Dos apuntes sobre los resultados catalanes #ElCierre

El bipartidismo reforzado en las urnas catalanas ayer nos recuerda que el 9 de junio, las elecciones europeas, resulta crucial si lo que queremos es dejar de repetir películas pasadas

Las catalanas son materia de análisis hoy y hay relato casi para todos los gustos. Desde las derechas que pueden ufanarse de aumentar significativamente su presencia en el Parlament -como es el caso del Partido Popular- hasta el PSC que gana en escaños y votos poniendo a Salvador Illa en la tesitura -difícil en materia aritmética- de intentar conformar gobierno, aunque depende de que Esquerra Republicana tome alguna decisión. Vemos a ERC como uno de los grandes derrotados de la jornada, a la vez que Puigdemont (Junts) como uno de los ganadores que, aunque no pueda gobernar en una articulación independentista, demuestra que el independentismo no ha muerto en Catalunya aunque nos lo repitan mucho, pero sí sufre un retroceso por una razón muy concreta: el bipartidismo, es decir el régimen, que se fortalece.

Especialmente útil para entender esta lectura es también la pérdida en votos del espacio Comuns-Sumar, quienes ocasionaron el adelanto electoral al hacer caer los presupuestos de la Generalitat y que hoy cosechan más sangrado electoral. Los escaños de Comuns-Sumar son indispensables para un tripartito liderado por el PSC (no le diré de izquierdas, perdonen ustedes), pero es inevitable preguntarse cómo aquellos que dijeron que su estrategia y táctica política, en Catalunya y también a nivel estatal, respondía a la intención de ampliar el espacio, siguen encadenando retrocesos electorales cada vez que se abren las urnas sin que nadie les pida siquiera autocrítica. Cosas curiosas.

En este escenario planteo dos apuntes. El primero en la línea de lo que apuntaba hoy el periodista Pablo Elorduy en El Tablero de Canal Red: en Catalunya hay giro de escenarios porque se acaba el impulso del cambio. Y esto no ocurre sólo en Catalunya, sino que lo vemos ocurrir en el conjunto del estado español. Y de ahí surge el segundo apunte: hoy en Catalunya se sienten más aires estatales que ayer. Aires de alguna  “normalidad” de antaño. Similar a lo que nos ocurre en Madrid, por ejemplo,  cuando vemos cómo se ha reforzado el bipartidismo, es decir, insisto, el régimen. La capacidad de influencia catalana sobre la agenda política estatal ha perdido fuelle. ¿Es este un efecto de las “políticas de convivencia” como las llaman en Ferraz? En parte, pero no sólo ni principalmente. Ha servido también la sobreactuación golpista de las derechas que hicieron de Catalunya un nudo no de esta campaña, sino de su campaña constante desde antes del 23 de julio. De este modo, el procés se mantuvo en escena durante esta campaña, pero como fondo no como protagonista. Como recuerdo y como trauma, en lugar de como eje sobre el que construir proyectos políticos. Es decir, giro de tablero hacia ese reforzamiento del régimen, esa “normalización” de lo que fue la España pre 15M. El resultado del PSC así lo refrenda, pero también la subida de votos del Partido Popular.

No obstante, sería un error pensar que el reforzamiento del bipartidismo supone una suerte de retorno a algo conocido.  El régimen hoy no puede entenderse sin el contexto de ultraderechización que es tanto estatal como europeo. Que el bipartidismo se refuerce significa que el malmenorismo crece y por tanto que las necesarias transformaciones en un contexto como el de régimen de guerra y su economía de austeridad, no llegarán si repetimos recetas conocidas. Lamentablemente, el PSOE a nivel estatal y el PSC a nivel autonómico han demostrado utilizar esa ultraderechización a su favor para erigirse como el mal menor en ese escenario de peligroso envalentonamiento reaccionario. Y, por otro lado, es también lamentable que cuenten para ello con el invaluable apoyo de las izquierdas de régimen y de la progresía mediática que juega para el régimen, no para las izquierdas.

Dos apuntes y una bola extra. Ayer oía a Enric Juliana, director adjunto de La Vanguardia, señalar que las políticas del PSOE (tanto la amnistía como los indultos) han destensado Catalunya. Perdonarán ustedes pero tengo algo que responder: 13 escaños fascistas en el Parlament. 13 escaños ultras en el Parlament. ¿Destensada? Es evidente que apostar por la resolución política de un conflicto y por el  reconocimiento de la soberanía de los pueblos basándose en el reconocimiento también de la plurinacionalidad de España, es lo que correspondía hacer desde siempre. Algunas formaciones políticas defendieron estas apuestas desde 2017 y perdieron muchísimos apoyos precisamente por ello. Hoy, mientras oía el elogio de Angels Barceló a Salvador Illa como personaje que no crispa ni hace ruido y que es lo que necesitamos en política, me preocupaba que las lecciones del proceso (y del procés) no se aprenden en Madrid. Todo lo contrario. Ya ni qué decir el apoliticismo que supone señalar que lo mejor para la vida política es prescindir del conflicto que la define.

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Recordemos que el PSOE al que le aplauden las medidas de “convivencia”, fue también artífice de una represión brutal institucional y física contra líderes del procés. ¿O acaso el PSOE no aprobó el 155? ¿Lo soñamos? No, ¿verdad? La amnistía ahora, como los indultos en su día, no fueron decisiones del PSOE, sino obligaciones a las que el PSOE tuvo que ceder por la fuerza de partidos como ERC y Junts en el escenario catalán y estatal. La aritmética estatal sigue siendo igual de delicada y aunque Sánchez puede respirar aliviado por los resultados de ayer en Catalunya, aún sigue sin poder conciliar del todo el sueño. ERC entra en su propio cisma interno y eso, lo sabe el presidente, no le juega a favor. Sumar sigue en caída sin nada que lo detenga y eso, lo sabe el Presidente, no le juega a favor. El PSOE come terreno y se refuerza, pero hay un terreno que le seguirá siendo hostil y esquivo con razón. El de una izquierda impugnadora del régimen que él integra. Del 155 a la Ley de Amnistía no hubo un cambio de opinión presidencial, sino de aritmética parlamentaria y presión de las urnas. El bipartidismo reforzado en las urnas catalanas ayer nos recuerda que el 9 de junio, las elecciones europeas, resulta crucial si lo que queremos es dejar de repetir películas pasadas.

Puedes ver el cierre de hoy en El Tablero por Canal Red aquí: