El cierre de Laura Arroyo

España: Estado de DERECHAS #ElCierre

El bipartidismo comparte mucho más que hoja de ruta política para los grandes pactos como defender a la monarquía o repartirse el Consejo General del Poder Judicial. También comparten la pereza y la dejadez

Resulta cuanto menos curioso que, cuando se dan pasos hacia cierta normalidad democrática y jurídica, haya quien se lleve las manos a la cabeza. Lo es todavía más que se utilice este paso hacia adelante para revivir fantasmas que, con todo lo duros que pueden haber resultado, son eso: fantasmas. El nivel de bochorno que están demostrando las derechas extremadas de este país estos días tiene precedentes en ellas mismas, pero no por eso nos genera menos repudio.

El Partido Popular, a través de sus principales portavoces como Feijóo o Díaz Ayuso, ha señalado ya que se ha tratado de un error injustificable por el que piden perdón, pero seamos honestos, ¿lo piden? ¿Acaso no sabemos que el Partido Popular es el partido al que le conviene revivir a ETA siempre que puede? Sabe el PP que ese comodín le resulta conveniente y verlos hoy darse golpes de pecho raya, por lo mismo, con la desvergüenza.

La indignación popular no debería hacerse esperar frente a los diputados y senadores del PP que afirman tan alegremente que, por si acaso, no cumplen su trabajo. No leen lo que firman, defienden ni votan en el Congreso. Que en el Senado no haya ni una sola enmienda revela exactamente lo mismo: esto se llama, en cualquier lugar y caso, dejación de funciones, pero no veremos ni una dimisión por ello. Les seguiremos pagando los sueldazos que mes a mes se embolsan para que luego, por cierto, voten medidas que nos atacan a la clase trabajadora. Sin embargo, esta dejación de funciones no es exclusiva del PP; recordemos que hace tan sólo unos días denunciamos aquí también la increíble vergüenza que suponía que el PSOE hubiera permitido con su dejación de funciones que en diciembre se celebre una cumbre antiabortista en nada menos que el Senado de España. Una vergüenza que de momento no ha sido revertida. El bipartidismo comparte mucho más que hoja de ruta política para los grandes pactos como defender a la monarquía o repartirse el Consejo General del Poder Judicial. También comparten la pereza y la dejadez y, para todo ello, evidentemente, no hay palabras.

Pero volvamos al meollo del asunto. Resulta bastante lamentable que avanzar en términos democráticos suponga un problema para algunos y, peor aún, sea utilizado como caballito de batalla de la oposición. Lo que vemos es que en España la legislación excepcional es una norma, y lo vemos tanto en la defensa de medidas tan increíbles y lamentables como que se sugiera que un preso, sea de lo que sea y por lo que sea, deba cumplir más años que su propia condena, algo que sienta un precedente de terror en una justicia que ya lo es. ¿Cómo puede parecernos lógico que alguien duplique la sentencia o la aumente sólo porque sí? Mucho llenarse la boca de las bondades de Europa y la importancia de seguir sus designios, pero si se trata de encaminarse hacia una normalidad democrática y una garantía desde el derecho, ¿les resulta incómodo? Pero ojo, no es sólo esta reforma. La excepcionalidad nefasta en materia judicial en España se ve todos los días: se ve en los espacios que parecen territorio liberado de garantías como son los CIES; se ve en las detenciones por perfil racial por parte de los agentes de la policía; se ve en las infiltraciones de policías en movimientos sociales, pero nunca en espacios fascistas que probablemente muchos ven con buenos ojos; se ve en la represión contra quienes se manifiestan en apoyo por Palestina, pero bien que permiten que fascistas y ultras se manifiesten con normalidad mientras destrozan todo a su paso. ¿Qué hubiera sucedido si pasaba una persona racializada en medio de ese envalentonamiento incendiario de nazis por las calles? Yo sé qué nos hubiera pasado y me muero de miedo. Ley de extranjería, Ley Mordaza, pelotas de goma contra estudiantes en Murcia, contra solidarios con Palestina, prisión para antifascistas como los 6 de Zaragoza o sindicalista como las de la suiza… ¿Esto es acaso un Estado de derecho? Pues no. En España vivimos antes bien un Estado de derechas y es ahí donde tenemos que apuntar directamente. Sin garantías, sin una justicia igual para todos, no hay democracia. Tanto que se llenan la boca de las víctimas, hablemos de todas las víctimas de este Estado de derechas que es potenciado por discursos que desde las ultraderechas utilizan para revivir fantasmas que mantengan esa excepcionalidad viva. Pues no. Quienes aspiramos a democracias populares reales y plenas sabemos bien que su Estado de derecho no lo es y que garantizar que la justicia sea para todos es el camino, empezando por ustedes, que enuncian discursos de odio a la par que nos golpean a diario desde sus tribunas de diputados y sus organizaciones negacionistas de la memoria y la democracia. Pero nosotras somos más. Acabaremos con su Estado de derechas y por eso nos reprimen: porque saben que somos una amenaza a su represión y excepcionalidad. Hasta mañana.


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