Desde el río hasta el mar

No sabemos si la rectificación de Yolanda Díaz se ha debido a las presiones mediáticas o a las de su socio de coalición, pero lo que sí sabemos es que retroceder ante los genocidas es un grave error político
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Alberto Ortega / Europa Press

La expresión hace referencia al territorio que se encuentra entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. El territorio que hoy ocupan la Franja de Gaza, Cisjordania e Israel y que, antes de la creación del Estado hebreo, se denominó históricamente 'Palestina'. El contenido explícito de la alocución "desde el río hasta el mar" tiene un carácter geográfico, pero sus implicaciones políticas van mucho más allá de lo territorial.

Eso sí, depende de a quién preguntemos, la connotación política de la frase es diferente.

Los hay que nos dirán que "desde el río hasta el mar" se refiere a la propuesta de la creación de un único Estado en todo el territorio histórico palestino frente al esquema de los dos Estados, que, en España, defienden desde el PSOE hasta el PP o Felipe VI, y que, para muchos palestinos, supone perpetuar el apartheid y el colonialismo (por no mencionar que ninguno de los defensores de los dos Estados alcanza a explicar con qué fronteras se establecería la demarcación —toda vez que Israel lleva décadas robando ilegalmente tierras a los palestinos— o cómo se garantizaría que el futurible Estado palestino pudiese ejercer de forma eficaz y operativa el control de su ejército, de su policía, de sus comunicaciones, de su espacio aéreo y también de sus fronteras). La propuesta de un único Estado "desde el río hasta el mar" no es otra cosa que el esquema que acabó triunfando en Sudáfrica y que eliminó la segregación de la población negra en bantustanes (territorios supuestamente autónomos y autogobernados): un único país, con un único Estado, en el que todas las personas, independientemente de su etnia o de su religión, tendrían los mismos derechos civiles, sociales y económicos.

Hay otras personas que, como hizo la periodista Silvia Intxaurrondo esta semana, argumentarán que la expresión "desde el río hasta el mar" no va tan lejos, sino que simplemente se refiere a la instauración de un Estado palestino que gobierne los actuales territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza —uno junto al río y el otro junto al mar—, al tiempo que el Estado de Israel permanece tal cual está.

Por último, los sionistas más radicales argumentan que esta expresión es un llamamiento a "la destrucción del Estado de Israel y el genocidio del pueblo judío". Sin embargo, esta interpretación no es posible, ya que los dos únicos genocidios relacionados con los judíos que han tenido lugar a lo largo de la historia son, primero, el holocausto nazi que asesinó a millones de judíos a mediados del siglo pasado y, en segundo lugar, el genocidio que el Estado de Israel está perpetrando desde el pasado 7 de octubre en la Franja de Gaza contra el pueblo palestino.

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En todo caso y más allá de las diferentes interpretaciones, lo que está completamente claro es que "desde el río hasta el mar" es el grito de liberación de un pueblo masacrado, cercado, hostigado, aplastado económicamente y sometido a un régimen colonial de apartheid desde hace muchas décadas como es el pueblo palestino. Cuando alguien dice "desde el río hasta el mar" en cualquier lugar del mundo, lo que está haciendo es hacer suya la lucha por la liberación de Palestina y, desde que ha comenzado el genocidio más terrible de lo que llevamos de siglo XXI, también condenar los crímenes de lesa humanidad que está cometiendo el gobierno de Netanyahu y llamar, con empatía y también con desesperación, a un alto el fuego inmediato.

En todo caso y más allá de las diferentes interpretaciones, lo que está completamente claro es que "desde el río hasta el mar" es el grito de liberación del pueblo palestino

Por todo ello, es muy difícil de entender todo lo ocurrido en torno a la pronunciación de esta frase por parte de Yolanda Díaz en un vídeo enlatado que publicó en la red social X el pasado miércoles y todo lo que ha pasado después.

En dicho vídeo, en el que la vicepresidenta tercera y líder de Sumar aparece flanqueada por las banderas española y europea en un encuadre que pretende ser institucional, al final de una alocución, claramente leída en un teleprompter y en la que el principal objetivo parece ser el reivindicar como propio el anuncio del presidente Sánchez de ese mismo día de que España reconocerá al Estado palestino (sea lo que sea lo que significa dicho anuncio con un genocidio en curso), Yolanda Díaz pronuncia las palabras en cuestión: "Palestina será libre desde el río hasta el mar".

Como consecuencia, el ministro de Exteriores de Netanyahu anunciaba a finales de la semana en la red social X que Israel prohibirá al consulado español en Jerusalén atender a la población Palestina de Cisjordania. En el mismo mensaje, el ministro Katz calificaba la frase pronunciada por Díaz de "antisemita" y describía a la vicepresidenta como "ignorante y llena de odio". Mientras tanto, el mismo ministro Albares que anunció solemnemente la retirada de la embajadora española en Argentina después de que Milei llamase "corrupta" a la mujer de Pedro Sánchez, decía públicamente que por supuesto que no va a retirar a la embajadora española de Israel y que, ante la limitación de las funciones de la embajada, va a "protestar".

Hasta aquí todo normal: la violencia política desplegada por el gobierno sionista, por un lado, y la cobardía del PSOE cuando se trata de llevar la contraria a Estados Unidos, por el otro. Lo que sí resultó un poco más inesperado fue que la propia Yolanda Díaz rectificase sus propias palabras este viernes, afirmando que, cuando dijo "desde el río hasta el mar", se refería tanto a Israel como a Palestina. Dicha matización no solamente desvirtúa completamente el significado político de una frase que se utiliza para defender la liberación del pueblo palestino de la opresión israelí. Además —y lo que es muchísimo más grave—, supone dar un paso atrás ante las bravuconadas de un gobierno que ha asesinado ya a más de 35.000 personas, más de 15.000 de ellas niños y niñas.

No sabemos si la rectificación de Yolanda Díaz se ha debido a las presiones mediáticas o a las de su socio de coalición, pero lo que sí sabemos es que retroceder ante los genocidas es un grave error político. Ante los que asesinan niños y bombardean escuelas y hospitales, hace falta valentía y hace falta firmeza. Frente al genocidio más pavoroso de nuestra época, ningún demócrata, ninguna persona de izquierdas, se puede permitir ni el más mínimo paso atrás.