Del desierto a los Balcanes: millones de euros para violar los Derechos Humanos

Un informe ha documentado la situación de campos de refugiados en Serbia financiados con dinero de la UE en los que no se cumplen los estándares mínimos internacionales

Les réfugiés qui viennent de traverser la frontière serbo-hongroise sont amenés par des bus dans un camp gardé par la police. On y prélève leurs empreintes avant de les répartir sur d'autres camps en Hongrie, selon un membre de la croix-rouge. A Roszke le 13 septembre 2015.
Refugiados internados después de cruzar la frontera con Hungría - Louis Witter I Le Pictorium / Zuma Press / ContactoPhoto

Estos campos de refugiados fueron inicialmente establecidos en el marco de la ruta de los Balcanes que se formó a principios de 2015 y luego fue “cerrada” en marzo de 2016 con el inicio de la denominada “Crisis migratoria”. Hace unos meses, con el comienzo del esfuerzo conjunto entre Serbia y Hungría contra el tráfico de personas, las condiciones en los campos de refugiados serbios han cambiado, siendo esto documentado por personas y ONG sobre el terreno.

El informe realizado por No Name Kitchen (NNK), Benedetta Bressan, Ginevra Canessa, Sofia Fanfani, Zelda Mccormick, Marta Stojić Mitrović, Isabella Pasqualetti y Ali documenta la situación de distintos campos de refugiados tanto en términos económicos como respecto a la situación de sus habitantes, de igual manera, reúne una serie de testimonios por parte de las personas migrantes que se encuentran en estos contextos.

El campo de Subotica, en el norte de Serbia, fue inicialmente abierto en 2015 como respuesta de emergencia ante la gran cantidad de personas que estaban en tránsito en la zona. Este fue inicialmente financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán y el Arbeiter Samariter Bund (ABS), una organización caritativa alemana, en colaboración con el ministro de trabajo, empleo, veteranos y políticas sociales serbio, Aleksandar Vulin, el gobierno local de Subotica y el Comisariado serbio para los refugiados y las migraciones.

Mediante ABS, se redirigió dinero y recursos al campo de Subotica, aportando financieramente también la Comisión Europea y la Oficina federal para asuntos exteriores alemana. Hasta 3 millones de euros habrían sido redirigidos entre 2015 y 2018, de igual manera, en 2015, fue ABS quien aportó aproximadamente 150.000 € para reabrir el campo de Subotica, ya que tuvieron que reconstruirlo para adaptarlo. Hoy día resulta difícil saber cuánto se invierte por parte de determinados estados, la UE u organizaciones internacionales, sin embargo, Alemania sigue jugando un papel esencial en la organización y la gestión de los flujos migratorios en Serbia y sigue siendo el principal socioeconómico en sus relaciones bilaterales.

La Unión Europea sigue siendo el mayor aportador financiero a la gestión migratoria Serbia, se estima que desde 2015, la UE habría destinado más de 120 millones de euros para proveer ayuda humanitaria y protección a los acogidos, estos fondos provendrían mayormente de los instrumentos de asistencia para el pre acceso, una herramienta para el desarrollo orientada a los países candidatos a formar parte de la unión.

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Las personas a las que se le permitía la entrada en el campo de Subotica eran asignados en habitaciones contenedor en grupos, cuestión que no garantizaba ni privacidad ni condiciones higiénicas adecuadas. Al ser un centro de tránsito la gente tenía permitido moverse libremente fuera del campo sin restricciones, sin embargo, la presencia policial constante creaba un clima de miedo, vigilancia y acoso. A pesar de que oficialmente el campo está bajo la autoridad del Comisariado para los refugiados y migraciones, solo parecían haber dos guardas vigilando entre rumores de corrupción, ya que este campo es ampliamente conocido por estar controlado por grupos criminales organizados involucrados en tráfico de personas y que regulan el acceso según la etnia y del cual se ha informado que extorsionan gente.

A pesar de que según ACNUR es un campo que cumplía los requerimientos para acoger familias, estas normalmente no eran admitidas, tampoco mujeres a las cuales se les denegaba el acceso, debido a esto, se veían relegadas a vivir en el campo. La mayoría de quienes estaban en el campo eran hombres sirios, que constituían el 86% de los residentes, según datos de ACNUR. Los residentes reportaban no haber suficiente espacio para todos, lo cual llevó a restricciones de acceso para evitar potenciales conflictos entre los distintos grupos.

De igual manera, el equipo de NNK pudo documentar como a pesar de que ACNUR aseguraba que había provisión efectiva de cuidados sanitarios y médicos en el campo de Subotica, este le fue denegado a un grupo de personas marroquíes que fueron deportadas ilegalmente por las autoridades húngaras con numerosos signos de maltrato, habiendo discriminación hacia grupos concretos de personas por su nacionalidad. También es notorio que alrededor del campo se estuvieron creando negocios de venta de comida y bebida que sacaban partido del pobre acceso a servicios dentro del campo, por ejemplo, había venta de agua embotellada, ya que el agua del campo no es potable e incluso, detrás del campo, un grupo de personas serbias estaba construyendo un restaurante de comida rápida, pero con el cierre del campo se paró.

El 31 de octubre el equipo de NNK pudo ver algo nunca visto, y es que había una larga cola de gente esperando por comida dentro del campo, sin nadie fuera de los campos, sin embargo, ese mismo día se lanzó la acción conjunta contra los traficantes de personas por parte del gobierno húngaro y serbio que marcó el comienzo de las deportaciones en masa en el norte de Serbia y que incremento la militarización en esta frontera.

La noche del 1 de noviembre la policía serbia llego al campo con 5 buses para mover a la gente a otros sitios, los testigos de esta acción reportaron violencia física con porras contra los que intentaban escapar y se llegó a ver sangre en el suelo de las instalaciones, los que intentaron huir a través del campo fueron perseguidos e incluso les intentaron disparar. Estas personas fueron echadas a la fuerza sin la posibilidad de recoger sus cosas. Quienes consiguieron esconderse enfrentaron una presencia policial y militar incrementada que impedía el libre movimiento de las personas migrantes. Los lugares en los que usualmente se refugiaban fuera del campo fueron también objeto de redadas, convirtiendo toda la zona norte del país en un campo de cacería con perfilamientos raciales con consecuencias inhumanas y degradantes.

El informe detalla la situación de otros cinco campos e instalaciones en los que los derechos humanos de estas personas se verían vulnerados de manera amplia y las condiciones de vida no cumplirían unos mínimos internacionales. Destaca la situación del campo de Šid, al norte del país, en la frontera con Croacia, el cual entre septiembre y diciembre de 2023 solo acogería a menores no acompañados. A pesar de que ACNUR asegura que los habitantes tienen permiso para moverse libremente, el campo tiene un toque de queda a partir de las nueve de la noche, además, la policía limita a los niños de su derecho a relacionarse con otros niños, ya que cuando se encontraban con personal de NNK, la policía procedía a identificar y llevarse a los niños de vuelta al centro.

ACNUR en sus informes asegura que este campo provee acceso a escuelas, sin embargo, los niños solamente tienen algunas actividades educacionales y ninguno va a una escuela como tal, esto resulta imposible por la naturaleza de tránsito del propio campo. También asegura que se les proporciona acceso a servicios médicos y sanitarios, sin embargo, el equipo de NNK tuvo que proporcionar primeros auxilios, así como tratamiento a un niño el cual había sido maltratado y deportado por la policía croata, fue tratado por mordidas de perro y se le proporcionó las medicinas necesarias.

Los niños describieron a algunos trabajadores sociales del campo como amables y preocupados por su situación y bienestar, sin embargo, informaron también de uno que abusaba física y psicológicamente de ellos, ya que este se colaba en su dormitorio por la noche habiendo previamente ingerido alcohol y probablemente otra sustancias obligando a los niños a “jugar” a un “juego” el cual describen como “girarse lo suficientemente rápido como para evitar un fuerte golpe en el cuello por parte del trabajador”.

Este informe se ha publicado la misma semana que Lighthouse Reports y porCausa publican un reportaje sobre como Europa financia y apoya directamente las operaciones de los países del norte de África que deportan y expulsan de manera ilegal a personas migrantes que pretenden llegar a la UE, mientras esta declara abiertamente que esos fondos no apoyan violaciones de los Derechos Humanos.

Además de este reportaje, la ONG Alarme Phone Sahara, la cual trabaja en la frontera entre Níger y Argelia, ha hecho numerosos reportes y recogida de testimonios de la situación de personas deportadas forzosamente por parte de autoridades argelinas. Incluso, el 26 de abril, el embajador de Argelia en Níger fue convocado por el Ministro de Asuntos Exteriores debido a la violencia de estas deportaciones en el desierto. Además, los miembros de la ONG describen en sus publicaciones que las operaciones de deportaciones masivas se vienen intensificando a pesar de que ya venían siendo frecuentes y estas son realizadas en condiciones altamente violentas causando lesiones e incluso causando la muerte debido a las consecuencias de estas.

Estas deportaciones empiezan con cacerías de migrantes en los lugares de trabajo y en sus casas en las principales ciudades del país, como Oran y a lo largo de la costa mediterránea. Luego son detenidos, tiempo durante el cual se producen violaciones sistemáticas de derechos humanos, son maltratados físicamente y llevados en buses durante días hasta llegar a la frontera, a partir de este punto muchos son abandonados a 15 km del pueblo más cercano, Assamaka, mientras que aquellos con nacionalidad nigerina si son entregados a las autoridades de ese país en el pueblo. Esta ONG usualmente recoge gente abandonada por las autoridades argelinas para llevarlas de vuelta al pueblo.

A pesar de que los eventos en la valla de Melilla en junio de 2022 dieron una impresión cercana a la población española de las consecuencias de las políticas migratorias europeas, estas están siendo paulatinamente externalizadas, financiando y apoyando países para que hagan el trabajo sucio que supone evitar que personas desesperadas por mejorar su situación económica y social pasen por un infierno o arriesguen sus vidas, ya sea a la deriva en el atlántico camino de Canarias, en el mediterráneo, en la ruta de los Balcanes expuestos a condiciones tanto en verano como invierno extremas o en el desierto donde después de ser maltratados físicamente, son abandonados.