El cierre de Laura Arroyo

Hacia la huelga de alquileres #ElCierre

El Sindicato de Inquilinas está siendo claro: la manifestación no concluye en Callao, sino en la bajada de precios del alquiler ya. Ayer sólo fue un primer paso

En la misma mañana en que la Ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, afirmaba que entendía las razones de la manifestación multitudinaria del domingo por el derecho a la vivienda y nos pedía tener esperanza porque, asegura, el Gobierno ha sabido gestionar distintas crisis, los miembros del Sindicato de Carabanchel y vecinos de la zona se reunían desde muy temprano en la mañana para defender la vivienda de Ana María. Ana María y su familia viven en esa vivienda desde hace 30 años y la zona amaneció con furgones de policías dispuestos a desahuciarla. Mientras escribo este cierre, no han logrado hacerlo: la resistencia vecinal se ha impuesto y sigue garantizando un derecho que debiera ser lo que garantice tanto la policía como el Ministerio del Interior que les dirige y el Gobierno que les ampara. Hoy es Ana María, pero sabemos bien que, pese a que nos dicen que se han prohibido los desahucios sin alternativa habitacional para las personas vulnerables, esto no se está cumpliendo. Hoy es Ana María, pero ha sido también Lola, Asun o Aurora. Nosotras no olvidamos, señora Rodríguez. ¿Cómo nos puede pedir esperanza si estas son también sus cifras?

Este domingo la gente ha hablado muy fuerte, aunque no todos los medios parecen darse por enterados. Un pacto intergeneracional ha cubierto las calles de Madrid, del mismo modo que ese es el pacto que protege de los desahucios a los vecinos y vecinas. Casi el 75% de desahucios en 2024 se han producido porque familias no podían pagar el alquiler. Estos lanzamientos han crecido un 7,8% en comparación con el mismo periodo en 2023. Como para que nos digan que no hay que intervenir ya en los precios del alquiler. Si alguna vez la burbuja que explotó fue la de las hipotecas, ahora es la burbuja del alquiler y todo esto ocurre mientras desde platós de televisión siguen repitiéndonos que el mercado se regula solo. ¿Cuándo? ¿Cuándo ya no quede a quien desahuciar?

Una reciente investigación del Instituto Idra afirma que el 70% de la población que alquila no cree que pueda comprar o heredar una vivienda. Es decir, asume su vulnerabilidad como condición de largo plazo. ¿Cómo se construye un país con ese nivel de vulnerabilidad en los cuerpos de sus mayorías? Esta misma investigación señala que la población inquilina ha pasado ya de un 13,5 a un 18,7%. Una tendencia que es, por cierto, mucho más aguda en la Comunidad de Madrid y en Catalunya donde la población inquilina representa más del 23%. Y si nos vamos a ciudades como Barcelona vemos que el porcentaje de hogares que viven de alquiler ha llegado al 44%. Sí, esta es una emergencia habitacional en todo el Estado español y no, no se resuelve ni pidiendo solidaridad a los propietarios ni pidiendo a las Comunidades Autónomas defensoras del modelo rentista que “por favorcito” apliquen una Ley de Vivienda que también es insuficiente. Ahora corresponde torcerle el brazo tanto al Gobierno como a las comunidades, y eso sólo se logra con domingos como ayer.

El Sindicato de Inquilinas está siendo claro: la manifestación no concluye en Callao, sino en la bajada de precios del alquiler ya. Ayer sólo fue un primer paso. Pregúntenle a ellos y ellas, escúchenlos de verdad y sentirán toda esa fuerza producto de una desesperación e indignación injustas. El camino que nos plantean supone una medida tanto de fuerza como de unión popular: huelga de alquileres. ¿Es un riesgo? Como todas las medidas de lucha. Pero bien apuntan desde el sindicato que, si somos muchas las que nos organizamos y nos ponemos de acuerdo, no podrán detener esa huelga, no habrá jueces ni policía capaz de forzar a miles de miles de miles en una huelga que no es otra cosa que una medida de equilibrio y de justicia.

La dimisión de la Ministra Isabel Rodríguez, a estas alturas, es ya una necesidad, pero es un paso mínimo a la vez. La emergencia entre manos demanda poner nuestras cabezas, nuestros cuerpos y nuestra fuerza en este camino hacia una huelga de alquileres para forzar al gobierno del PSOE a moverse. Y, por lo mismo, toca también que nosotras, las y los periodistas que sabemos que la información es un derecho democrático, tomemos un rol responsable en este contexto. En una emergencia se toma partido: invisibilizar una manifestación es tomar partido por los rentistas y propietarios. Hablar de ocupación como el problema en España es tomar partido por los buitres y los nazis de Desokupa. Insistir en dar voz sólo a los propietarios, los bancos y la Ministra de Vivienda, en lugar de abrir el espacio a quienes plantean soluciones y lideran este movimiento por la vivienda, es tomar partido por quienes se benefician de este modelo y no por quienes lo padecen. El periodismo es un agente fundamental en este momento de emergencia habitacional. Podemos parar desahucios si los denunciamos, podemos bajar los alquileres si nos sumamos a las peticiones de nuestros vecinos y vecinas. No seas indiferente cuando tu gente está defendiendo un derecho que, por cierto, también es tuyo. Hacia la huelga de alquileres, compañeros y compañeras. Este plató es también vuestro. Hasta mañana.

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