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Ione Belarra: “En 2011 tocaba austeridad y el PSOE construyó Gran Coalición para la austeridad. Ahora toca guerra y hay y habrá Gran Coalición para la guerra”

Discurso completo de Ione Belarra, Secretaria General de Podemos, en el Consejo Ciudadano Estatal
Foto de Dani Gago
Foto de Dani Gago

A continuación, reproducimos el discurso íntegro de la Secretaria General de Podemos, Ione Belarra, este sábado al inicio del Consejo Ciudadano Estatal de la formación morada.

Buenos días a todas y todos, bienvenidas al Consejo Ciudadano Estatal de Podemos las coordinadoras y coordinadores autonómicos, consejeros y consejeras, y todas las personas que nos seguís a través de las redes sociales.

Hoy quiero empezar mi intervención hablando de Palestina. No podemos dejar de hablar de Palestina porque el exterminio a todo un pueblo a la vista de toda la ciudadanía mundial es el preludio de una sociedad que no queremos. Una sociedad en la que el sufrimiento del otro ya no importa. Una sociedad en la que se le permite a los amigos de los poderosos, como Israel, hacer lo que quieran sin ninguna consecuencia. El Estado de Israel es el mejor ejemplo de todo lo que está mal en el mundo, la violencia extrema, el supremacismo, el colonialismo, el racismo, el uso del feminismo y la lucha LGTBI para lavarse la cara, la desigualdad y la injusticia más profundas. Por eso no vamos a dejar de hablar de Palestina.

El presidente justificaba el otro día que el gobierno de España siga vendiendo y comprando armas a Israel por valor de más de 1000 millones de euros, durante estos 9 meses de genocidio, afirmando que España hace más que otros países por Palestina. Honestamente me parece un insulto a la inteligencia. Todos los dirigentes que no están haciendo todo lo que esté en su mano para frenar un genocidio que nos deja cada días imágenes de niños y niñas con toda su piel quemada, partidos a la mitad, bebés de tres meses huérfanos que sobrevivieron en el regazo de su madre asesinada, personas con síndrome de down atacadas por perros entrenados para asesinar abandonadas a su suerte mientras agonizaban, son cómplices del genocidio. Esto no va de hacer un poco más que los demás para sacar un titular o quedar bien. Esto va de parar un genocidio. Por eso no hacer algo pudiendo hacerlo es complicidad. Y hay muchas cosas que se pueden hacer y no se están haciendo: el embargo total de armas, la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales, las sanciones ejemplares a Netanyahu o llevarle a él y a su cúpula política ante la Corte Internacional de Justicia.

Da igual que nosotros no seamos palestinos, da igual los amigos tan poderosos que tenga Israel, sea Biden o Trump. El lado correcto de la historia es y será siempre el lado de apoyar a las personas que sufren las injusticias. Debemos permanecer en él luchando con todas las herramientas a nuestro alcance porque, a diferencia de lo que ocurrió durante él nazismo, ahora el mundo ni siquiera podrá decir que no lo sabía.

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Y, mirad compañeros y compañeras, en estos días se cumple un año de la celebración de las elecciones generales de 23 de julio. Ese día la gente progresista de nuestro país, las mujeres, las personas racializadas y muchas otras se sintieron aliviadas al ver cómo la posibilidad de un gobierno central formado por el PP y VOX se alejaba conforme avanzaba el recuento. Sin embargo, durante este año, y especialmente tras la expulsión de Podemos del gobierno, la deriva en la que ha entrado un gobierno en el que ya sólo manda el PSOE es enormemente preocupante. Se está desperdiciando una oportunidad de oro. En todo un año el gobierno ha sido incapaz de aprobar una sola medida social que mejore la vida de la gente. De hecho, la primera gran decisión que toma el PSOE, la decisión que arranca la verdadera legislatura, es pactar con el Partido Popular-el partido más corrupto de Europa, el partido que nos espió ilegalmente y que sigue orquestando la ofensiva judicial contra cualquier avance democrático. El PSOE ha acordado repartirse con el PP el consejo general del poder judicial, legitimando la guerra sucia judicial e impidiendo que ninguno de los jueces que ha participado en ella vaya a recibir ningún tipo de reproche, penal o social.

Desde mi punto de vista, esto es lo contrario de lo que votó la gente el 23J. La regeneración democrática y el avance social es lo contrario de la gran coalición que acaba de inaugurar el PSOE.

Este giro extremista hacia una supuesta moderación no es más que el preludio de un gobierno de derechas en España. Porque, como hemos visto en Francia, y como demostró Podemos en la pasada legislatura, a la derecha sólo se le puede ganar por la izquierda.

Pactar con el PP el CGPJ supone lanzar a la sociedad un mensaje muy claro: se acabó la legislatura progresista. Es el punto de salida de una nueva etapa en la política española. Acuerdo bipartidista en el marco de una Gran Coalición para la guerra, en Europa y en España, y para la vuelta de la austeridad. La ruptura del Bloque plurinacional y democrático para echarse en manos del PP. No hay más que escuchar al presidente Sánchez alabar a Úrsula Von der Leyen, a Metsola y Kaya Kallas, las tres señoras de la guerra de derechas que la socialdemocracia ha puesto al frente a las principales instituciones europeas, para saber que lo que viene no es bueno para la gente de nuestros países. Para qué vota entonces la gente, si cuando votas a la socialdemocracia también gobierna la derecha.

No hay más que ver cómo el presidente interpeló únicamente al PP en la comparecencia del miércoles para darnos cuenta de quien quiere que sea su socio principal. El presidente sabía muy bien lo que hacía cuando anunció un plan sin contenido cuya única medida real es la aplicación de un reglamento votado por el PP europeo que entra en vigor directamente en España. Quiere forzar al PP para que sea su socio estratégico en lo que viene.

De esta manera se expresa también el proyecto político que el PSOE quería desplegar desde 2015, dejar intactos los candados del régimen del 78 con la ayuda del PP para no tener que afrontar una agenda política y legislativa de profundización democrática que le enemiste con las élites económicas y mediáticas españolas que llevan décadas mandando sin presentarse a las elecciones. Solo han salido de manera puntual de ese carril cuando Podemos les obligó. Costó cuatro años y dos repeticiones electorales. Ahora que ya no está Podemos en el Consejo de Ministros y que en el Gobierno solo manda Sánchez, vuelven a ello.

De hecho, no hay más que escuchar las declaraciones de Isabel Rodríguez ayer en Málaga para saber que el PSOE no puede ser otra cosa más que lo que siempre ha sido. Débil y servil con los poderosos y duro con quienes sufren. La ministra ni siquiera se da cuenta de que tratar a las personas que trabajan de camareras como esclavas a las que hay que dar una vivienda para que los empresarios puedan seguir explotándoles y par que la Turistificación pueda seguir destruyendo nuestras ciudades y pueblos, es enormemente clasista. Y sobre todo revela un modelo de país que no se basa en derechos sino en agachar la cabeza ante los que mandan. Lo contrario de lo que defiende podemos, que las casas son para vivir, que primero las casas tienen que servir para asegurar una vivienda digna a las vecinas y vecinos y después, si se puede, para que se haga turismo. Porque el derecho a la vivienda es un derecho fundamental y el derecho al turismo no está recogido en ninguna legislación.

Y lo mismo pasa con la directora del instituto de las mujeres, Isabel García. Esta persona nunca debió ser nombrada directora del instituto de las mujeres por su transfobia pública y notoria. Porque la transfobia no es una opinión, es delito de odio. Hace mucho que el presidente del gobierno tenía que haberla cesado y, ahora, todo el tiempo que permanezca en el puesto está manchando con sus corruptelas a la ministra y al presidente del gobierno. Porque en eso el PP y el PSOE no son tan distintos, no entienden las instituciones como un servicio público, sino como algo que les pertenece por derecho propio. Eso es lo que significa más que ninguna otra cosa considerarse un “partido de estado”.

En definitiva, en 2011 tocaba austeridad y el PSOE construyó Gran Coalición para la austeridad. Ahora toca guerra y hay y habrá Gran Coalición para la guerra.

Volvemos al momento en el que PP y PSOE empiezan a ser indistinguibles porque ambos sirven a los mismos intereses, a lo que venga impuesto desde Europa y ahora también desde la OTAN. Esto es solo el primer paso. Sabemos que de la mano del régimen de guerra vienen los recortes. Eso es lo que nos están dejando claro cuando vemos al presidente en la Cumbre de la OTAN en Washington ratificando que España tiene un compromiso claro con el objetivo del 2% de gasto en defensa sobre el PIB y que se ha marcado una senda para alcanzarlo en 2029. La vuelta de la austeridad, la vuelta de los recortes, la prioridad absoluta para que nuestro dinero se vaya a gastar en armas y no en escuelas, hospitales o dependencia.

En este contexto creo que es fundamental recordar que los votos de Podemos no van a servir para hacer ningún recorte o retroceso en los derechos ya conquistados, hasta que recuperemos la fuerza política e institucional suficiente para volver a hacer avanzar a nuestro país. En ese sentido, os comunico que hemos trasladado al PSOE que para contar con el voto favorable de podemos al real decreto que el gobierno lleva el martes al congreso, tiene que retirar el desmantelamiento del bono social eléctrico que incluyó en él, del mismo modo que tuvo que retirar finalmente el recorte en las cotizaciones de las personas que cobran el subsidio para mayores de 52 años. La estrategia trampa de ir colando recortes aquí y allá de forma disimulada no funcionará con Podemos.

Además, me gustaría detenerme en la gravísima información que hemos conocido estas semanas sobre la guerra sucia contra Podemos. 55 diputados y diputadas fuimos espiados por el simple hecho de ser de Podemos. No es un hecho aislado. Era un plan perfectamente orquestado por el Gobierno de Rajoy y sus aliados judiciales y mediáticos para cortar de raíz cualquier posibilidad de cambio. El objetivo era acabar a través de la guerra sucia con el proyecto político que representa Podemos y blindar los privilegios de las élites que saquean España.

Estamos hablando de golpismo político y judicial y de prácticas totalitarias propias de una dictadura. El PP no es un partido de estado, es un partido golpista, una organización criminal golpista que piensa que las instituciones son suyas. Pactar con ellos la renovación del CGPJ o cualquier otra cuestión de estado es lavarle la cara a ese golpismo político, policial y judicial que ahora empieza a golpear tímidamente al presidente y su familia.

Y no nos equivoquemos, esto nunca fue contra nosotras, fue contra la democracia y contra las posibilidades reales de transformación social, feminista y ecologista que representaba Podemos. En el siglo XXI los golpes a la democracia no se dan con tanques o sacando el ejército a la calle, se dan con jueces y medios de comunicación corruptos. Aunque decir esto moleste mucho al PSOE que a través de sus representantes en la mesa del congreso, que tienen por costumbre interrumpir nuestras intervenciones en el congreso. En las últimas semanas nos han interrumpido para borrar la palabra “golpismo judicial” de mi intervención y para defender a Antonio García Ferreras. Toda una declaración de intenciones. Me sorprende que todavía no se hayan dado cuenta de que no nos pensamos callar. No nos podemos callar porque decir las cosas que nadie más se atreve a decir es el primer paso para poder cambiarlas. El silencio es cómplice de las injusticias y de los poderosos.

Y, por último, quiero daros de todo corazón las gracias a cada una de vosotras y vosotros, a la militancia de Podemos, lo mejor que tiene nuestra organización y a cada una de las 571.000 personas que nos votaron en las elecciones europeas. Juntas hemos vuelto a demostrar que podemos convertir en posible lo que nos dicen que es imposible. Llevaban un año diciendo que Podemos estaba muerto y en estas elecciones hemos demostrado que nos han tirado al suelo pero que nos vamos a volver a levantar.

El 9 de junio dimos el primer paso, el más difícil, para volver a poner en pie una izquierda transformadora en España que sea capaz de construir un país de paz, un país feminista y justicia social. Y lo hemos hecho juntas, en equipo, porque en Podemos somos, más que ninguna otra cosa, un equipo. No será fácil, porque nunca lo ha sido, pero no hay más que escuchar el discurso de Irene Montero como candidata de la izquierda al parlamento europeo para saber que nuestro proyecto es imprescindible en España y en Europa.

También, compañeros y compañeras, creo que el proyecto de Podemos es imprescindible en Cataluña. En los próximos días sabremos si finalmente se produce una repetición electoral o no, pero lo que es evidente es que en Cataluña hace falta más que nunca una fuerza política de izquierdas verdaderamente transformadora, que de verdad por la desprivatización de los servicios públicos, por un feminismo valiente, por el derecho a decidir y el reconocimiento de la plurinacionalidad y sobre todo por el antirracismo. Las personas migrantes, las personas racializadas nacidas en Cataluña forman parte de lo que Cataluña ya es, por mucho que lo desprecien los racistas de siempre. No podemos tolerar que haya vecinos y vecinas nuestras a las que la policía sigue parando por la calle por su color de piel, a las que no les alquilan un piso por su acento, a las que siguen insultándoles con un “vete a tu país” cuando este es el único país que conocen. Compañeros y compañeras, es la hora de poner el antirracismo en el centro de nuestra acción política. Si hay repetición electoral Podemos se presentará a las elecciones para empezar a construir derechos para esa Cataluña orgullosa y diversa que ya existe aunque algunos no quieran verla.

Compañeros, compañeras, está en juego el mundo en el que vamos a envejecer y que les vamos a dejar a nuestras hijas e hijos. Tenemos derecho a imaginar un mundo en el que la humanidad haya entendido que La Paz es mejor que la guerra, que somos más fuertes en nuestra diversidad, que si todas vivimos bien, somos mejores. Y, sobre todo, que para conseguir todo lo bello y bueno que puede ofrecernos este mundo, tenemos que trabajar por juntas, de la mano, sin dejar caer a ninguna compañera cuando las cosas se pongan difíciles, especialmente a las que golpean por hacernos avanzar a todas.

Os deseo a todas y a todos un buen verano y un buen descanso. No sin antes recordar que hay muchísimas personas en nuestro país que no pueden permitirse unas vacaciones y que ese es también nuestro objetivo, que todo el mundo pueda tener unos días de desconexión y descanso. Mi opinión es que España debería ampliar los viajes del IMSERSO para todas las personas que lo necesiten, para poder descansar unos días a lo largo del año. Con ese objetivo seguimos también trabajando, muchas gracias.