Rimas hispano-francesas

En estos días, es inevitable que miremos desde España a las elecciones legislativas francesas y que hagamos comparaciones con el tablero político español, aunque a veces las cosas —aquí y allá— solamente rimen de forma imperfecta
Antonin Burat / Zuma Press / ContactoPhoto
Antonin Burat / Zuma Press / ContactoPhoto

Se atribuye a Mark Twain el acertadísimo adagio de que "la historia no se repite, pero rima". Y lo que es cierto en el río del tiempo también lo es en un instante fijo en el mapa del mundo. Por eso, en estos días, es inevitable que miremos desde España a las elecciones legislativas convocadas por sorpresa por el presidente Emmanuel Macron en el país vecino después del nefasto resultado de su formación política en las elecciones europeas del pasado 9 de junio, y es inevitable también que hagamos comparaciones con el tablero político aquí en casa aunque a veces las cosas, aquí y allá, solamente rimen de forma imperfecta.

Publicaba este viernes un análisis de la cita electoral del próximo domingo en Francia el periódico El País bajo el título "Y Macron se convirtió en un lastre". Como entradilla del artículo, podemos leer la siguiente frase: "Los candidatos centristas evitan la imagen y el nombre del presidente en la campaña para las elecciones legislativas. Su jefe de filas ya no suma; más bien resta". Efectivamente, el redactor ha elegido concretamente la expresión con rima española "ya no suma; más bien resta". Todo el artículo es una crónica de cómo los desconocidos candidatos de su partido en cada una de las pequeñas circunscripciones francesas de alrededor de 100.000 habitantes reniegan del tirón electoral de su líder y evitan hablar de él o poner su cara en los carteles. "Macron, ¡que se quede en casa! ¿Yo me llamo Patrick Macron o Patrick Vignal?", dice uno de ellos. El autor de la noticia también cuenta cómo un ciudadano se acercó en un municipio cerca de París al primer ministro nombrado por Macron, Gabriel Attal, y le dijo: "A usted le daré la mano porque usted me gusta. Pero tendrá que decirle al presidente que cierre el pico". El artículo de El País también explica que Édouard Philippe —uno de los aspirantes a sucederle en el Elíseo— así como el propio Attal se estarían preparando con ganas para el fin de Macron en el año 2027, que es cuando acaba su mandato. Sin que, desde Diario.Red, tengamos ninguna afinidad política con el actual presidente de Francia, esta apología de la política de usar y tirar, en un partido, además, que no existiría si no fuera por el propio Macron y cuyos actuales diputados jamás habrían obtenido un escaño por sí mismos, no deja de resonar de una forma tan clara como repugnante con algunos de los discursos y operaciones que hemos visto desplegarse en España en los últimos años.

Por otro lado, es muy significativo que la figura que el establishment mediático español lleva años usando para cantar las virtudes del centro perfecto y poner en pie de igualdad el nazifascismo de Le Pen con el proyecto democrático y social de Mélenchon bajo el epígrafe de "extremos" ahora sea descartado con tanta contundencia por el grupo mediático de nuestro país que siempre defendió a capa y espada el pacto entre Sánchez y Rivera como la mejor forma para evitar las peligrosas veleidades izquierdistas de Podemos. Quizás porque ahora forma parte del así llamado Nuevo Frente Popular el Partido Socialista —con nada menos que François Hollande como candidato en una de las circunscripciones—, el periódico de Prisa ya no tiene miedo de que los insumisos franceses puedan tomar la Bastilla.

Y he aquí otro de los versos franceses que riman parcialmente estos días con la política española: la "unidad de la izquierda". Aunque lo cierto es que, en esta materia, la rima es más bien pobre

Y he aquí otro de los versos franceses que riman parcialmente estos días con la política española: la "unidad de la izquierda". Aunque, a decir verdad, y a pesar de los muchos políticos y analistas de nuestro país que están intentando establecer una analogía fuerte, lo cierto es que, en esta materia, la rima es más bien pobre. Por un lado, porque, del otro lado de los Pirineos, el "frente amplio" incluye, como acabamos de decir, nada menos que al Partido Socialista. En España, de momento, nadie se ha atrevido a proponer tal cosa. En segundo lugar, el Nuevo Frente Popular francés —a diferencia de lo ocurrido con Sumar en nuestro país— se ha construido como una coalición de las fuerzas políticas existentes que tanto tiempo ha costado levantar allí. A nadie se le ha ocurrido crear un partido nuevo para intentar arrinconar a los ya existentes, seguramente conscientes de que eso es una receta para el fracaso. Asimismo, no ha existido en la conformación del NFP ningún intento de destruir —"echar Napalm", diríamos por aquí— a la fuerza y al líder hegemónicos de la izquierda hasta entonces: La France Insoumise de Jean-Luc Mélenchon. Si hubiesen utilizado la coalición como artefacto instrumental para conseguir ese objetivo, no existiría en estos momentos la candidatura. De hecho, y esta es otra de las grandes diferencias entre la situación francesa y española, todas las fuerzas políticas del NFP han reconocido el peso democrático de cada una de sus integrantes —con el partido de Mélenchon como parte dominante indiscutible— y los propios portavoces del Partido Pocialista reconocen públicamente que las decisiones presentes y futuras se deberán tomar mediante el método democrático (excepto François Hollande que, ayer mismo, pedía públicamente que Mélenchon diese un paso a un lado para evitar la conflictividad; en unas declaraciones que —estas sí— riman bastante con algunas de las cosas que hemos visto por aquí).

Nada de esto sería posible sin suscriptores

Nada de esto (excepto la particular factura del puñal de Hollande) ha tenido lugar en España y, de hecho, la exlíder orgánica de Sumar y todavía vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, hacía este mismo fin de semana una enmienda a la totalidad al planteamiento de la unidad de los partidos nominalmente "a la izquierda" del PSOE en una entrevista con el director del diario.es, Ignacio Escolar. Cuando Escolar le dice a Díaz que uno de los elementos fundamentales que permitió el resultado del pasado 23J de 2023 fue la unidad de los partidos en la coalición Sumar y le recuerda que, ahora, esa unidad está rota, ella lo interrumpe y le dice "Es que no va de unidad". Acto seguido, Díaz dice tener datos "demoscópicos y cualitativos" que demuestran que el resultado de las últimas elecciones generales se fundamenta en el hecho de que ella y Sánchez se respetan y se complementan y eso les permitió proyectar un futuro de esperanza. Más allá de la opinión analítica que cualquiera pueda tener sobre esta afirmación, lo cierto es que Yolanda Díaz, con ella, está rechazando contundentemente los planteamientos de todos los periodistas progresistas que han pedido la unidad en estos días y también la tesis política fundamental de Izquierda Unida. Para Díaz, la clave de un posible éxito electoral —muy lejano ya, sin embargo, según la mayoría de las encuestas— sería el ticket que ella misma forma con Pedro Sánchez y en ningún caso la unidad de la izquierda. De hecho, en la siguiente pregunta que le hace Ignacio Escolar, Díaz se ocupa de dejar muy claro que el escenario francés es muy distinto al español.

Veremos qué ocurre el próximo domingo 30 de junio en Francia —y, muy especialmente, en la segunda vuelta posterior—, pero tendremos muy presente que solamente se pueden comparar cosas que son distintas y que la rima, en la política como en la poesía, puede ser consonante, asonante o libre (es decir, nula).