Memoria del saqueo

Las recientes declaraciones públicas del legislador —percibido como peronista/dialoguista— Miguel Ángel Pichetto, en torno a la minería y al yacimiento de Vaca Muerta y sus extensiones, juegan en un tablero de alta complejidad
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Yacimiento Vaca Muerta, Neuquén, Argentina — Gobierno de Argentina

Un grupo de grandes empresarios argentinos vinculados a fondos de inversión extranjeros, magnates europeos, israelíes y estadounidenses, está haciendo lobby en el Congreso y el Poder Ejecutivo para que se apruebe el plan de coloniaje sistemático de Argentina, que ejecuta la supresión del Estado como garante regulador y estabilizador del federalismo republicano que promueve la Constitución Nacional, y la toma por asalto de la matriz energética de gas y petróleo convencional y no convencional, cuya frontera se extiende al sur de la provincia de Mendoza desde el yacimiento neuquino de Vaca Muerta. El segundo más grande del mundo que concentra la atención del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Departamento de Estado de Estados Unidos, además del Tesoro y las agencias de Inteligencia norteamericanas, de Israel y el Reino Unido.

Un nombre ligado a la década del ’90 y a lo peor del menemismo emerge en esta trama de malos y peores. Se trata de José Luis Manzano. El verdadero poder en Mendoza donde compra cada día más extensiones de tierras en lo que significa una ampliación de Vaca Muerta para extraer petróleo no convencional.

El hecho no se conocía hasta ahora. Y la razón sería un asunto de mercado —diría el Presidente Javier Milei—, porque de revelarse los pormenores, el precio del crudo se caería como un piano y el ducto que serpentea el país desde el pueblo de Añelo con la intención de proveer de energía al Norte y llegar en algún momento a Brasil, podría debilitar a los grandes capitales foráneos que están asentados en los alrededor del pueblo con modelos de extracción y huida.

Entre los jugadores más poderosos junto a Manzano en la minería y el sistema energético y su cadena de producción se destacan Marcelo y Nicolás Mindlin, Paolo Rocca, Alejandro Bulgheroni, y el mayor proveedor de funcionarios del actual Gobierno, Eduardo Eurnekian.   

Manzano es propietario de mineras en Perú y Argentina. Actúa en el negocio de la comunicación masiva a través de canales de televisión abierta y por cable, además de poseer la mayoría accionaria de compañías eléctricas como EDENOR con Daniel Vila.  

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Todos los personajes en cuestión —multimillonarios que nunca padecieron hambre y desconocen el precio del litro de leche y el kilo de carne en los meses de Milei—, pugnan para establecer como Ley lo que se conoce como Régimen de incentivos a las grandes inversiones (RIGI), que les permitiría fugar las ganancias y no someterse a las leyes de la jurisdicción argentina, sino al sistema financiero estadounidense por medio del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), que depende del Banco Mundial en Washington y Nueva York.

De Cammesa al GNL

La empresa estatal YPF quedó en manos de una línea de altos ejecutivos que vienen del riñón de Rocca. Son los casos de Horacio Marín, Matías Farina, Federico Barroetaveña, Lisandro Deleonardis, Gustavo Gallino y Luis de Ridder. Todos conectados con Techint y con Tecnopetrol de Rocca.

De la trama forman parte los Mindlin junto a Rocca en la transportadora de energía Cammesa, en tensión oscilante con el Gobierno. Esas vibraciones magnéticas alcanzaron al  Departamento de Estado de EE UU y al FMI. Sucede que a Cammesa le deben 140 mil millones de pesos e YPF Luz anunció rápido, a mediados de mayo, que aceptó el pago con un bono que vence en 2038. La propuesta la realizó el ministro de Economía, Luis Caputo, quien aparece sentado en negociaciones con el secretario de Energía, Eduardo Javier Rodríguez Chirillo. Un misterioso sujeto que después de liquidar los bienes del Estado con Roberto Dromi durante el menemismo, emigró a España para completar negocios energéticos, se radicó en México en temporadas sin demasiado éxito privatizador, y recaló en Buenos Aires para darle cause a la renovación menemista libertaria.

En ese lapso, Chirillo se reconvirtió como el único funcionario incapaz de explicar a la Cámara de Diputados y al Senado el valor del barril de petróleo en boca de pozo, aunque ratificó el precio del gas dolarizado. ¿Si la Argentina produce gas en suelo soberano por qué sus ciudadanos deben pagarlo a valores internacionales?

Nadie lo sabe explicar. Lo cierto es que los magnates criollos pretenden que el costo total de las tarifas de luz y gas sea absorbido por la única casta que muere rápido: la clase media y los trabajadores empobrecidos por los engendros de Milei.

Estos cruzados del libre mercado toda para ellos son los impulsores del desguace del Estado y de la narrativa del falso déficit cero, basado en el hambre generalizado, una inflación acumulada superior al 106%, 4 millones de nuevos pobres en 5 meses, y el 70% de los niños y niñas pobres con un 34% de flamantes indigentes que informó Unicef.

Algo que no hace mella en el relato  de Mindlin. Dijo estar convencido de que hay una luz al final del túnel. En una entrevista con el portal predilecto de la embajada de EE UU, se vendió como un gran emprendedor con millones de dólares de inversión en el Gasoducto Néstor Kirchner.

Mindlin posee el 8% de la riqueza de Vaca Muerta. Nada mal para alguien de quien se sospecha que  estaría vinculado al magnate británico Joe Lewis. El responsable de un enclave colonial en Lago Escondido con una pista de aterrizaje y mansión incluidas, que supo ser frecuentada por directivos del Grupo Clarín, jueces, ex agentes de inteligencia, y el entonces presidente Mauricio Macri.

No fue nada casual que Barack Obama pasase allí el 24 de marzo de 2016 con Macri durante una jornada emblemática en la memoria colectiva y en la lucha por los Derechos Humanos tras el golpe sangriento de 1976.

En la actualidad, la generala Laura Richardson al mando del Comando Sur ha repetido hasta el cansancio que a EE UU le interesa la riqueza argentina en materia de litio, “minerales raros”, pesquería, minería de oro y cobre, petróleo y gas no convencional en Vaca Muerta. Richardson estuvo en Argentina hace un mes “para reforzar los lazos bilaterales” y cerrar la navegación de la Cuarta Flota con el portaaviones George Washington en el Atlántico Sur. Una maniobra de la OTAN con presencia militar de Francia y el aval del Gobierno libertario, pese a la intrusión en las Islas Malvinas por parte del Reino Unido, miembro de la OTAN y socio estratégico de EE UU en la región y en Europa.

Estos movimientos militares y geopolíticos sumados al lobby empresarial local y extranjero quedan expuestos en el momento en que dos provincias argentinas se disputan la construcción de un puerto propio para transformar el gas licuado y exportarlo con valor agregado.

Río Negro y Buenos Aires que produce el 40% de la riqueza del país y tiene 17 millones de habitantes busca obtener una fuerte planta fabril en Bahía Blanca, que sería más provechoso para los grupos empresarios, aunque más oneroso para el Estado, que Milei está disolviendo con delirios de megalómano violento.

Las recientes declaraciones públicas del legislador percibido como peronista-dialoguista, garante de gobernabilidad, Miguel Ángel Pichetto en torno a la minería y al yacimiento de Vaca Muerta y sus extensiones juegan en un tablero de alta complejidad.

Algunos jinetes del Apocalipsis pretenden galopar el tiempo como alfiles hasta que despiertan de los sueños, con los gritos de sus pensamientos.