internacional ultraderechista. Youtubers antifeministas y negacionistas de la violencia de género como Roma Gallardo; miembros fundamentalistas como Javier Villamor, portavoz de Hazte Oír y ex miembro de los nazis de Hogar Social Madrid; miembros policiales de extrema derecha como Alfredo Perdiguero, el que fuera candidato de VOX; Javier Nicolás, antiguo miembro de la CEDADE, organización nazi más importante en los 60 y 70 que constituyó una red internacional de difusión de la ideología nazi; los ultras vinculados a VOX Samuel Vázquez y Rubén Pulido

Asimismo, también ha invitado al presidente rojipardo de un partido-secta que se dice Obrero, pero que compadrea con nazis y adelanta en posiciones racistas incluso a muchos fascistas declarados.

La lista de ultras con voz en su programa es interminable, como también lo son los bulos que se propagan para difundir las tesis racistas o xenófobas. Bulos como el que difundieron para criminalizar a la inmigración afirmando que en Petrer unos mal llamados menas de 14 años toquetearon a unas niñas cuando, según la policía, fueron cuatro españoles de 16 y 17 años. Bulo, que fue desmentido en redes por el infalible Julián Macías.

Y esa es la operativa de Iker Jiménez, facilitar que teorías repudiadas y marginales de la ultraderecha puedan cobrar importancia y tener una apariencia de respetabilidad ante la opinión pública. Y no solo eso, sino que dichas ideas sean vistas como algo anti-establishment, favoreciendo que el proyecto reaccionario se disfrace de outsider. Cuando esas ideas, precisamente, representan fehacientemente la verdadera cara del sistema capitalista.

El propio Iker sintetizaba a la perfección esta estrategia cuando afirmó, tras las opiniones que recibió por criticar la canción de ‘Zorra’ de Eurovisión, que: “Si ser fascista o facha es estar en contra de tantos antivalores, pues seré facha, no tengo ningún problema”. Una afirmación que recordaba al “Seremos fascistas, pero sabemos gobernar” del alcalde de Madrid.

Con esta afirmación vemos con claridad cómo el presentador de Horizonte asocia el ser fascista con “estar en contra de tantos antivalores”. Vinculando las tesis de la ultraderecha con la “rebeldía”, el “inconformismo” y estar en contra de lo que llaman “políticamente correcto” —del feminismo especialmente —. Pablo Motos también sabe de lo que hablamos.

Y este contexto, de auge y cada vez más poder de una internacional ultraderechista golpista, sería imposible de entender sin el papel que hacen actores con poder mediático, y por ende político, como Iker Jiménez en los medios de comunicación, para hacer pasar por respetables las tesis reaccionarias y propagar sus mantras. Ya que, si algo caracteriza especialmente la era Trump, es el auge de las fake news al servicio del bloque reaccionario.

Por ello, para combatir a la internacional ultraderechista no basta con denunciar y plantar cara a los Milei, Bukele, Le Pen, Modi, Abascal, Ayuso o Trump de turno, sino también a sus aliados mediáticos que, como Iker Jiménez, siguen abonando el terreno para que las ideas racistas, clasistas, xenófobas o machistas continúen germinando.