Tirando del hilo

Alvise Pérez, traficante de odio S.L.: un análisis de sus tácticas, sus objetivos y sus colaboradores

El término que mejor define al sujeto Alvise Pérez es el de “traficante de odio”, todas las campañas en las que se ha implicado, durante su trayectoria como comunicador, han tenido como objetivo generar estados de ansiedad, zozobra y frustración colectiva, en busca de un “detonante” que dispare la revuelta social

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El término que mejor define al sujeto Alvise Pérez es el de “traficante de odio”, todas las campañas en las que se ha implicado, durante su trayectoria como comunicador, han tenido como objetivo generar estados de ansiedad, zozobra y frustración colectiva, en busca de un “detonante” que dispare la revuelta social.

A través de sus tácticas de desinformación, pastorea a sus adeptos por un laberinto de callejones sin salida en busca de un bidón de gasolina. Y ya sabemos, aquí y en Venezuela, el uso que dan al combustible.

Callejones sin salida, que fomentan en la víctima la desesperación de sentirse acorralado, induciéndole a la reacción violenta y punitiva como solución y liberación.

Los meses de julio y agosto hemos asistido a varios episodios de guerra psicológica, en un primer «nivel de conflictividad» la batalla por el relato para justificar el golpe en Venezuela, en segunda instancia las campañas xenófobas con escala en Mocejón, y como consecuencia directa de estas, las habilitadas por Alvise Pérez contra el periodista Raúl Solís y las amenazas a la diputada de Podemos, Martina Velarde.

Marquemos el terreno de juego:

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En los campos de batalla digitales de esta guerra de quinta generación contra el raciocinio cartesiano, Alvise Pérez es un peón programado para implementar campañas de desinformación y odio.

El juego consiste en manipular la mente de sus víctimas (guerra cognitiva) sumergiéndoles en una realidad paralela, explorando y explotando sus carencias, miedos y frustraciones. A partir de esta siembra, se busca instigar episodios de histeria colectiva y se programan campañas de odio hacia el colectivo o persona señalada, y para ello se fabrican a medida las noticias que darán cobertura al ataque.

El comunicador Alvise propaga que vivimos en una dictadura, mina con ahínco la credibilidad de todas las instituciones públicas y no duda en tachar las elecciones de fraudulentas (vivimos en Venezuela).

Estos, y no otros, son los principios fundamentales que sustentan el discurso político de este locuaz trilero, un calco, en reducción, de Trump, Bolsonaro, Kast o su admirado Nayib Bukele.

Y en la agenda venezolana de esta guerra hibrida, Podemos y su entorno siempre han sido un “objetivo seleccionado”, (quien paga manda) y esta vez les tocaba a Raúl Solís y a la diputada Martina Velarde, enfrentarse a las redes del odio.

¿Por qué estos dos compañeros y porque ahora?

La batalla de Venezuela

Como en toda batalla, en la cultural también, las líneas generales de las estrategias a seguir y sus variables suelen estar definidas antes del enfrentamiento, pero una vez inmerso en el fragor del combate, se van identificando nuevos objetivos a batir, sobre la base del reconocimiento del terreno, destinados a ir abriendo los frentes adecuados tras explorar las debilidades del enemigo.

En la “batalla por Venezuela”, en la que Alvise juega de extremo derecho en un equipo de segunda división, uno de sus objetivos era generar enfrentamiento con Podemos, neutralizando y contaminando los discursos que no se ajustasen a las líneas maestras del plan prefijado: Venezuela es una dictadura, Maduro un tirano que va a manipular las elecciones y la única solución es un golpe de Estado.

Seleccionando objetivos

Si rastreamos el origen de la campaña de odio contra la diputada Martina Velarde, se puede comprobar que las primeras semillas fueron sembradas a raíz de la publicación en Telegram el 27 de julio de la imagen donde anunciaba, junto a la también diputada Noemí Santana, que participaban como observadoras internacionales en el proceso electoral venezolano en ciernes.

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Tras las descalificaciones personales, los insultos y las primeras amenazas, dictadura y fraude eran los términos que pretendía asociar e implantar las cuentas que iniciaron este acoso.

Estas cuentas participaban en una campaña a gran escala cuyo objetivo era generar un clima propicio para el asalto al poder planeado por la extrema derecha venezolana, se puede seguir su rastro a través de los bulos que difundieron entre el 27 de julio y el 18 de agosto.

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Una campaña que Alvise calentaba solicitando, el 29 de julio, un golpe de Estado, mostrando su alineamiento, sin fisuras, con María Corina Machado y acompañando la estrategia de tensión que cubriría “el golpe” de la oposición.

Este desmedido posicionamiento, llamando a los militares venezolanos a la rebelión, se enmarca dentro de la estrategia desplegada los días 28 y 29 por la ultraderecha venezolana para implantar su relato sobre el “fraude de Maduro”.

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Las campañas, de la primera fase del plan, llevaban meses abonando el circo digital asociando términos como: Venezuela, dictadura, Maduro, tirano y fraude; campañas de amplia magnitud destinadas, en última instancia, a socavar la democracia en el país caribeño, poniendo en tela de juicio la independencia de sus instituciones y la limpieza de las Elecciones Presidenciales de julio.

Sembrar la duda del fraude sobre el proceso, era uno de los objetivos estratégicos del ataque, que contemplaba articular otras dos ofensivas, consecutivas, en los días inmediatamente anteriores y posteriores a la fecha de votación (28 de julio). La primera consistía en viciar, como fuese, el proceso de sufragio para acabar de cuestionarlo (ataque cibernético al CNE) y la segunda presentar como irrefutables unos resultados que diesen una indiscutible victoria a la oposición encabezada por Edmundo González y Corina Machado, amparándose en unas “supuestas actas” colgadas en una web aparecida de la nada.

En esta primera escalada el objetivo era poner en tela de juicio el testimonio de Velarde como observadora imparcial del proceso electoral venezolano.

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Con el periodista Raúl Solís la cuestión siguió los mismos procesos, viendo la actividad de su cuenta comprobamos como un post del 17 de agosto sobre el tenista Carlos Alcaraz y dos posts sobre Venezuela, de los días 17 y 18 de agosto, provocan el inicio del acoso y los primeros linchamientos mediáticos.

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Uno de los influencers que participó activamente en el acoso de Raúl Solís fue Berto Peuve, seudónimo de Berto Pérez (@bertopeuve).

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Berto también estaba en el asunto de generar contenidos homófobos, racistas y, como no, para cuestionar el proceso electoral en Venezuela y atacar a miembros de Podemos.

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El 18 de agosto ocurre el luctuoso suceso de Mocejón, uno de esos inflamables bidones perdidos en el laberinto de Alvise, y este, presto, prende la mecha… una de esas mechas que genera frustración en un colectivo y le empuja al odio irracional y la violencia, juega el papel de Tommy Robinson hispano y se esfuerza en alentar la revuelta.

El 19 de agosto, Alvise y Vito Quiles difunden una infamia sobre el periodista Raúl Solís, una campaña de odio perfectamente articulada generada a través de un montaje de un chat.

La actitud combativa de Martina denunciando las maniobras de Alvise, la identifica como un objetivo a batir y se reactiva la máquina del odio.

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No cabe duda de que este interés, desmedido, de Alvise por Podemos, obedece a una estrategia de posicionamiento frente al enemigo ya identificado y catalogado como tal, y también a los intereses de sus aliados estratégicos para y en Venezuela —repasen la serie de artículos que vincula a Alvise con el digital The Objective y María Corina Machado—.

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Sin duda, la respuesta de Alvise a un tuit de Pablo Iglesias el 20 de agosto, resume los parámetros estratégicos que definen las guerras cognitivas por el relato:

¿Pero usted quién es? Menosprecio, infravaloración, deshumanización.

Implementación de los mensajes fundamentales aunque el tema sea otro. Pablo interpela sobre la infamia cometida con Raúl Solís, Alvise contesta bajo la secuencia Venezuela, Maduro, Otegui, terrorista; para acabar con un ataque personal que ya es todo un clásico en el universo especular de Alvise.

Recorriendo el rastro de las cuentas que participaron en las campañas de odio referidas, encontramos patrones comunes que marcan los terrenos en los que operaban de manera simultánea y coordinada, difundiendo los mismos contenidos y fake news; estos campos de batalla virtuales se libraron por los relatos de Venezuela y Mocejón principalmente, siendo las palabras más utilizadas, puta, zorra, moro, fraude, negro, marroquís, violen, pederasta, Maduro, dictadura.

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Los sicarios de Alvise

El organismo digital que cultiva Alvise es un foco de infección en la red que va contagiando a cientos de usuarios con un virus difícil de tratar.

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Una técnica básica y efectiva, en primera instancia, para detener las pandemias, consiste en identificar y aislar a los infectados; no se trata de organizar una cacería sin criterio, ni pruebas, se trata de estudiar a ciertos especímenes cuyo grado de contagio los lleva a participar en las campañas de odio, hasta el punto de proferir amenazas o incitar a la violencia.

Ana Fornieles Cañadas

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Ana Fornieles Cañadas, en 2015 formo parte de la candidatura de Ciudadanos al Ayuntamiento de Alcobendas, está vinculada a los patronatos de la Fundación Pablo Horstmann y la Fundación Lealtad, en los que ha coincidido con Jesús Javier Vadillo Gutiérrez.

Vadillo Gutiérrez es el «operador» español de los intereses de la familia Pérez Recao y el contralmirante Carlos Rafael Molina Tamayo, autores del intento de golpe de Estado en Venezuela en 2014.

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Otro de los clientes venezolanos de Vadillo Gutiérrez es Roger Swidorowicz, el propietario de Sigma Dental Inc., agraciada con 38 millones de euros durante la pandemia provenientes del gobierno madrileño de Isabel Díaz Ayuso.

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Óscar Cano Moreno

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Óscar Cano Moreno, ex jugador del RCD Mallorca Sevilla F.C, del Écija Balompié, y del Marchena. Lanzó su lapidario R.I.P., con una de sus cuentas de Instagram: canooscar738, también funciona como oscarcaano8. Su perfil de Facebook es oscar.canomoreno.7.

Aparece conectado con uno de los perfiles más crueles y despiadados en la ejecución de la campaña de odio, protagonizando ataques reiterados, centrados en un familiar fallecido de la víctima.

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José Ramírez Sanabria

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José Ramírez Sanabria, residente en Villa del Prado (Madrid), perito judicial en ejercicio que, en sus ratos libres, se dedica acosar y propagar odio por las redes sociales.

Rafael Felipe Díaz Cabal

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Díaz Cabal se vende como guarda de seguridad en el Grupo EULEN y dice ser “Especialista en Central Lechera Asturiana”.

Cuatro especímenes violentos al servicio de Alvise Pérez, inoculados con odio a los que habría que vacunar.

Y la mejor vacuna es una buena demanda que les obligue a afrontar las consecuencias de su comportamiento irracional.

Seguiremos informando.