A 84 años de la llegada de Rafael Alberti y María Teresa León a la Argentina, víctimas de la depuración cultural del franquismo

Permanecieron por más de veinte años en el exilio argentino y en 1963 regresaron a Europa pero el retorno a España fue en 1977, después de la muerte de Franco
Los pasaportes con los que León y Alberti regresaron del exilio — Instituto Cervantes

Este 2 de marzo se cumplen 84 años del arribo de María Teresa León y Rafael Alberti a la Argentina, víctimas de la política de depuración cultural implantada por la dictadura franquista, que provocó el exilio de miles de trabajadores de la cultura y permitió borrar las huellas de la memoria democrática. En tiempos donde es necesario promover políticas públicas sobre memoria, es imperioso plantear la recuperación de la memoria también desde las experiencias de exilio de quienes no pudieron continuar sus trayectorias profesionales en España por defender las ideas republicanas.

Tras el final de la Guerra Civil, León y Alberti se trasladaron a París y luego partieron hacia la Argentina desde Marsella. Arribaron al puerto de Buenos Aires el 2 de marzo de 1940 y si bien su destino final era Chile, —por invitación de su amigo Pablo Neruda— finalmente se quedaron en Buenos Aires, donde fueron recibidos por un grupo de intelectuales y amigos, entre quienes se encontraban Cayetano Córdova Iturburu, Raúl González Tuñón y el editor Gonzalo Losada.

Permanecieron por más de veinte años en el exilio argentino y en 1963 regresaron a Europa pero el retorno a España fue en 1977, después de la muerte de Franco.

Durante la Segunda República y la Guerra Civil española, la producción cultural desplegada por estos autores fue muy importante. Dirigieron revistas revolucionarias, donde se publicaban los romanceros de la Guerra Civil, y organizaron obras de teatro con contenido político antifascista.

María Teresa León tuvo un rol protagónico en algunos sucesos de la guerra, como fue el salvataje de las obras de arte del Museo del Prado y de El Escorial en noviembre de 1936.

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“La memoria suele ser la fortuna de los desterrados”, decía María Teresa León. En estos tiempos de disputa ideológica, hay que reformular el pasado y continuar promoviendo políticas públicas sobre memoria democrática que permitan comprender y reconstruir nuestra historia.