El sindicalismo es delito, los 6 de La Suiza

Los 6 de La Suiza fueron condenados  por hacer sindicalismo, por plantar cara a un patrón acusado de acoso y mantener esa lucha pese a la presión política y la capacidad jurídica de los propietarios
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El artículo 28.1, de la Constitución española de 1978, reconoce el derecho a la libertad sindical como un derecho fundamental. Este, como tantos otros derechos constitucionales, no se cumple o más bien se persigue. En un país con más de 200.000 delegados y delegadas sindicales electos, con más de 3 millones de afiliados y afiliadas en sindicatos en España. A pesar de su importancia el sindicalismo tiene un papel secundario en la sociedad y una visión negativa generalizada. No es cuestión de la praxis de unas organizaciones con respecto a otras, es una visión general que contrasta con el papel fundamental del movimiento obrero en el final de la dictadura. Se contaba que cuando un delegado sindical entraba en un bar en los años 70 todo el mundo le invitaba, que en los años 80 era él quien invitaba y al llegar los noventa unos y otros hacían como que no se veían. Con el final de la dictadura llegaron las reconversiones y el proceso de ruptura de la clase obrera.

Pero vayamos a la cuestión, ¿es delito o no? hacer sindicalismo en España. Lo que está claro es que aunque legalmente esté reconocido el derecho al ser parte de un sindicato, el sindicalismo conlleva la persecución en la empresa, policía,… Lógicamente en el sistema actual se asume que sería imposible un juicio como el de los 10 de Carabanchel por su pertenencia a las Comisiones Obreras, en el conocido Proceso 1001 durante la Dictadura. Pero todos tenemos en nuestra mente juicios y persecuciones, no solo detenciones, multas, despidos, también condenas y procesos judiciales. A mi mente los 8 de Airbus o Andrés Bódalo, por poner dos ejemplos. En España el sindicalismo combativo ni está bien visto ni está protegido, al contrario se critica y se penaliza. Y eso que la mayor parte de los derechos que muchas veces disfrutamos, son resultado de movilizaciones sindicales y de los convenios colectivos. En aquellos sectores y empresas con mayor sindicalización, los salarios y derechos son mayores que donde no, pero eso es algo que socialmente no se reconoce. Es otra de las victorias culturales del sistema frente a una clase obrera sin conciencia de sí misma, la visión desfavorable al sindicalismo. Pero que nadie lo dude, los sindicatos son la base de la capacidad del movimiento obrero para organizarse, conquistar derechos o defenderlos. Con sus contradicciones, las propias de los movimientos de masas, son el principal enemigo a batir por el sistema cuando quieren imponer su liberalismo, como podemos ver en Argentina con Milei y ya vimos en el siglo pasado con la Thatcher.

En 2017 una trabajadora de la pastelería La Suiza en Gijón acudió a la CNT para denunciar su situación personal y la del día a día del trabajo en la empresa: impagos, horas extras, falta de vacaciones y las constantes humillaciones que soportaban, hasta el punto de presentar una denuncia por acoso sexual, que acabó siendo archivada. Comenzaron las concentraciones de apoyo en el exterior de la pastelería y con ellas las identificaciones policiales, detenciones y denuncias judiciales. En 2021, el Juzgado de lo Penal número 1 de Gijón, estableció una indemnización a la empresa de más de 150.000 euros y condenó a los activistas. La empresa se convertía en la víctima y los trabajadores en los culpables, en un mundo al revés vestido jurídicamente y reflejo de los buenos contactos de la familia empresarial; no era un acaso más, participaron diferentes bufetes de reconocido prestigio de la derecha local y estatal. Tras el recurso interpuesto, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias ratificó la pena de prisión para 6 sindicalistas, entre ellos la trabajadora denunciante; 3 años y 6 meses de prisión, de los cuales 2 años son por un delito de obstrucción a la justicia y 18 meses por un delito de coacciones.

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Los 6 de La Suiza fueron condenados  por hacer sindicalismo, por plantar cara a un patrón acusado de acoso y mantener esa lucha pese a la presión política y la capacidad jurídica de los propietarios. Se les condena por ser combativos y esa condena, ha significado la unidad de todos los demás sindicatos de clase en su apoyo por encima de las siglas y las diferencias ideológicas. Que CCOO, UGT, CGT,…estén apoyando a sindicalistas de la CNT de forma pública en Asturias, refleja la importancia de la cuestión y lo que nos jugamos, el derecho a la acción sindical, la libertad. El conocido juez Marchena se ha encargado de revisar, tras aceptar el Tribunal Supremo el recurso de casación, la cuestión el pasado 18 de junio y este lunes 24, ha decidido que hacer sindicalismo es delito en España y eso marcará un antes y un después para la acción sindical en España. 24 de junio el mismo día que es aniversario de la detención en 1972 que dio inicio al Proceso 1001. Marchena decide que irán a la cárcel por causas penales y no por sindicalismo, pero la realidad es que su movilización, fue sindical, por lo que asume que la movilización es un delito. La solidaridad con las 6 de La Suiza debe continuar, así como la necesidad de volver a poner en valor el papel del sindicalismo. Como cantaba Joe Hill: Hay poder en una unión.

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Fotografias: Alex Zapico 

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