Ana Pastor y sus satélites señalan al "putinismo"

Los que están acusando de "putinistas" a sus adversarios políticos, simplemente porque éstos están en contra de la escalada bélica y a favor de la solución diplomática, están desviando la atención de los verdaderos aliados de Putin en España: la ultraderecha de VOX

Está documentado y publicado que los oligarcas del entorno de Vladimir Putin financiaron el lanzamiento de VOX a través de la plataforma fundamentalista Hazte Oír que, en esa época, mantenía muy estrecha relación con Santiago Abascal y que defiende los mismos postulados de violencia contra el colectivo LGBIQ+ y demolición de los derechos sexuales de las mujeres —como el aborto— que comparten tanto los fascistas españoles como el presidente de la Federación Rusa. Están documentados y publicados también los estrechos lazos de amistad entre Putin y Matteo Salvini, actual vicepresidente de la primera ministra de Italia y heredera política de Benito Mussolini, Giorgia Meloni. Del mismo modo, son bien conocidos los elogios que dedicó durante años Marine Le Pen al jefe del Kremlin y ex-agente de la KGB, así como el oscuro préstamo que su partido recibió de un banco ruso en 2014.

Curiosamente, el mismo fin de semana en el que todos estos aliados de Vladimir Putin se juntaban en Madrid en un aquelarre de extrema derecha junto a Javier Milei y en el que el periódico La Razón —propiedad del grupo Atresmedia, dueño también de Onda Cero y de La Sexta— organizaba en su sede la presentación del libro del ultraderechista presidente argentino junto a Santiago Abascal, la periodista precisamente de La Sexta, Ana Pastor —y también alguno de los periodistas de proyección secundaria que orbitan en torno a ella y a Antonio García Ferreras, como Antonio Maestre o Pedro Vallín— se desataba en la red social X acusando de "putinistas" a las gentes de Podemos a cuenta de una frase de Ione Belarra recortada y sacada de contexto por los "informativos" de su cadena.

Esta operativa se lleva produciendo desde el principio de la invasión rusa de Ucrania y el motivo profundo que hay detrás es doble. Por un lado, hablamos de periodistas que orbitan, en mayor o menor medida, mediáticamente en torno a Ferreras y políticamente en torno al PSOE y a Sumar. Esto les ha generado una animosidad contra Podemos que transpira de forma evidente en las redes sociales y que lleva años comprometiendo su profesionalidad —o ya lo poco que queda de ella— a la vista de todo el gremio. Por otro lado, Ana Pastor, Ferreras y sus satélites forman parte del sector mayoritario de opinadores que han asumido desde el principio de la guerra la propaganda otanista más simplificada. En pocas palabras, que estaríamos ante una guerra entre el bien y el mal en la que se dirime el futuro de la civilización occidental y que, por lo tanto, lo único que se puede hacer es enviar todas las armas que sea posible al gobierno de Zelenski para conseguir la derrota del ejército ruso. Además, y como corresponde a todo régimen mediático de guerra, cualquiera que se desvíe de la repetición automática de esta propaganda es señalado como cómplice del enemigo.

Ana Pastor, Ferreras y sus satélites forman parte del sector mayoritario de opinadores que han asumido desde el principio de la guerra la propaganda otanista más simplificada

Esta es la doble lógica que lleva a estos "periodistas" a plantear algo tan ridículo como que una fuerza de izquierdas, como Podemos, pueda tener afinidad alguna con un dictador ultracapitalista, homófóbo y asesino de extrema derecha al tiempo que soslayan las relaciones más que probadas entre VOX y sus invitados de este fin de semana con él.

Del mismo modo que los que siempre fueron antisemitas, herederos políticos del nazifascismo y negacionistas del holocausto ahora se han convertido por espurios motivos tácticos en los principales aliados del gobierno genocida de Netanyahu y se dedican a calificar de 'antisemitas' a los que, desde la izquierda, piden el fin del genocidio, los que siempre fueron aliados de Vladimir Putin y comparten con él una ideología ultraderechista, en los últimos años y al calor del régimen de guerra mediático, se han convertido de repente en los más fervorosos otanistas. Estas maniobras de engaño por parte de la extrema derecha no engañan a ninguna persona mínimamente politizada, a ningún académico, a ningún historiador y no deberían engañar tampoco a ningún periodista. Pero Ana Pastor y sus satélites lo tienen claro: los "putinistas" son los de Podemos y no tiene ninguna relevancia que su grupo de comunicación presente el libro del invitado estrella a la fiesta de los ultraderechistas españoles que fueron propulsados por Putin.

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Por un lado, es verdaderamente desolador que el sistema mediático de nuestro país otorgue proyección y relevancia a periodistas que —completamente obcecados por el odio y la obediencia al régimen de guerra— arrojan a la papelera el rigor, la deontología y la profesionalidad. Pero lo trágico del asunto va más allá del daño que se hace al prestigio de la noble profesión periodística al encumbrar a estos personajes. Paradójicamente, los que están acusando de "putinistas" a sus adversarios políticos, simplemente porque éstos están en contra de la escalada bélica y a favor de la solución diplomática del conflicto, están desviando completamente la atención de los verdaderos aliados de Putin en España: la ultraderecha de VOX. Seguro que Santiago Abascal —y también Vladimir Putin— está encantado de que Ana Pastor y sus satélites le estén ayudando a que no se hable de su ideología coincidente y de su reciente pasado común.