Hambruna como arma de guerra: Israel sigue atacando a palestinos hambrientos que esperan camiones de ayuda humanitaria
La organización independiente y sin ánimo de lucro Euro-Mediterranean Human Rights Monitor, cuyo objetivo es sensibilizar sobre la no aplicación de los derechos humanos en Europa y la región de Medio Oriente y Norte de África (MENA), ha acusado al ejército israelí de perpetrar el genocidio contra Palestina desde el 7 de octubre del pasado año, esta vez denunciando la agresión a palestinos que esperaban recibir ayuda al sur de la ciudad de Gaza.
Basándose en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, la Convención para la Prevención y sentencias judiciales pertinentes, la organización denuncia que Israel ha cometido genocidio contra los palestinos con delitos como la privación de objetos indispensables para la supervivencia, como el alimento y el agua.
En su último informe, Euro-Med documentó que el ejército israelí usó proyectiles de artillería, drones cuadricópteros y munición real contra civiles palestinos que esperaban a los camiones de la ONU que transportaban suministros de ayuda limitados al sureste de la ciudad de Gaza, en la carretera Salah al-Din.
No es la primera vez que el estado israelí aprovecha condiciones de necesidad y hambruna como arma de guerra contra los palestinos: la organización afirma que en los últimos tres meses, y de forma consecutiva, no sólo ha atacado a quienes intentaban recibir los escasos medios, sino también a los que se encargaban de protegerlos y distribuirlos, destruyendo a su paso toda reserva que se emplease para alimentar a la población palestina.
Según los datos de la ONG, son aproximadamente 400.000 palestinos los que viven bajo condiciones infrahumanas en el norte del valle de Gaza: la opresión del ejército israelí y los ataques armados dirigidos a evitar el abastecimiento han obligado a los ciudadanos a moler el pienso de los animales y mezclarlo con maíz, incluso a comer hojas de los árboles para poder alimentarse de alguna forma.
Euro-Med confirma, con datos contrastados, el uso del hambre como forma de presión política cuya resolución y control corresponde a Naciones Unidas, que debería no sólo abandonar una posición de silencio mediático, sino asegurar la entrega y distribución de alimentos de una forma segura y efectiva y pronunciarse acerca de este tipo de ataques.
