Chile

Gonzalo Winter, del Frente Amplio chileno: “La unidad para vencer a la ultraderecha es clave”

Hablamos con el diputado que obtuvo la primera mayoría en las elecciones para escoger el comité central del nuevo Frente Amplio, ahora unificado en un solo partido y que se apresta a afrontar un ciclo electoral este y el próximo año
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Gonzalo Winter, del Frente Amplio chileno

Gonzalo Winter inició su militancia en la izquierda cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Chile. Las pequeñas organizaciones se fueron juntando y en medio de las movilizaciones estudiantiles que arrancaron el 2006 y luego con inédita fuerza el 2011, la unidad fue tomando fuerzas y se plantearon ganar espacios en la institucionalidad.

En ese proceso se levanta la candidatura a diputado del entonces dirigente estudiantil Gabriel Boric, quien le pide a Winter que conduzca su campaña electoral en la austral ciudad de Punta Arenas. Winter suspendió sus estudios y durante un año se instaló en la ciudad de Boric, donde éste ganó las elecciones y llegó al Congreso. De ahí en adelante la dupla se fue consolidando. Boric es hoy presidente de Chile y Winter diputado, un férreo defensor de las transformaciones que ha emprendido su gobierno y un agudo polemista que apunta a desarmar los discursos derechistas.

Hace unas semanas Winter obtuvo la primera mayoría en las elecciones para escoger el comité central del nuevo Frente Amplio, ahora unificado en un solo partido y que se apresta a afrontar un ciclo electoral este y el próximo año, con los comicios municipales primero y luego las parlamentarias y presidencial.

Para Winter, son nuevas batallas ineludibles.

¿Cuál es tu balance del proceso de fusión que ha vivido y vive el Frente Amplio? ¿Qué gana la izquierda como proyecto histórico?

En primer lugar, hay una larga trayectoria de decenas, e incluso un centenar de organizaciones políticas que van confluyendo en otras, y que son fundadoras del Frente Amplio, a pesar de ser organizaciones que habían estado en coalición, debemos entender que el Frente Amplio es un nuevo partido político, que tiene una historia previa, que es legatario de muchas experiencias y luchas, pero cuya historia como partido unificado comienza en este momento.

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La izquierda gana con este proceso, ya que somos un sector que ha hablado mucho de unidad, pero que tiene una tendencia hacia la fragmentación. Esta experiencia va a contracorriente, y la unidad no la lleva solamente en el discurso, sino que la lleva a los hechos, con todas las dificultades que ello implica, pero tenemos la convicción de que esto a la larga va a significar mayor fortaleza para la izquierda, y para impulsar las transformaciones que Chile anhela.

El proceso de constitución de la fuerza del Frente Amplio ha tomado formalmente siete años, aunque viene de más atrás y su velocidad parece inédita, ¿hay fuentes teóricas de las que se alimenta esta iniciativa de la cual tú has sido también protagonista? ¿Hay referencias internacionales?

Como partido de izquierda son referencias naturales el pensamiento de Marx, Engels, Gramsci, Rosa Luxemburgo, y también a pensadores latinoamericanos como Mariátegui, Álvaro García Linera.

Sobre las referencias internacionales, nuestro partido se define latinoamericanista, todo lo que ocurre en el barrio es de especial interés, y hemos apoyado y sido parte de los procesos políticos y sociales que han surgido en el continente. Así mismo, somos parte de la Internacional Progresista, como también de la “Red Futuro” a nivel latinoamericano.

Ahora, es necesario aclarar que el Frente Amplio no surge de un libro de filosofía abstracto y general, sino de la experiencia práctica de vida de miles de personas. En ese sentido el Frente Amplio es un partido situado en un tiempo y lugar. Ese lugar es Chile y su historia, naturalmente la historia de nuestras izquierdas es fundamental, la saga del carbón y el salitre, la escuela de Recabarren, las huelgas obreras del siglo XX, el Allendismo, la lucha contra la dictadura, la revolución pingüina, las marchas de 2011, etc. Respecto del tiempo, obviamente tienes que ver las vivencias de quienes crecieron en democracia, en un Chile neoliberal, con un sujeto neoliberal y con prácticas neoliberales en todo orden de cosas. Pero hoy día, nos enfrentamos al desafío de construir una propuesta de sociedad justa y próspera para el futuro, de manera situada en el mundo del presente. Con un Estado que está en una pugna enconada contra el crimen organizado y el narcotráfico, con transición energética en un país sin petróleo, con capitalismo global, con BRICS, etc.

¿Cómo contribuye al Gobierno, a la gobernabilidad y a la base social y política este nuevo Frente Amplio? ¿Cómo se vive con dos coaliciones y ahora además un pacto electoral al que ha ingresado también la Democracia Cristiana?

Debemos entender que la emergencia del Frente Amplio se da en medio de la desintegración del Chile binominal, con el desconocimiento de nuestro sector al pacto tácito de la transición, y eso generó una situación compleja de distorsión política, que me gustaría profundizar a continuación.

En la transición la izquierda estuvo siempre fragmentada, y la derecha logró unirse en dos partidos históricos que actuaban de conjunto en prácticamente todo, y cuyas diferencias eran indistinguibles. Hoy el escenario es de una fragmentación que arrastra inclusive a la derecha que en pocos años pasó de tener dos partidos a tener siete. En ese sentido es útil para nuestro mundo y para el Gobierno tener partidos robustos. 

El Gobierno tiene dos coaliciones, lo que es una anomalía en la política chilena, ya que se habían visto casos en que una coalición llegaba con dos candidatos, pero no dos coaliciones formando un gobierno después de la primera vuelta. Hoy el Gobierno tiene tres sectores: El Partido Comunista, el llamado socialismo democrático, y el Frente Amplio, y la unidad del Frente Amplio sin duda será positiva en ese diseño, tanto en el Gobierno, como en el pacto electoral, en donde ha quedado claro, aquí y en otras partes del mundo, que la unidad para vencer a la ultraderecha es clave.

Otro elemento virtuoso de este nuevo partido es que los frentes internos que antes estaban separados ahora están unidos, por ejemplo, en el ámbito estudiantil, o que a nivel territorial en donde existían asambleas de siete organizaciones diferentes, ahora existe una gran asamblea del Frente Amplio, y eso sin duda dará frutos.

Viene un ciclo largo de dos elecciones en estos dos años, que además son los últimos del mandato de Boric, ¿qué diferente debería hacer el Frente Amplio, los aliados y el propio Gobierno para tener posibilidades de impedir que la derecha gane ambas elecciones?

En primer lugar, se hace necesario caracterizar la transición a la democracia en Chile, en donde existieron grandes aperturas democráticas manteniendo el experimento del neoliberalismo, lo que llevó a una situación muy profunda de desigualdad y concentración de la riqueza, en donde —con cifras de 2022— sabemos que el 1% más rico acumula casi el 50% de la riqueza. Ese régimen de concentración de la riqueza que produce el neoliberalismo genera consecuencias en diversos aspectos. Por un lado, en la democracia, ya que no solamente la acumulación es mucha, sino que también la fuerza que tienen para defender la situación que les beneficia, y eso los lleva a participar en la opinión pública y mediática para proteger sus intereses, e invierten millones de dólares en publicidad política para influir en la opinión pública y así mantener el sistema que les favorece, y eso lo hacen tratando de convencer ideológicamente, dan una batalla de ideas.

Por lo anterior, yo he planteado que debemos avanzar en una disputa ideológica, entrar a disputar en el campo de las ideas, porque las reformas y transformaciones solo van a ser posibles si ganamos esas reformas en la sociedad. Hay sectores de centroizquierda que han planteado que la batalla no tiene que ver con disputas ideológicas, sino que con gestión, pero yo estoy convencido de que la gestión no puede estar separada de la ideología, y que toda política de gestión se basa en principios ideológicos, y cuando renunciamos a la disputa de las ideas, cuando renunciamos a ganar las reformas en la sociedad, finalmente permitimos que los intereses de ese 1% que concentra la riqueza sigan dominando, y terminen por trabar la posibilidad de tener una democracia verdadera y un país desarrollado.

Boric dice que ahora vienen los “brotes verdes” de aquello sembrado en estos dos años, ¿Cuál ha sido esa siembra, qué se puede cosechar? Esto, considerando que la economía, aunque estabilizada, no está consolidada en un crecimiento continuo, o que la seguridad pública parece una batalla que nunca se gana…

El Gobierno asume con minoría en ambas Cámaras del Congreso, en un momento de mucha politización a raíz del estallido, que fue sucedido por la pandemia, lo que dejó la energía de transformación social en un entredicho. Con un alza del neoliberalismo en versión fascista, y con el reflujo —legítimo— de quienes habían padecido las consecuencias negativas del estallido, y especialmente de elementos como la violencia contra pequeños comerciantes, o saqueos.

En los dos primeros años de gobierno han existido brotes verdes, en donde a pesar de la correlación de fuerzas existente en el Congreso, se han logrado medidas progresistas. Desde antes de estar en el Gobierno el Frente Amplio impulsaba medidas transformadoras, y estando en el Gobierno se ha logrado el triunfo de varias de ellas, por ejemplo, las 40 horas de jornada laboral, el royalty a la gran minería privada del Cobre, que se ha distribuido entre las comunas más pobres, el Gobierno que logró la gratuidad en las atenciones de salud pública, que implementó la ley que está logrando que los deudores de alimentos se vean obligados a pagar a sus hijos, que está avanzando en el sistema nacional de cuidados, que llevó a un alza histórica del sueldo mínimo, logrando los 500.000 pesos chilenos —unos 500 euros—, antigua demanda de los trabajadores, o la estrategia nacional del litio, que puede significar un salto al desarrollo con potencial de ser un evento que dé inicio a la reindustrialización de nuestro país.

Y hay otras áreas en que no hemos logrado una mayoría debido a la correlación de fuerzas, pero que hemos presentado los proyectos y los estamos impulsando, contra intereses muy poderosos. Ejemplo de ello es la reforma al sistema de pensiones que termina con el negocio de las administradoras privadas de fondos, que son el corazón del régimen neoliberal, o la nueva ley de pesca que termina con la anterior ley hecha en medio de una trama de corrupción, y beneficia a los pescadores artesanales, entre otras.

Además de todo esto, ha sido el Gobierno de izquierda el que logró estabilizar la economía, la situación inflacionaria, etc., lo que rompe el mito que a veces existe sobre que los gobiernos de izquierda no traen estabilidad. Aquí fue la derecha la que nos llevó al caos social, y la izquierda la que nos ha llevado a la normalización, a pesar de la dura crisis que vivimos con el narcotráfico, y que como país debemos lograr superar.

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Gonzalo Winter

¿Crees viable y necesario que el Frente Amplio tenga una candidatura presidencial el 2025?

El orgullo en política nunca es buen consejero, sin embargo, es bueno recordar hoy día que el Frente Amplio es el partido con más inscritos en Chile, el que tiene más diputados, y en general en todas las elecciones ha obtenido más votos que en la anterior. Algo tendremos que decir en la próxima elección. Hago el punto sobre el tamaño del Frente Amplio, porque decidir el ser un partido grande es también una decisión dolorosa. Ser un partido grande que aspira a representar mayorías significa estar en un partido que se parece menos a uno mismo, y más a mucha otra gente.

Dicho lo anterior, creo que esta elección se debe enfrentar con la mayor unidad posible, idealmente en primarias. El Frente Amplio —como coalición— nace en 2017, y en las dos elecciones presidenciales que ha vivido se ha presentado a primarias, y creo que la siguiente elección presidencial no debe ser la excepción.

Con el Gobierno entrando en una fase de término y en la que la oposición derechista difícilmente le permitirá avanzar en su programa, cómo las fuerzas de izquierda deberían hacer frente a ese escenario…

En primer lugar, las fuerzas de izquierda y progresistas deben hacer frente a este escenario con la mayor unidad posible, hemos tenido experiencias recientes en donde la falta de unidad se traduce en más escaños para la ultraderecha, y eso es algo que no podemos permitir.

Sobre esto último, creo que es clave comprender cuáles son los factores que llevan al mundo popular a votar por la extrema derecha, ya que algunos sectores plantean que esto sería culpa de las políticas identitarias”, pero no considera que la gente vive lejos de su trabajo, trabaja más, el poder de compra de su pensión ha bajado, y la parte que recibe de la riqueza es menor, y es difícil que la gente se sienta en democracia con el nivel de concentración existente. Los ricos se lucran con los inmigrantes pobres. La crisis de vivienda les permite presionar para construir sin límites de ruido, espacio, áreas verdes, cantidad de metros cuadrados, ni cercanía a los espacios laborales. La pobreza de esos inmigrantes les permite pagar poco y pagar mal. La pobreza de esos inmigrantes les permite comprar hasta 96 departamentos en comunas donde jamás vivirían para arrendarlos a migrantes o a chilenos que nunca podrán comprar una casa, además del flagelo del narcotráfico.

Ante el dolor que vive la gente en todo Occidente frente a esta realidad, aparece el fascismo para canalizarlo, convirtiéndolo en odio de los pobres hacia los pobres, como si ellos fueran los que ganaron con el mundo que hoy padecen. 

Los constructores de ese mundo, colmados de riqueza, dicen que la culpa es de la izquierda por defender a las minorías. ¿Cuáles son las minorías? Las mujeres no son una minoría. Entonces me quedan los homosexuales y migrantes. Efectivamente, en los tiempos en que mataban a los homosexuales y la centroizquierda en Chile negaba su derecho a casarse y adoptar hijos, hubo voces que defendieron su derecho a vivir.

Entonces, creo que para analizar la emergencia de la extrema derecha, debemos comprender que ella no aparece por nuestra responsabilidad, sino que es una muestra del sistema en crisis, y si la izquierda no tiene ese diagnóstico claro, sus medidas serán equivocadas.