Elecciones francesas

Le Pen ya roza el poder y El País, de campaña contra Mélenchon

La progresía mediática, en unas horas decisivas para Europa, equiparando a demócratas con fascistas, hablando de “los extremos” y dedicando ríos de tinta para atacar, no a Le Pen, sino a Mélenchon

“Tarik Bouafia tiene 30 años, es hijo de inmigrantes argelinos y creció en las afueras de Lyon, en un banlieu. Hoy Bouafia vive en Lille y es Doctorando en Historia Contemporánea de América Latina en la Universidad de la Sorbonne. Su mirada parte de la vivencia en esa realidad, pero su reflexión la trasciende y aporta elementos para que, quienes lo vemos desde lejos, podamos comprender el fragmentado mosaico de la sociedad francesa actual”. Así comienza la entrevista que publicó este domingo El Salto a este joven francés de 30 años; una pieza que firman Pablo Gandolfo y Clarisa Busemi y que a mí me ha parecido una verdadera joya, os recomiendo que la leáis completa porque creo que aclara muchas cosas. Se titula “El viaje de Francia del centro a la periferia”. Yo os traigo simplemente un párrafo con el que quería arrancar hoy: “¿Cómo se llega a esta situación donde una fuerza política racista puede gobernar Francia?” preguntan los entrevistadores. Y Tarik responde: “Hace muchos años que hay una campaña de normalización del Frente Nacional donde los medios retoman su agenda con temas como la inmigración, los extranjeros, los musulmanes. La clase política en casi su totalidad promueve esas ideas, ya que adoptó sus términos y utiliza los mismos vocabularios. Inclusive adopta leyes que el Frente Nacional promovería si fuera gobierno. Hoy lo que el sistema político visualiza como amenaza ya no es el Frente Nacional, que está normalizado. La amenaza al sistema es el Frente Popular y muy particularmente Jean Luc Melenchon. Mientras se normaliza a Le Pen hay una campaña mediática constante y brutal contra Melenchon”.

“Mientras se normaliza a Le Pen hay una campaña mediática constante y brutal contra Melenchon”. Una frase que podría aplicarse de forma casi universal para definir el comportamiento de las elites económicas, políticas y mediáticas cuando se produce un dilema electoral entre la izquierda (incluso aunque se trate de una izquierda moderada a nivel programático) y la ultraderecha: Le Pen sí, Melenchon no. Meloni sí, Tsipras no.

La normalización mediática de Le Pen que denunciaba Tarik Bouafia en El Salto se lleva produciendo muchos años y en las últimas semanas recibe ya la bendición de los grandes poderes económicos en Francia, que han tomado partido, como tantas veces ha sucedido en la Historia. Lo recogía ya hace un mes, por ejemplo, Le Vent Se Léve: “El turno patronal de Agrupación Nacional, ¿preludio de su llegada al poder? Almuerzos con los grandes patrones franceses, posicionamiento geopolítico cada vez más atlantista, oposición al libre comercio ampliamente suavizada... Apoyado por excelentes encuestas, la Agrupación Nacional prepara activamente su posible llegada al poder, acercándose a los círculos económicos y dando un paso definitivo a la página de la era Philippot. Ya se trate de reuniones con figuras del mundo empresarial, cambios programáticos o una remodelación de alianzas con otros partidos de extrema derecha, la RN siempre se muestra discreta ante estos acontecimientos. De hecho, sabe que su electorado popular será la primera víctima”.

“Su electorado popular será la primera víctima”, dice Le Vent Se Leve, que profundiza en la convergencia entre Le Pen y la agenda neoliberal de la oligarquía francesa. “Para los grandes empresarios franceses, que siempre han vivido en gran medida de la contratación pública, sería arriesgado apostarlo todo al campo macronista. Por tanto, establecer vínculos con la Agrupación Nacional es una forma de asegurar la preservación de sus intereses. Para seducirlos, el partido de extrema derecha está redoblando sus esfuerzos. En primer lugar, en materia de salarios, el partido se opone resueltamente a su aumento, aunque dice defender el poder adquisitivo de los franceses. Se ha opuesto sistemáticamente al aumento del salario mínimo o a la indexación de los salarios en función de la inflación y prefiere prometer un aumento de los salarios obtenidos mediante la reducción de las cotizaciones sociales que, sin embargo, garantizan el buen funcionamiento de la Seguridad Social. Una posición idéntica a la del campo presidencial. En términos de poder adquisitivo, el grupo también se opone al tope a los precios propuesto por Francia Insumisa y sus aliados y se abstuvo en la votación sobre el establecimiento de un precio mínimo para los productos agrícolas. La oposición al libre comercio, que siempre ha sido uno de los principales temores de los patrones respecto de la RN, particularmente aquellos centrados en las exportaciones, también se está suavizando en gran medida”, explica este diario francés.

Lavado de cara para la ultraderecha, por un lado, y cara de perro para la izquierda, por otro -vamos con esto-. Porque, si hoy uno lee la prensa, tanto la de la derecha (esto era más esperable) como, atención, la de la progresía mediática (la prensa de la Gran Coalición, podríamos decir), resulta que el problema no es Le Pen, el problema es Melenchon. Y esto no empezó ayer; lleva siendo así unos cuantos años ya. Fijaos en esta pieza publicada el año pasado en el Faro de Vigo -y ahora veremos unas cuantas de las últimas horas-: “Desde Macron a Le Pen: todos contra Mélenchon. El enemigo a batir no es ya la ultranacionalista Marine Le Pen: el nuevo enemigo número de la República francesa ya no se encuentra en la extrema derecha, sino en la izquierda, y se llama Jean-Luc Mélenchon. Macron y sus estrategas dirigen ahora sus dardos más venenosos contra el dirigente de la France Insoumise , al que culpan de intentar hundir a Francia. Arrastrando por el barro a Mélenchon, creen los macronistas poder desacreditar al conjunto del movimiento popular de protesta contra el Gobierno. Los próximos a Macron ni siquiera se preocupan de ocultar la nueva estrategia del Gobierno, y así el ministro de Trabajo, Olivier Dussop, declaró recientemente que Marine Le Pen le parecía una política “mucho más republicana” que Mélenchon. A la izquierda francesa, como a la de cualquier otro país, no debería sorprender la nueva estrategia de Macron: a la hora de tener que elegir entre izquierda y derecha, aunque se trate de extrema derecha, el capital siempre ha tenido claro a quién votar. Así, el presidente de la patronal francesa Medef, Geoffroy Roux de Bézieux declaró hace unos días en la entrevista que le hizo la emisora nacional Franceinfo que Le Pen podría ser “el riesgo necesario” que tal vez haya que asumir”.

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Pues cristalina esta pieza de El Faro de Vigo que ya hace un año definía una dinámica política que ahora, tras constatarse el hundimiento del supuesto “centro” macronista y un duelo electoral en segunda vuelta definido por la competición Frente Popular–Frente Nacional, alcanza su punto máximo: ¿todos contra Le Pen? No, hombre, no. Todos contra Mélenchon. “Arrastremos por el barro a Melenchon”.

Y no solo la derecha tradicional, enseguida lo veremos. Antes, una información más que es importante para entender bien el panorama que se abre de cara a la segunda vuelta y, más en concreto, por qué el “todos contra Melenchon” en esta ocasión tiene una especial vileza. Y es que el Nuevo Frente Popular ha decidido retirar sus candidaturas para la segunda vuelta en los lugares donde el macronismo quedó en segunda posición (para no dividir el voto y hacer frente común contra Le Pen en lo que en Francia se llama “Frente Republicano”), pero el macronismo no ha tomado la misma decisión y se mantiene en una calculada ambigüedad, sin hacer lo propio retirando candidatos en muchos lugares y sin llamar claramente a votar contra la ultraderecha. Lo recoge, por ejemplo, la prensa española. RTVE sobre la decisión de la izquierda francesa: “Mélenchon apuesta por retirar las candidaturas de izquierdas que queden en tercer puesto para frenar a la extrema derecha”. Público, lo mismo: “Mélenchon anuncia que la izquierda retirará las candidaturas que quedaron en el tercer puesto”. Expansión, sobre la otra cara de la moneda, la decisión de Macron: “El 'macronismo' se resiste a aliarse con Mélenchon para aislar a Le Pen. La coalición de izquierdas retirará a su candidato en los distritos en los que haya quedado en tercera posición, de cara a la segunda vuelta. La formación de Macron se resiste a tomar la misma decisión sin condiciones”. Y un ejemplo latinoamericano, La Tercera, de Chile: “Las reticencias del macronismo hacia Mélenchon ponen en duda el “cordón sanitario” contra Le Pen. Aún con la Agrupación Nacional de Marine Le Pen a punto de ganar la Asamblea Nacional, el sector oficialista en Francia opta por hablar de “dos extremos” y no sumarse a un bloque contra la extrema derecha”.

Y la misma diferencia entre la actitud de ambos espacios políticos de cara a la segunda vuelta, en la prensa francesa. Le Monde: “Sólo el Nuevo Frente Popular (NFP) anunció claramente que, en caso de votación triangular, retiraría a sus candidatos. La coalición presidencial siguió siendo vaga. Invitado al programa "20 h" de TF1 el lunes por la noche, el primer ministro, Gabriel Attal, no resolvió las ambigüedades, indicando que quería "evitar que la manifestación nacional tenga una mayoría absoluta", pero condicionando las retiradas. "Frente a un candidato que haya elegido los valores republicanos, nos retiramos", proclamó, mientras el ejecutivo seguía excluyendo a La Francia Insumisa del "arco republicano". Y una también de Courrier International, de línea más izquierdista, que toma algunos dichos de la prensa extranjera, en este caso, para presionar al macronismo. Dice: “Un día después de la primera vuelta de las elecciones legislativas en las que ganó la Agrupación Nacional y sus aliados, comienzan las negociaciones políticas sobre la formación o no de un “frente republicano” para bloquear a la extrema derecha. La prensa extranjera señala la posición ambigua de la mayoría presidencial. El día después de la victoria de la Agrupación Nacional (RN) y sus aliados, “la izquierda y los centristas franceses se esfuerzan por unirse contra la extrema derecha para la segunda vuelta”, escribe el diario británico The Guardian. Por su parte, "la izquierda ha adoptado una línea muy clara", continúa el diario belga Le Soir. "Ni un solo voto debe ir a la extrema derecha ahora que está a punto de tomar el poder", declaró el Insoumis Jean-Luc Mélenchon, seguido por todos sus aliados" del Nuevo Frente Popular.
Habiendo obtenido sólo el 20% de los votos, "el campo de Macron parece no saber qué hacer", señala el periódico conservador británico The Times. “En el campo presidencial, cada uno hace lo que quiere, y el ministro Bruno Le Maire se niega, al igual que Aurore Bergé o Gérald Darmanin, a llamar a votar a un candidato de la Francia insumisa”, comienza Le Soir. Por su parte, en TF1, el primer ministro Gabriel Attal recuerda que “retirarse no significa unirse” y asegura que se opone “lo suficiente a La France Insumise como para que no podamos acusarlo de aliarse con el partido de izquierda”"Sólo podemos pedir un 'frente republicanocuando beneficie al centro", despotricó en Le Temps de Ginebra.

Pues queda muy claro: la izquierda está dispuesta a apoyar a candidatos del macronismo para ganar a Le Pen, pero el macronismo no. Habrá quien imagine entonces que todos los medios de la progresía que piden cada día un cordón sanitario contra la ultraderecha hoy harán encendidos alegatos para pedir a Macron que haga lo mismo que Melenchon y apoye a los candidatos del Nuevo Frente Popular en los territorios donde eso es necesario para derrotar a Le Pen. ¿No? Y que plantearán claramente los hechos: que el problema para ese Frente Republicano contra el fascismo es la posición del macronismo.

Pues va a ser que no. El problema es Mélenchon. Prensa española:

La Voz de Galicia: “Mélenchon lastra el pacto izquierdista contra la mayoría absoluta de Le Pen”

Diario de León: “El frente contra Le Pen fracasa por los recelos hacia Mélenchon. La izquierda reclama un voto común, pero muchos candidatos de Macron se niegan a pedir el apoyo para La Francia Insumisa”.

Diario Vasco (y titular idéntico en todos los diarios del Grupo Vocento): “El frente republicano contra Le Pen fracasa por los recelos hacia Mélenchon. Mientras la izquierda reclama un voto común, muchos candidatos de Macron se niegan a pedir el apoyo para La Francia Insumisa en sus circunscripciones”.

Esto es alucinante. Resulta que el subtitular informa de la verdad (“la izquierda reclama un voto común pero Macron se niega”), pero el titular dice que el problema es Mélenchon. Por existir, supongo...

Esto es claramente una campaña mediática bien engrasada y que además ya ha adquirido dimensión internacional, porque veréis que el mismo enfoque idéntico, casi con las mismas palabras, está hoy en toodos los titulares de todos los medios españoles de Gran Coalición y también de otros países.

Mundiario: “Las reticencias hacia Mélenchon complican la unidad contra la extrema derecha en Francia”

La Razón: “Las reticencias a Mélenchon complican un frente republicano contra Le Pen. La equidistancia entre extremos, que Macron defendió durante la primera vuelta, podría jugar a favor de la ultraderecha”.

La Razón: “El extremismo de Mélenchon frena a la izquierda francesa”. Esto, insisto, es La Razón, un periódico de derechas del que cabe esperar -aunque sea indecente- que cuando el fascismo está a punto de llegar al poder, le ayude haciendo una campaña contra la izquierda. Pero si hay un periódico y un grupo mediático cuya posición editorial ante esta batalla electoral tenemos que poner en el foco, a nuestro modo de ver, desde el máximo rechazo periodístico, político, intelectual y moral, es diario El País y el Grupo PRISA. “El extremismo de Mélenchon frena a la izquierda francesa”, “Las reticencias a Mélenchon complican un frente republicano contra Le Pen”, eran los titulares de La Razón.

El País: “El rechazo a la izquierda radical de Mélenchon dificulta un frente unido en Francia contra la extrema derecha”. “El recelo que despierta la izquierda radical de La Francia Insumisa, y particularmente su líder, Jean-Luc Mélenchon, está siendo uno de los principales obstáculos para unificar las fuerzas políticas en Francia más allá de la izquierda en un denominado frente “republicano”. Esa expresión alude al cordón sanitario del resto de formaciones francesas a la extrema derecha. Las reticencias hacia el candidato izquierdista dificultan el intento declarado de la mayoría de fuerzas de frenar al Reagrupamiento Nacional (RN) en la segunda vuelta de las elecciones legislativas del 7 de julio para evitar que, por primera vez en la historia francesa, una extrema derecha surgida de las urnas pueda formar gobierno y nombrar primer ministro”.

Está pasando: Le Pen a punto de llegar al poder, y El País de campaña contra Mélenchon.

Está pasando, con una batería de piezas publicadas en los últimos días por el diario de PRISA para “arrastrar por el barro” a Melenchon. Otra:

“Con o sin Mélenchon, el dilema acuciante de la izquierda en Francia. El Nuevo Frente Popular, que aún no ha decidido su candidato a primer ministro, teme que el protagonismo del líder de La Francia Insumisa en la campaña de las legislativas perjudique al campo progresista. Los dirigentes de la coalición de izquierda son conscientes del rechazo que la figura del líder insumiso provoca en el electorado socialdemócrata, clave para recuperar a los votantes macronistas opuestos al giro a la derecha del mandatario en los últimos años, y temen que pueda poner en peligro sus opciones de vencer al Reagrupamiento Nacional (RN), al que los sondeos dan como gran favorito”.

Aquí hay una clave del una y otra vez fracasado análisis político de la progresía que es fundamental para entender el éxito de la ultraderecha. El País viene a decir en ese párrafo que, para ganar a los fascistas atrayendo a votantes supuestamente “moderados”, la figura debe ser la de un centrista y no la de alguien como Mélenchon. La realidad demuestra lo contrario y no hace falta irse de Francia: si algo se ha constatado en esta primera vuelta es que el llamado “centro” no sirve para ganar a la extrema derecha, al contrario, sirve para reforzarla en el eje tiempo, porque compra todos sus marcos ideológicos. En Argentina pensaron lo mismo que dice ahí El País, pusieron de candidato a Massa, llegó un radical de ultraderecha pegando gritos llamado Javier Milei y se llevó todo el voto del supuesto centro.

Recordemos además que Mélenchon ha revitalizado la izquierda en Francia y que, de hecho, en 2022 se quedó a solo 600.000 votos de superar a Le Pen en primera vuelta, mientras el referente de El País en Francia, que es, en el mejor de los casos, el Partido Socialista, estaba al borde de la desaparición.

Pero nada. Que el problema es Mélenchon, así que leña: “Caída de popularidad. La caída de popularidad del líder de los insumisos se explica por varios motivos. Como la ausencia de democracia interna y las repetidas purgas a los que se apartan de la línea oficial. O la estrategia del ruido y la furia en el Parlamento y las invectivas dirigidas a los periodistas”. Ruido, purgas, fusible quemado; lo de siempre. Pero atención a este otro argumetno que da El País: “Y sobre todo destaca un discurso que en muchas ocasiones ha rozado el antisemitismo”.

El País, replicando el mismo mensaje mentiroso y miserable que utiliza el sionismo para acusar de antisemita a Mélenchon por defender a Palestina. Repugnante. Antisemita es Melenchon porque está en contra del genocidio. No Le Pen y su partido, cuyas raíces históricas provienen claramente del antisemitismo francés de finales del XIX y de la II Guerra Mundial. Alucinante.

Concluye El País esta pieza: “Macron ha hablado incluso del riesgo de guerra civil en caso de victoria del NFP, en una campaña centrada en demonizar a la alianza de izquierdas, a la que equipara con la extrema derecha, y a un programa económico que considera que podría llevar al país a la ruina”. Por si quedaba alguna duda de la posición del macronismo. Y de la posición de El País, que ha decidido que lo que tiene que hacer en este momento histórico es machacar al único líder de izquierda que ha demostrado que puede generar un polo electoral alternativo a la extrema derecha. Tercera pieza de El País de las últimas horas destinada a arrastrar por el barro a Mélenchon. Editorial de este domingo:

“Unidad frente a la extrema derecha”, se titula -te tienes que reír-. El País habla de Mélenchon, cito literal: “Mélenchon, con su agitación permanente, su oposición destructiva y sus ambigüedades en asuntos como el antisemitismo, ha ahuyentado al votante moderado”, y dice que “Hay motivos para pensar que un Gobierno con Mélenchon sería problemático para Francia y Europa”. Y añade la misma idea anterior: Otro factor que complica la reconstrucción del frente republicano es que muchos votantes del centro y la derecha moderada, y algunos de sus dirigentes, hacen una equivalencia entre el partido de Le Pen y el de Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa. Su partido es el dominante en la izquierda francesa, agrupada para estas elecciones bajo la marca Nuevo Frente Popular, que obtuvo el 28,5% del voto. Son “los extremos”, según la expresión de Macron. Puestos a elegir entre Mélenchon y Le Pen, o a verse obligados a retirar un candidato, prefieren no hacerlo, pues creen que uno es tan nocivo para la democracia y los valores republicanos como la otra”.

“El problema es que la gente hace una equivalencia entre Le Pen y Melenchon -lo que Macron llama 'los extremos'- y cree que los dos son igual de nocivos para la democracia”, dice El País. ¿Seguro que es “la gente”, “el electorado”, el que hace esa equiparación? Porque a mí me suena que eso es lo que hacéis vosotros en el Grupo Prisa...

Veamos si me suena bien. Esto es lo que suena -valga la redunciancia- en la Cadena SER, de PRISA, cuando se habla de Francia. Estefanía Molina: ¿Le Pen y Melenchon? “Los extremos”. No es que la gente haga una equivalencia, compañeros de PRISA, vosotros la hacéis. La hacéis desde hace años. Angels Barceló sobre las elecciones madrileñas de 2021: “sepultados por los extremos”. Y uno más sobre la Gran Coalición PSOE-PP que se ha conformado en España en los últimos días: acuerdos con “los extremos”, no (pero bueno, si hay que hacer alguno, que sea con Meloni, “como no puede ser de otra manera)”.

La progresía mediática, en unas horas decisivas para Europa, equiparando a demócratas con fascistas, hablando de “los extremos” y dedicando ríos de tinta para atacar, no a Le Pen, sino a Mélenchon. La historia no os absolverá.


Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base. Puedes ver el episodio completo aquí: