Italia

En Italia unos trabajadores han ocupado una fábrica para hacerla pública y ecológica recaudando un millón de euros

En 2021, la multinacional británica GKN cerró su planta en Florencia. Los trabajadores ocuparon la fábrica pidiendo relanzamiento público y conversión ecológica. Y el movimiento por el clima ha decidido estar a su lado

En el debate público occidental, la cuestión ambiental y la protección del empleo a menudo se presentan como opuestas. Sin embargo, en Italia hay una lucha ambiental donde esta oposición carece de fundamento. Se trata de un experimento complejo, la ocupación de fábrica más larga de la historia italiana, pero también de un modelo para toda Europa. Tanto así que, el pasado fin de semana, la activista ecologista más famosa del mundo, la sueca Greta Thunberg, visitó la fábrica para mostrar su apoyo.

Ex-GKN: una historia única

Estamos en Campi Bisenzio, a pocos kilómetros de Florencia. Las voces de los turistas y las esculturas de Miguel Ángel están lejos: esta zona, históricamente industrial, se caracteriza por su paisaje dominado por chimeneas. Aquí estaba el epicentro del triángulo rojo, una región del norte de Italia que en siglo pasado estuvo bajo la hegemonía del Partido Comunista y el movimiento obrero. Aquí también se encontraba la principal planta mediterránea de GKN, una multinacional británica de propiedad del fondo Melrose, donde se producían semiejes para automóviles, que luego se usaban en coches FIAT. En julio del 2021, la dirección despidió a todos los empleados de manera abrupta, un caso que generó gran interés en el país por dos razones: en primer lugar, por la forma en que se llevó a cabo el despido - a través de un correo electrónico durante las vacaciones - y luego, por ser uno de los primeros cierres tras el levantamiento de la prohibición de despidos impuesta por el gobierno italiano durante la pandemia.

Aquí es donde comienza la peculiaridad de la historia de Ex-GKN. Los trabajadores en huelga optaron por una estrategia muy diferente a la habitual en disputas de este tipo, incluso a costo de enfrentarse parcialmente a los sindicatos. Los representantes elegidos por los empleados y el Colectivo de Fábrica, que existía antes de la crisis, no solo pidieron a la empresa que reconsiderara su decisión o que buscara un nuevo comprador; decidieron ir más allá. Ocuparon la fábrica para impedir el desmantelamiento de las máquinas.

Los trabajadores exigen un verdadero relanzamiento basado en la transición ecológica. Su primer plan consiste en nacionalizar la empresa, pero bajo una gobernanza obrera, y transformarla de la producción de semiejes para automóviles a la fabricación de piezas para autobuses ecológicos. Un grupo de investigadores de la prestigiosa Universidad Sant'Anna de Pisa se unió al proyecto y en pocos meses surgió un plan de reindustrialización desde la base. Este plan involucra a otras empresas de la zona y tiene como objetivo crear una cadena de movilidad verde pública.

La idea tuvo un éxito enorme entre la población: en Florencia, una ciudad de 300.000 habitantes, más de 50.000 personas salieron a la calle para al lado de los trabajadores. El coro del equipo local de fútbol, la Fiorentina, fue adaptado y se convirtió en un himno viral de la protesta , resonando en plazas de toda Italia. Aun así, a pesar del entusiasmo popular, la política y el nuevo propietario - la empresa en cierre había sido comprada por un empresario italiano - no mostraron el mismo interés. La primera idea de reindustrialización se dejó morir. Los trabajadores quedaron sin sueldo y con pocas perspectivas, pero decidieron no rendirse. Así, surgió una segunda propuesta de relanzamiento. Esta vez, los fondos provenían de una mezcla de inversiones privadas y crowdfunding, y del sector automotriz se pasó a la producción y el reciclaje de paneles solares y bicicletas de carga. Gracias a la colaboración con pequeñas empresas alemanas, comenzaron a producirse prototipos de estas últimas. La novedad fue también política; para alcanzar sus ambiciosos objetivos, los trabajadores buscaron una alianza con el movimiento climático. La marca Colectivo de Fábrica se ha convertido en pareja estable de Fridays For Future, la rama italiana del movimiento estudiantil por la justicia climática. La fábrica se transformó en un espacio disponible para la comunidad, donde se realizan festivales, cenas y almuerzos sociales, se habla de trabajo, crisis climática, transfeminismo, y paz. Las banderas de Ex-GKN se han vuelto una presencia constante en las manifestaciones de toda Italia, y delegaciones de sindicalistas y activistas de media Europa comienzan a visitar la planta para replicar este modelo.

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Es esta alianza la que ha permitido lograr el resultado más increíble hasta ahora: una recaudación de fondos desde la base que ha acumulado más de un millón de euros. Estos fondos serán destinados a la devolución del salario a los trabajadores que que permanecen en la empresa y a la producción finalmente de paneles solares y bicicletas de carga. Siempre y cuando la política lo permita.

«Ahora nos jugamos todo»

Alberto Manconi es un activista e investigador toscano. Forma parte del grupo de académicos que desde el inicio se puso a disposición del Colectivo de Fábrica y del proyecto Ex-GKN. «El gran mérito de esta experiencia es haber puesto de nuevo en el centro del debate la cuestión de las relaciones de poder. Por eso es un ejemplo increíble, no solo para Italia, sino para todo el continente», explica a Diario Red. «Los trabajadores llevan ocupando tres años y medio, y desde hace diez meses están sin salario. Es una batalla agotadora: muchos decidieron rendirse, aceptando ofertas de trabajo en otros lugares. Pero muchos se quedaron y ahora tienen la oportunidad de realizar este experimento. Se han recaudado un millón de euros, pero estamos listos para recaudar otro millón mediante crowdfunding. El punto es que necesitamos luz verde y la intervención de la política. De lo contrario, esta energía increíble se desperdiciará, y los que se han quedado se encontrarán sin perspectivas».

En la fábrica de Campi Bisenzio acaba de concluir un evento de dos días de celebración y protesta. En este contexto, Greta Thunberg visitó el lugar, tras haber participado en la huelga global por el clima en Milán. «Cuando llegaron los despidos, el marco elegido por los patrones era el de la austeridad verde: 'hay una transición, estamos obligados a despedirles', decían. Los trabajadores los desafiaron en el terreno de la transición ecológica y social. Y pueden ganar».