La France Insoumise

François Piquemal: ¨El programa ha sido central en nuestra estrategia política¨

Entrevista a François Piquemal, uno de los portavoces de La France Insoumise y del Nuevo Frente Popular

François Piquemal, portavoz de la France Insoumise y del Nuevo Frente Popular
François Piquemal, diputado y portavoz de La France Insoumise y del Nuevo Frente Popular

Francia está a la cabeza de las luchas políticas y sociales de Europa. Esta característica, en absoluto novedosa, hace que la lucha de clases tome en este país una importancia absolutamente determinante del rumbo de Europa. Se mire como se mire no se puede negar esta obviedad. Además, la izquierda francesa, política, pero también la sindical, está protagonizando un verdadero proceso de unidad popular a partir de tomarse en serio las luchas contra el racismo, el militarismo, la depredación colonial y ecológica…etc. Por ello, con Rafael Karoubi, militante de la France Insoumise, y yo, como militante de la CUP, quisimos entrevistar tras las elecciones legislativas francesas uno de los portavoces de la France Insoumise y del Nuevo Frente Popular. François Piquemal, maestro y diputado insumiso por Tolosa, ha respondido fraternalmente a nuestras preguntas.

Tras las elecciones legislativas, parece haberse instalado un cierto estancamiento entre los tres bloques de poder en liza: los burgueses de Macron, la extrema derecha de Le Pen y el Nuevo Frente Popular de Mélenchon. ¿Podría la primera posición del Nuevo Frente Popular permitir a Lucie Castets, candidata propuesta por la alianza, convertirse en primera ministra, o hay el riesgo de que Macron y la extrema derecha cierren filas?

Debemos comprender que nos encontramos en una situación, con respecto a la historia de la V República, absolutamente extraordinaria y excepcional.

En primer lugar, aunque no es inédito, no se había disuelto la Asamblea Nacional desde 1997. En esta ocasión, ganó con claridad la izquierda plural, que reunía a socialistas, comunistas y ecologistas detrás de Lionel Jospin, antiguo primer secretario del Partido Socialista.

Pero a la diferencia de la situación en 1997, las elecciones no dieron la mayoría a ninguno de los tres bloques políticos que surgieron: el Nuevo Frente Popular de izquierdas (NFP), el partido burgués macronista y la extrema derecha liderada por la Agrupación Nacional (RN).

Nada de esto sería posible sin suscriptores

En primer lugar, hay que tener en cuenta que Macron hizo el cálculo cínico y peligroso de ofrecer la mayoría absoluta a RN y gobernar con Jordan Bardella de primer ministro, para demostrar la incapacidad del partido para dirigir el país y presentarse como el único recurso para la democracia.

Fue un movimiento fallido y mal diseñado, que demostró una mala comprensión de la relación de fuerzas políticas del país: Macron no previó la capacidad de unión de la izquierda, y menos aún la del NFP de salir victorioso.

Como resultado, Macron se enfrenta a la lógica democrática de que el grupo líder debe proponer un gobierno, es decir: el NFP. Como de costumbre, se niega a acatarla y trata de obstruir la expresión de la voluntad popular. Así pues, ha rechazado nombrar a Lucie Castets, la candidata del NFP, de primera ministra, y ha declarado que este asunto politico se debería solucionar tras los juegos olímpicos con acuerdos parlamentarios. Esto nos ha sumido en una situación de bloqueo político sin precedentes, incomprensible en cualquier país europeo.

La terrible apuesta y la irresponsable estrategia de Macron han hecho posible una opción absolutamente impensable: la de una toma del poder por parte de la Agrupación Nacional, que él habría aprobado nombrando primer ministro a Jordan Bardella. Es importante comprender que este acontecimiento extraordinario no se ha producido por casualidad.

Elección tras elección, el macronismo se desmorona y, en este desmoronamiento, los políticos y los electores parecen comportarse de manera muy diferente.

En Francia no existe una colaboración política directa entre el macronismo y la extrema derecha, a diferencia de lo que ocurre en España con el PP y Vox, por ejemplo. Sin embargo, hay una serie de convergencias estratégicas e ideológicas.

Mientras que la mayoría de los representantes macronistas han pedido parar a la extrema derecha, una gran parte de los votantes macronistas han elegido a RN en la segunda vuelta frente al NFP.

Una parte del electorado de Macron se está dirigiendo al RN cuando se trata de una vuelta en contra de la izquierda. Esto evidencia un proceso de fusión ideológica, pero que aún no se ha traducido en una colaboración política abierta. Esta fusión ideológica se ha visto confirmada por el hecho de que Macron propone constantemente medidas tomadas directamente del programa del RN.

Un ejemplo es la emblemática ley de inmigración, que endureció las condiciones para obtener un permiso de residencia en Francia y aumentó la criminalización de los inmigrantes. Pero también la ley Kasbarian, una especie de ley "desokupas" que es literalmente uan fotocopia del programa de RN, destinada a reforzar la represión de los impagos de alquiler.

De tres bloques estamos pasando poco a poco a dos, la extrema derecha y la izquierda, sin contar el bloque de los abstencionistas.

En todos los países, y en España en particular, los partidos de la socialdemocracia actúan siempre para marginar y aislar a las fuerzas de la izquierda, pero al mismo tiempo son a veces indispensables para crear coaliciones. ¿Qué tipo de equilibrio de fuerzas ha impuesto la France Insoumise al Partido Socialista?

Lo que hay que entender es que La Francia Insumisa (LFI) es ahora la fuerza dominante en la izquierda francesa.

En primer lugar, el ascenso de LFI es producto directo del hundimiento del Partido Socialista (PS). Durante el mandato de François Hollande (2012 - 2017), el PS adoptó, para utilizar un término gramsciano, una línea transformista, es decir, una fusión de la derecha y el centro en temas económicos y sociales. En cierto modo, François Hollande preparó el terreno para la llegada al poder de Emmanuel Macron. En este contexto, LFI presentó un programa innovador de ruptura "L'Avenir en Commun", que intentaba integrar las grandes transformaciones sociales, económicas y culturales que ha experimentado nuestro país en los últimos treinta años. Me gustaría subrayar la importancia de este programa, que ha sido central en nuestra estrategia política. Nos permitió liderar la izquierda en las elecciones presidenciales de 2017, con el 19,5% de los votos en un contexto de alta participación, muy por delante de una candidatura socialista confusa y contradictoria.

Estamos imponiendo nuestro tempo al resto de la izquierda, lo que nos hace inesquivables e insuperables

¿Cómo reaccionaron las demás fuerzas de izquierda ante este extraordinario acontecimiento?  Simplemente negaron su existencia. LFI no era más que un accidente de la historia, pensaban, que se desinflaría en las elecciones intermedias.

Estos últimos años podría haberles dado la razón: en Francia, las elecciones intermedias no movilizan a las multitudes, y menos aún a los jóvenes y a los barrios obreros. Por ejemplo, las elecciones europeas de 2019, en las que obtuvimos un resultado bajo (6,3%), movilizaron sobre todo a las clases acomodadas y a los pensionistas. Augurando una participación muy baja para las elecciones municipales en un contexto de pandemia, como fue el caso, LFI optó por aprobar y apoyar a algunas listas ecologistas en ciudades importantes.

Al contrario, durante las elecciones presidenciales de 2022, cuando el pueblo salió realmente en masa, LFI asombró a la clase mediática y política aplastando a la competencia, e incluso mejoró su resultado, obteniendo un magnífico 22% de los votos.

Tras este éxito, los demás partidos de izquierda, que sufrieron de una humillación electoral (el PS y el PCF lograron el 2%, el 4,5% para los Verdes), ya no podían fingir que no existíamos. Estábamos en una posición fuerte para negociar y llegar a acuerdos... Y eso es lo que hicimos.

Animado por su éxito, Jean Luc Mélenchon propuso unir a los distintos partidos de izquierda para las elecciones legislativas en la alianza NUPES (siglas de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social) en torno a dos eslóganes claros: el programa, nada más que el programa, y "Mélenchon primer ministro". Esta unión permitió a cada partido de izquierda tener un grupo en la Asamblea Nacional, y fue una demostración de fuerza de LFI, que logró cerrar las filas detrás de su organización, su candidato común y su programa.

Durante las elecciones europeas, empezamos a invertir la tendencia que nos era estructuralmente desfavorable para esta votación, así como los intentos de marginarnos. Es importante recordar que en un principio habíamos propuesto una lista de unidad detrás de la candidatura ecologista, que fue rechazada. Ganamos 1 millón de electores, pasando del 6,3% al 10%, en un momento en que el voto socialdemócrata (PS + Ecologistas) perdía terreno. El PS sigue estando a la cabeza de la izquierda, con un 13,5% de los votos, gracias sobre todo a una campaña mediática a su favor.

La disolución anunciada por Macron la misma noche de las elecciones fue un acontecimiento inesperado y sin precedentes.  Nos encontrábamos ante una maniobra de los gobernantes que debíamos contrarrestar urgentemente, y ganar las elecciones, lo que hicimos, sin hacer muchas concesiones. Así, el NFP se constituyó en pocos días, en torno a lo esencial: el programa NUPES se ha conservado en su mayor parte, sigue siendo en gran medida heredero del programa l'Avenir en Commun de la campaña de 2017.

Estamos imponiendo nuestro tempo al resto de la izquierda, lo que nos hace inesquivables e insuperables. Hemos creado una verdadera estructuración político en torno a nuestro programa, pero también estamos a la vanguardia de la comprensión del cambio social. Hemos identificado el gran cambio que ha supuesto la créolización del pueblo francés en los últimos años, lo que nos sitúa en la vanguardia de la lucha contra el racismo. También comprendemos el giro anticapitalista de las nuevas generaciones sensibilizadas por la crisis climática.

LFI y PS no juegan en el mismo campo y encarnan dos fenómenos políticos diferentes. LFI es ante todo una emanación de la vitalidad de la izquierda francesa, de los jóvenes y de los barrios urbanos populares, mientras que el PS sigue siendo el garante de una izquierda más territorializada, cuyo peso en los gobiernos locales, municipales y regionales sigue siendo desproporcionado con respecto a su fuerza política real. El partido no ha conseguido renovar sus planteamientos ideológicos y sigue contando en gran medida con el apoyo de un electorado jubilado. Esta situación se refleja en la división del Partido Socialista en dos corrientes, una encarnada por Olivier Faure, consciente de que la izquierda no puede renovarse sin LFI, y otra por Raphael Glucksmann, su candidato a las elecciones europeas, que busca compartir el poder con el bloque macronista. Esta división en el Partido Socialista contrasta con la unidad y la estabilidad de LFI.

En las elecciones anteriores, la extrema derecha obtuvo más del 31% de los votos, con 7,7 millones de votos; en las legislativas, ha ganado más de 10 millones de votos (31% en la primera vuelta y 37% en la segunda). ¿Cuáles son las causas del auge de la extrema derecha francesa?

El ascenso de la extrema derecha en Francia es un fenómeno complejo que tiene múltiples causas.

En primer lugar, la traición de la izquierda socialista durante el quinquenio de François Hollande, que llevó a cabo políticas peores que algunos presidentes de derechas, ha provocado cierto cinismo en una parte de la población sobre la capacidad de cambiar realmente las cosas, un sentimiento que la extrema derecha sabe explotar presentando su discurso racista como el único capaz crear algo nuevo. "Nunca los hemos probado" es una frase que se oye mucho entre los votantes del RN.

Pero hay otra explicación, quizá más importante. Desde hace varios años, varios multimillonarios se movilizan abiertamente en favor de un proyecto político de extrema derecha y se adueñan de los medios de comunicación. El ejemplo más flagrante es el del magnate Vincent Bolloré y el noticiero CNEWS, que recuerda al canal norteamericano Fox News. Estos medios, que emiten 24 horas al día, 7 días a la semana, propagan una visión distorsionada de un país entregado a la violencia y a la destrucción por parte de personas de origen inmigrante que están sustituyendo a la población blanca francesa, lo que funciona especialmente bien en los pequeños municipios, donde el RN consigue sus mejores resultados. Estos medios ofrecen a sus telespectadores una visión del mundo coherente y simple que explica sus problemas, mediante un imaginario catastrofista sobre lo que ocurre en las grandes ciudades, que convence a los habitantes de zonas poco afectadas por la inmigración.

Por el contrario, en las grandes ciudades, la mayoría de la población se siente cómoda con su créolización y su relación con los demás, y sabe que sus problemas sociales no están relacionados con la inmigración o el Islam. También observamos que el NFP obtiene buenos resultados en las ciudades medianas, lo que sugiere que la aceptación de la creolización se está extendiendo fuera de las metrópolis, lo que es una señal alentadora para el futuro.

Toulouse, de la que soy diputado, es la capital del exilio de los republicanos españoles, muchos de cuyos descendientes siguen viviendo allí, contribuyendo a la cultura e identidad de la ciudad

Pero no seamos triunfalistas. Nos enfrentamos a una auténtica propaganda aplastante, alimentada a más no poder por el dinero de los multimillonarios. Esta propaganda no sólo es difundida por la extrema derecha, sino también por los macronistas e incluso por algunos socialistas, en un juego cínico destinado esencialmente a desprestigiar a LFI y a complacer al electorado de RN.

En los últimos años se ha producido un acercamiento, al menos ideológico, entre la derecha republicana heredada de Nicolas Sarkozy y los propios liberales gobernantes y la extrema derecha. ¿Es justo decir que la derecha republicana y liberal está ahora a la vanguardia de la propagación de las ideas de extrema derecha?

FP: La situación es diferente en Francia que en España. Hay que recordar que había una tradición de derecha republicana y más humanista en el gaullismo, que se gestó en la lucha antinazi. Durante mucho tiempo, la derecha republicana no quiso hablar con la extrema derecha: muy simbólicamente, sus diputados se negaron incluso a estrechar la mano a los diputados de RN elegidos en 2012, ¡mientras nos acusan de hacer exactamente lo mismo en 2024!

Desde el período de Sarkozy, ha sido de hecho la llamada derecha "republicana" la que ha ido al remolque del discurso de la extrema derecha.  Los políticos de Los Republicanos (LR), el partido heredero del gaullismo, calculan que recuperaran el poder copiando los temas de RN, que de hecho domina ideológicamente a la derecha francesa. De este modo, contribuyen en gran medida a la normalización y desdemonización de la extrema derecha.

Éric Ciotti, presidente del ala más derechista del partido, no se equivocó al forjar una alianza electoral con la extrema derecha para las elecciones legislativas. Fue una ruptura importante en la vida política francesa, que provocó la escisión del partido en un ala que colaboraba con la RN y otra más legitimista que buscaba acuerdos con los macronistas.

A pesar del auge del racismo y el chovinismo, la France Insoumise ha adoptado una postura decididamente antirracista basada en el reconocimiento de la diversidad del pueblo francés. ¿En qué consiste esta créolización? ¿Cómo se traduce en un programa político y social?

La creolización es un concepto diseñado por Edouard Glissant, una figura intelectual y poética de Martinica, territorio francés de ultramar en el archipiélago de las Antillas. Como todos los territorios de ultramar, es un lugar de inmigración entre poblaciones descendientes de esclavos en África, franceses metropolitanos, indios, chinos y otros pueblos del resto del mundo. Es, por tanto, un territorio cuya vida social se basa en la diversidad de culturas, y en este sentido está créolizado.

Jean Luc Mélenchon ha retomado esta idea en la isla de la Reunión, que es una especie de quintaesencia de la créolización en pleno océano Índico, al reunir, como su nombre lo indica, poblaciones procedentes de diferentes áreas culturales: África, Europa, India, China, Madagascar e incluso Líbano.

Al igual que La Reunión, toda Francia está créolizada en todo lo que hace y produce. La música más escuchada en nuestro país es el Rap, resultado directo de la integración de las poblaciones afroamericanas procedentes de la esclavitud en las grandes metrópolis industrializadas. Los platos preferidos de los franceses son la pizza y el cuscús, traídos a Francia por oleadas de inmigrantes italianos y norteafricanos.

Toulouse, de la que soy diputado, es la capital del exilio de los republicanos españoles, muchos de cuyos descendientes siguen viviendo allí, contribuyendo a la cultura e identidad de la ciudad. Es, por tanto, un ejemplo de créolización en Francia.

Así pues, es la aportación de diferentes culturas lo que sustenta lo que Francia es hoy, y no una cultura única y monolítica, contrariamente a lo que la extrema derecha afirma todo el día en las ondas. La créolizacion es el reconocimiento de este hecho: lo que funde la Francia de hoy son las conexiones y enlaces entre distintas culturas. Incluso los símbolos más evidentes de nuestra historia se han créolizado: la elección de una bandera francesa tricolor fue propuesta por marineros bretones que se negaron a ser enviados a las Antillas para sofocar una revuelta de esclavos.

Así pues, el auge de las ideas racistas no puede ocultar el proceso de créolizacion como hecho social irrefutable e irreversible. Se trata de una tendencia de primer orden en la historia y la sociología francesas. La ceremonia de apertura consiguió reconciliar a la población con los Juegos Olímpicos, especialmente con la actuación de Aya Nakamura ante la Guardia Republicana, porque mostró al público la realidad y el movimiento del país en el que nosotros vivimos, la de su créolización, destacando así la falsedad y la irrelevancia social de la visión del país propuesta por la ultraderecha.

El republicanismo es un combate fundamental, siempre que se le dé un sentido progresista

Al defender la créolización, aceptamos la realidad social e histórica que constituye Francia, de una sociedad ampliamente procedente de la inmigración, y demostramos que es totalmente incompatible con el discurso de la extrema derecha. Tomar partido por la créolización significa liderar la batalla contra la hegemonía cultural de la extrema derecha y sus medios de comunicación, y aceptando la realidad sociológica del pueblo francés. Esta estrategia funciona especialmente bien en las grandes ciudades, que son las zonas más créolizadas del país.

La temporada 2022 - 2023 ha visto no sólo un interesante proceso unitario en la izquierda política, sino también en la izquierda sindical. ¿Cuál es el papel de los sindicatos en la lucha contra Macron y Le Pen? ¿Y en la creación del nuevo Frente Popular?

Los sindicatos hicieron lo que estaba en su mano para la batalla de las pensiones. Contribuyeron a la victoria del NFP llamando muy claramente a no votar a RN, y en el caso de la CGT, apoyando directamente a las candidaturas de la izquierda.

Pero el poder de los sindicatos se ha debilitado en los últimos años. Las políticas neoliberales, en particular las reformas del código laboral de François Hollande y Emmanuel Macron, han debilitado considerablemente su capacidad de acción. Además, desde Nicolás Sarkozy, los sucesivos gobiernos, tanto de derechas como socialistas, se han negado a considerarlos interlocutores dignos de respeto y consideración, lo que acentúa su pérdida de legitimidad. La situación en este frente es, pues, bastante difícil.

Sin embargo, las luchas siguen dando sus frutos. LFI ha enviado al Parlamento a Rachel Keke, una sindicalista que se ha distinguido en la lucha que ha organizado con sus colegas del sector de la limpieza por una mejora salarial.

En Estados Unidos, como en muchos países del mundo, la extrema derecha está surgiendo de los partidos republicanos conservadores. En Francia, el republicanismo es claramente contestatario porque tiene una larga tradición que aúna republicanismo, socialismo y antiesclavismo. ¿Cómo aborda La France Insoumise la lucha por el republicanismo?

El republicanismo es un combate fundamental, siempre que se le dé un sentido progresista.

La LFI lo aborda proponiendo convocando una Asamblea Constituyente para redactar la Constitución de una Sexta República, donde el pueblo podrá reconstruirse a través de instancias representativas que lo sacarán de las instituciones de bloqueo de la Quinta República, que entrega poderes excesivos al Presidente de la República.

Esta Asamblea Constituyente es necesaria en la medida en que ratificará las principales evoluciones de la República a lo largo del tiempo, en particular su créolización, y le permitirá hacer frente a los retos del futuro: planificación ecológica, avance de los derechos humanos, etc. Tras la constitucionalización del aborto, queremos hacer de la vivienda un derecho fundamental y hacer avanzar los derechos ligados a la vida.

Además de las grandes huelgas de trabajadores contra la reforma de las pensiones, la lucha anticolonial en Nueva Caledonia ha sido impresionante durante esta última legislatura. ¿Qué papel ha jugado esta lucha anticolonial en la superación de la deriva autoritaria del macronismo?

Nueva Caledonia – Kanakia es un caso paradigmático del método de gestión de conflictos de Macron: dureza y brutalidad.

Macron no parece haber entendido que era normal que Nueva Caledonia – Kanakia tuviera una realidad política diferente a la del resto de Francia, en la medida en que allí imperaba una realidad colonial, con la existencia de un pueblo indígena —el pueblo kanak— víctima de la colonización.

En tal contexto, las voces independentistas son legítimas y deben ser respetadas. La solución pasa por el diálogo entre las tres partes —legitimistas, autonomistas e independentistas— y el respeto a la autodeterminación de los pueblos.

En lugar de eso, Macron ha hecho detener a los líderes kanakos, que ahora son presos políticos en la Francia continental, lo que supone un retroceso de décadas.

Siempre hemos apoyado la lucha del pueblo Kanak en su lucha para defender su dignidad y sus derechos.