Ecuador

Noboa abre la puerta a las bases militares de Estados Unidos

El presidente de Ecuador presentará una reforma constitucional que afectaría al artículo 5 que prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras en el país. ¿Por qué ahora?

Daniel Noboa, presidente de Ecuador — David Canales / Zuma Press / ContactoPhoto
Daniel Noboa, presidente de Ecuador — David Canales / Zuma Press / ContactoPhoto

La Constitución de la República de Ecuador del año 2008 es clara en su artículo 5: “El Ecuador es un territorio de paz. No se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”. La perspectiva soberanista de los gobiernos de Rafael Correa no solo sostuvo esta máxima anti injerencista, sino que definió la posición de Ecuador en el mundo desde un prisma de búsqueda de autonomía, como constató su gestión de la deuda.

La negativa a acoger bases militares se correspondía no solo con un enfoque anti imperialista de la gobernanza del Estado, sino con una realidad histórica del país: la menor incidencia del crimen organizado en comparación a otras sociedades latinoamericanas. Los gobiernos de Moreno (2017-2021) y Lasso (2021-2023), el consiguiente desfinanciamiento del sistema penitenciario y la crisis económica ecuatoriana cambiaron la tendencia y desataron una espiral de violencia asociada al crimen organizado en el país que se ha convertido ya en un problema estructural y multidimensional.

Tras la Muerte Cruzada invocada por Lasso para abandonar Carondelet y la llegada del millonario Daniel Noboa a la presidencia de Ecuador, el asunto de la violencia ha sido el eje de giro de la política nacional.  Inmerso en una crisis política por su nefasta relación con su vicepresidenta y con la urgencia de las elecciones presidenciales del 9 de febrero de 2025 en las que buscará la reelección, el presidente Noboa ha necesitado escenificar una lucha sin cuartel contra el crimen organizado, en gran medida porque la violencia es el principal clivaje de la política ecuatoriana hoy.

La reforma constitucional

Como parte de su performance securitaria, Daniel Noboa presentó el 16 de septiembre un Proyecto de Reforma Parcial a la Constitución que buscará modificar vía Asamblea Nacional el artículo 5 previamente expuesto y que prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras en Ecuador.  En un vídeo publicado en su cuenta de X, expuso lo siguiente:

“Los ecuatorianos se merecen un gobierno a la altura de los acontecimientos que atravesamos. Merecen un presidente que tome decisiones con determinación. Porque al Ecuador no le hacían falta oportunidades, sino honestidad y voluntad política. Hoy presentaremos un Proyecto de Reforma Parcial a la Constitución ante la Asamblea Nacional que modifique sustancialmente el artículo 5 de la Constitución que prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras e instalaciones con propósitos militares. En un conflicto transnacional necesitamos respuesta nacional e internacional”.

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La Constitución del 2008 blindaba entre otros aspectos la negativa del Estado ecuatoriano a consentir el establecimiento de bases militares extranjeras

Algo de contexto: la Constitución del 2008 ─aprobada por referéndum con un 64% de apoyo y un 76% de participación─ blindaba entre otros aspectos la negativa del Estado ecuatoriano a consentir el establecimiento de bases militares extranjeras a través del propio artículo 5. Como consecuencia, las tropas estadounidenses tuvieron que abandonar, por ejemplo, la Base Aérea Eloy Alfaro de Manta, donde solía funcionar el Centro de Operaciones de Avanzada estadounidense, aparentemente con fines de lucha contra el narcotráfico. El gobierno de Rafael Correa, como parte de su accionar anti injerencista, puso fin a esta presencia de tropas norteamericanas que había tenido lugar desde 1999.

Desde allí, Noboa grabó el vídeo para su anuncio, alegando lo siguiente: “Quisieron decir que así [expulsando a las tropas extranjeras] recuperaríamos la soberanía del Ecuador y lo que hicieron fue entregarlo al narcotráfico. Ese fue el primer pacto con el crimen transnacional y, en esta lucha por recuperar al país, es el pacto que tenemos que revertir y quebrar”.

El ofrecimiento que Noboa hace a Estados Unidos para establecer bases militares en suelo ecuatoriano no solo obedece a un criterio de relato político de cara a las elecciones del 2025, tampoco se funda exclusivamente en una estrategia transnacional contra el crimen organizado; es una decisión de política exterior de hondo calado y que expone la perspectiva internacional del gobierno ecuatoriano.

Por qué ahora

Hasta hace bien poco, era el gobierno de Colombia quien hacía las veces de eje de apoyo para Estados Unidos en Sudamérica, en tanto aliado orgánico y aparentemente previsible en su desarrollo político. El giro del gobierno de Gustavo Petro y las posibilidades de una reelección de la izquierda nacional en 2026 ─escenario que, de todas formas, no es el más probable─ obliga a Washington a buscar nuevos enclaves.

Noboa es un candidato perfecto para ello, no solo por su adhesión al esquema de poder que Estados Unidos pretende ejercer en América Latina, sino por su coincidencia política y económica con los planes tanto del Partido Demócrata como del Partido Republicano. Además, Noboa tiene opciones verídicas de reeditar su mandato y extenderlo hasta 2029, concediendo una notable estabilidad para la injerencia norteamericana en la región. Junto con la Argentina de Milei, Ecuador es una buena opción para que Estados Unidos despliegue sus intereses políticos y militares en el continente.

Su justificación alude a una presunta responsabilidad de los gobiernos de Correa por el auge del crimen organizado. Según el relato del gobierno, la entrada del crimen organizado no tuvo que ver con los gobiernos de Moreno y Lasso, sino con la apuesta de los gobiernos de izquierda en el país por una gestión soberana de sus problemáticas securitarias. En el vídeo de su propuesta, añadió:

“Estamos levantando el país que ellos dejaron de rodillas, el país al que convirtieron en cuna del narcotráfico, el que repartieron a las mafias con una falsa noción de soberanía. El tiempo nos ha demostrado que las viejas decisiones solo debilitaron a nuestro país ante las amenazas que, hoy, no conocen fronteras ni tienen piedad. Desde el gobierno tenemos muy claro el país que queremos. Es momento de la Asamblea Nacional de decidir de qué lado de la historia están”.

Noboa pretende poner la pelota en el tejado de la oposición a menos de cinco meses para los comicios presidenciales, forzándoles a tomar posición en un asunto que fija la atención del debate político

La alusión al poder legislativo no es casual, sino electoral: Noboa pretende poner la pelota en el tejado de la oposición a menos de cinco meses para los comicios presidenciales, forzándoles a tomar posición en un asunto que fija la atención del debate político. Al postular esta pérdida de soberanía como una decisión necesaria para el combate contra el crimen organizado, ubica la reforma constitucional en un plano favorable para su narrativa electoral: quienes no quieren apoyar las medidas del gobierno contra la violencia lo hacen, en esencia, por sus “viejos vínculos” con las mafias.

En cierta medida, el planteamiento puede salir mal al gobierno. En el referéndum de 2023, a pocos meses de llegar a la presidencia, ya intentó “colar” un par de preguntas para la precarización de las clases trabajadoras ecuatorianas en medio de varias preguntas generales sobre la lucha contra el crimen organizado, pero fracasó. La mayoría del electorado apoyó las consultas en materia securitaria, pero rechazó las dos en materia económica.

Con todo, este paso adelante parece ser inteligente: si triunfa, se anota una victoria al borde de las presidenciales; si cae en la Asamblea Nacional, podrá plantear (a lo Milei) que él ha intentado luchar contra las “mafias”, pero el establishment político ecuatoriano de los “viejos partidos” no se lo ha permitido.