La Razón justifica el intento de asesinato al padre de Lamine Yamal

Poco después de que Mounir Nasroui recibiera varias puñaladas que a punto han estado de acabar con su vida, el periódico de Atresmedia dirigido por Paco Marhuenda publicaba una extensa pieza centrada en los "líos" de la víctima

En una muestra inquietante de cómo el tratamiento mediático puede tergiversar los hechos, el diario La Razón ha publicado un artículo que parece justificar el reciente intento de asesinato contra Mounir Nasroui, padre del futbolista Lamine Yamal. La publicación salió apenas unas horas después de que Nasroui fuera apuñalado, poniendo en peligro su vida. En lugar de condenar inequívocamente el ataque, La Razón dirige el foco hacia los supuestos "líos" de la víctima, centrándose más en su comportamiento que en la gravedad de la agresión.

El artículo, titulado "Los líos del padre de Lamine Yamal: la carpa de Vox y las amenazas a sus vecinos marroquíes", dedica buena parte de su contenido a enumerar una serie de conflictos y acusaciones que Nasroui habría tenido en el pasado. Entre estos "líos" destacan "amenazas a sus vecinos marroquíes" y su presunta vinculación con actividades de una carpa de Vox. El tono del artículo parece sugerir que estos antecedentes personales de Nasroui son relevantes para entender o contextualizar el brutal ataque que casi le cuesta la vida.

Este enfoque resulta profundamente problemático. Frases como “ha protagonizado episodios de tensión en su barrio” y “no es la primera vez que su nombre aparece en medio de un conflicto” dan la impresión de que La Razón busca desviar la atención del crimen en sí mismo, subrayando las faltas del agredido en lugar de condenar a los agresores. Estas afirmaciones diluyen la gravedad del intento de asesinato y crean una narrativa donde la víctima, de alguna manera, es culpable de lo que le ha ocurrido.

Es alarmante que un medio de comunicación adopte este tipo de retórica, en lugar de promover una condena unánime y sin ambigüedades de la violencia. Las palabras y el enfoque editorial importan, y en este caso, La Razón ha optado por un discurso que puede interpretarse como una especie de justificación velada del ataque. Mientras tanto, Nasroui sigue recuperándose de las heridas, y el hecho de que su comportamiento previo sea el foco principal de la cobertura mediática plantea preguntas importantes sobre la ética y la responsabilidad en el periodismo actual.

Este tipo de narrativas no solo son peligrosas por normalizar la violencia, sino que también perpetúan una percepción sesgada de ciertos colectivos, como los inmigrantes o los que pertenecen a minorías. En lugar de centrarse en los hechos y en la gravedad de los actos, La Razón ha optado por alimentar estereotipos, desviando la atención de lo que realmente importa: el derecho de toda persona a vivir libre de violencia, independientemente de su pasado o de las polémicas que le rodeen.

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