Bolivia

Bolivia arde

Aunque el gobierno respondió a los pedidos de ayuda por los incendios, sus esfuerzos son muy pequeños ante la magnitud de esta desgracia
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Incendios provocados por los agricultores se han llevado por delante cerca de cuatro millones de hectáreas de bosques y campos bolivianos. Los fuegos se concentran con mayor intensidad en Santa Cruz, la región agroindustrial del país. Según el índice ICA, hace varios días la calidad del aire en la capital de esta región es "muy perjudicial" y tiene consecuencias como la cancelación de vuelos, la suspensión de clases, conjuntivitis, agudización de enfermedades respiratorias, vómitos de los niños, etc. Bolivia arde, literalmente, y los bolivianos estamos respirando cenizas.

El malestar por esta situación ha movilizado a la gente. El 6 de septiembre hubo un paro en protesta por los incendios y por los resultados del censo de población, que no han mostrado el crecimiento poblacional que los líderes cruceños esperaban. En Bolivia, la demografía es muy importante porque determina la distribución de la bolsa de impuestos entre las regiones.

Las cosas no cambian. No existen instituciones que se propongan una solución real a un problema estructural ligado al desarrollo del modelo capitalista

Aunque el gobierno respondió a los pedidos de ayuda por los incendios, sus esfuerzos son muy pequeños ante la magnitud de esta desgracia, que, todo hay que decirlo, sucede con mayor o menor intensidad todos los años por estas fechas, con reacciones siempre iguales: ataques a las autoridades de todos los niveles de gobierno, exhibición de videos que muestran el aterrorizante espectáculo de la naturaleza ardiendo, pedidos de ayuda internacional, oraciones para rogar por lluvias. Las cosas no cambian. No existen instituciones que se propongan una solución real a un problema estructural ligado al desarrollo del modelo capitalista.

La pelea masista no se detiene

La pelea del Movimiento al Socialismo (MAS) no hace más que profundizarse. El último capítulo: el ala evista tenía previsto realizar un congreso partidario para elegir su nueva directiva, algo que requiere urgentemente para poder inscribirse en las elecciones de 2025. No lo logró porque el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no reconoció el carácter de la reunión, bajo el argumento de que su convocatoria incumplía sus estatutos internos. El artículo 13 de estos exige que la directiva nacional, en manos de Evo Morales, acuerde la realización del congreso con las directivas de las “organizaciones sociales matrices” (campesinos interculturales, mujeres campesinas “Bartolinas” y Confederación de Campesinos), los cuales responden a Luis Arce. Un lío sin salida. En la medida que no se resuelva esta situación está en riesgo la continuidad legal del MAS, que ya incluso recibió una amonestación por no cumplir con el requisito de renovación de su directiva. Para sacarse de encima este conflicto, que significaría anular al MAS, el TSE amplió en cinco ocasiones los plazos para que los partidos convoquen a congresos y renueven sus directivas. Hace poco dieron una “última” nueva ampliación hasta diciembre.

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El presidente Luis Arce ha seguido denunciando que las fuerzas de oposición, incluido el evismo, están boicoteando su gobierno

En reacción a la decisión del TSE, los evistas expulsaron del MAS al presidente Luis Arce y al vicepresidente David Choquehuanca, lo que estos consideraron ilegal, y decidieron que el 17 de septiembre marcharán desde Oruro hasta La Paz, un tipo de protesta que es usual en Bolivia. La marcha buscará que Evo sea habilitado en las elecciones del 2025. Para que la movilización tenga más alcance, también se posicionará en contra de la crisis económica que sufre el país.

El gobierno se abre frentes

Los “ponchos rojos” son habitantes aimaras del altiplano de La Paz, que se organizan en el sindicato campesino Tupaj Katari, que durante mucho tiempo fue liderado por el mítico Mallku, el fallecido líder indígena Felipe Quispe, que enfrentó a la "partidocracia" en 2001. Son apreciados y temidos por su gran valor y radicalidad en las luchas sociales. Al igual que todas las organizaciones sociales, enfrentan divisiones internas, duplicidad de directivas, etc. a causa de la escisión del MAS. Una facción, no oficialista, marchó a La Paz para recuperar la sede sindical ocupada por la otra facción, arcista. Al tratar de tomarla, sufrieron una fuerte represión con gases lacrimógenos de la Policía. Ahora se están organizando para bloquear y “cercar” a la ciudad de La Paz (otra forma frecuente de movilización), Aunque este sector alegaba no responder a Morales, que tiene pocos adherentes en el altiplano norte, luego de lo sucedido puede confluir con la movilización del expresidente, que recorrerá a pie una carretera que atraviesa el altiplano sur hasta La Paz, donde reside el gobierno del país.

Mientras tanto, el gobierno…

El presidente Luis Arce ha seguido denunciando que las fuerzas de oposición, incluido el evismo, están boicoteando su gobierno. El 8 de septiembre explicó nuevamente los orígenes de la crisis económica, identificó la importación de hidrocarburos como la razón de la falta de divisas que padece el país y responsabilizó de la baja producción de gas a los gobiernos de Evo Morales, que, según él, no invirtieron en exploración de nuevos yacimientos. También afirmó que la falta de aprobación de créditos en la Asamblea Legislativa por el bloqueo de la oposición parlamentaria ha empeorado significativamente las posibilidades del gobierno de gestionar la crisis. Como declaró antes a este diario, Arce no está dispuesto a sacrificar el modelo redistributivo que aplica el MAS hace casi dos décadas y tampoco a acudir a las soluciones neoliberales que se han puesto de moda nuevamente en América Latina. ¿Qué hacer? Su apuesta es por el mediano y el largo plazo, pero a Arce se le acaba el tiempo.

La oposición tradicional, en consecuencia, intenta que la opinión pública no haga diferencias entre Arce y Morales, es decir, que las responsabilidades de la situación recaigan sobre ambos

Luego de la intervención del presidente, la oposición, tanto la tradicional como la evista, señaló que Arce busca victimizarse y le recordaron que fue parte de los gobiernos de Evo Morales como ministro de Economía.

La oposición tradicional, que no ha sabido hacer otra cosa que criticar al MAS durante estas últimas dos décadas, está algo desorientada por la situación de hoy, en la que la interna masista es predominante. Solo saben algo con certeza: si Evo logra vencer las trabas institucionales que se le han impuesto para ser candidato, en 2025 sería un adversario potente. Evo es un político hábil que se maneja como nadie en las ligas electorales. Según las últimas encuestas, ya ha ganado casi todo el espacio electoral masista, que hasta hace poco estaba dividido en dos, por el debilitamiento oficialista a resultas de la crisis.

La oposición tradicional, en consecuencia, intenta que la opinión pública no haga diferencias entre Arce y Morales, es decir, que las responsabilidades de la situación recaigan sobre ambos. El esfuerzo de Arce y Evo, obviamente por distintas razones, es precisamente el contrario: separar las aguas. Morales dijo en varias ocasiones que el MAS ya no está en gobierno. Y Arce denunció varias veces que la situación económica precaria del presente es consecuencia de las malas decisiones de Evo Morales en el pasado.

Aunque sea evidente que la pelea es real y no tiene vuelta atrás, existen aún detractores del masismo que no se la creen, ya sea por miopes, por conspiranoicos o por estrategia política.

Lo que podría venir

Evo jugará en la calle lo que no está pudiendo lograr dentro de las instituciones: su habilitación como candidato. La marcha convocada para medianos de este mes será decisiva y en ella tendrá que mostrar hasta dónde puede llegar.

Existe un argumento transversal y cohesionador para las protestas: la crisis económica, sumada a la crisis ambiental que indigna a propios y ajenos.

Los incentivos que mueven a cada fuerza son distintos: el evismo se juega la candidatura de su líder. La fragmentada oposición tradicional, la primera oportunidad en veinte años de ganar las elecciones de forma democrática. Los cívicos cruceños, otrora la mayor fuerza de oposición al masismo, tienen que defender su liderazgo, bastante venido a menos, sobre Santa Cruz.

De modo que cada bloque tiene razones poderosas para presionar al gobierno que, a su vez, tampoco ha resignado sus posibilidades electorales para 2025 y está luchando con todas las armas –abudantes– que le proporciona su posición en la cabeza del Estado.