El Cierre

Un Gobierno que no gobierna #ElCierre

Tal vez si el PSOE quisiera gobernar para las mayorías sociales tendría que mirar más hacia la izquierda en lugar de tender la mano a las derechas y ultraderechas

Hace unos días alertábamos sobre el problema de la política de titulares, de esas medallas que se ponen en este gobierno de forma anticipada porque el único galardón que existe es simulación, falso golpe de efecto, selfie sin fondo. Es una tónica que se evidencia de forma cada vez más preocupante en lo que va de esta legislatura. Y es preocupante no por una cuestión estética o incluso moralista. Es preocupante porque de un gobierno se espera que gobierne, no que haga comunicación políticamente únicamente. Y esto vale tanto para el PSOE como para SUMAR que de tanto anuncio sin contenido, ayer han sufrido los efectos de dejar la política para el último lugar de sus prioridades.

Pero no sólo hay un adormecimiento político, un olvido de lo que es la negociación sobre todo en contextos en que la aritmética parlamentaria exige dos cosas fundamentales: audacia política y muñeca izquierda. Lo que hemos visto es, también, producto de otra cosa. Por un lado, como decía, de la apuesta por volverse periodistas en lugar de políticas y dedicarse a titular en lugar de gestionar, pero por otro, el caos ideológico, es decir, la falta de hoja de ruta ideológica en este gobierno. Y si era grave lo primero, me quedo sin adjetivos para lo segundo.

Miremos la foto de ayer. La senda de déficit, es decir, el primer paso para construir los presupuestos que son la ley más importante de todas, se ha bloqueado con los votos de PP, VOX y Junts. Las derechas, era de esperarse, no apoyarían esos presupuestos. Y Junts, además de derecha catalana, necesitaba dar un mensaje a Sánchez cuyo partido está, todo indica, a punto de conseguir la investidura de Illa con el apoyo de Esquerra Republicana. Ahí lo tienes, ideología y tacticismo desde las derechas. Pero, ¿A quién le sorprende esto?

Pero ojo, lo que viene después, tampoco sorprende, declarar como obligatoria la acogida de niños y niñas por parte de las CCAA también se cayó. La reforma de ese artículo de la ley de extranjería propuesto por el gobierno y Coalición Canaria se cayó por el mismo contubernio de derechas: PP, Junts y VOX. Insisto, las derechas haciendo cosas de derechas. ¿Nos sorprendemos a estas alturas?  También hay que decir que lo de JUNTS responde a su ya conocida apuesta de ser una derecha nacionalista, sí, pero también racista, lo vimos en la campaña. No nos extraña que se sume a la estrategia de las derechas por deshumanizar a niños y niñas. De eso no se vuelve y nos encargaremos las migrantes que nunca se olvide.

Lo que sí que sorprende es lo que viene a continuación. Quédense conmigo. Hay algunas cosas que el gobierno sí logra sacar adelante, entre ellas resaltan un par que son la definición de por qué la ideología es importante. Por un lado, el decreto anticrisis sale adelante gracias a los cuatro votos de Podemos, que eran necesarios para ello y que pusieron sobre la mesa la línea roja del bono social eléctrico. “Si no lo eliminas te tumbamos el decreto”, dijeron los morados. Cuatro votos en el parlamento lograron lo que no lograron cinco ministerios en el Gobierno: Evitar un golpe para los bolsillos de las familias españolas. Este decreto salió adelante, ojo, con el apoyo de las izquierdas. Y ahora vamos al lado opuesto de la acera, el acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Esta medida sale gracias al apoyo de las derechas, es decir, gracias al encuentro del bipartidismo que sabía que para subsistir necesitaban no desbloquear el CGPJ, sino repartírselo. Y eso han hecho. Es decir, ayer el Gobierno ha sufrido la derrota de sus medidas por las derechas y han sacado una de las más importantes precisamente contando con ese gran partido opositor que se tumbó las otras. ¿Hay mayor evidencia de que el acuerdo del CGPJ no es otra cosa que una medida de las derechas y no del PSOE, ni del espacio progresista, ni del gobierno? Es la sumisión absoluta al poder de quienes utilizaron las instituciones para delinquir, desde el espionaje a exdiputados como la corrupción por la que, recordemos, Mariano Rajoy dejó de ser presidente. Una sumisión que cuenta con un PSOE incapaz de plantear una ruptura con el aparato que quiere dominar al poder judicial en España y con la vergonzosa abstención de SUMAR a ese pacto infame. ¿No que venían a mejorar la vida de la gente? ¿La vía para mejorar la vida de la gente es ceder al bipartidismo el reparto de puestos de poder en la judicatura en un contexto en que están criminalizando la protesta, amordazando a sindicalistas, activistas, antifascistas? Me da que no.

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Lo que hemos visto ayer en el Congreso de los Diputados resume muy bien este año que ha pasado desde que ese 23J nos mintieran diciéndonos que había ganado el progresismo. Lo que ganó fue el régimen y lo estamos viendo. Un régimen representado por un PSOE fortalecido que usa esa fortaleza de régimen para ceder al cambalache ideológico absoluto que hoy supone apoyarse en el bipartidismo. De este modo, renuncia a tener una hoja de ruta política clara y ha hecho de la geometría variable una maroma. No es geometría ni variable. Es cambalache y caos. Hablamos de un PSOE que sigue tendiendo la mano a las derechas y que sólo acepta una obligación de las izquierdas cuando le urge para no quedar tan mal por perder todas las grandes medidas de la legislatura. Ese es el resumen de este año: De un gobierno progresista que lograba cosas pero aún así resultaban insuficientes por una correlación de fuerzas políticas y mediáticas que protegían al régimen a través de apoyar al PSOE en desmedro de Unidas Podemos, a un gobierno que no sólo no es progresista, sino que directamente no gobierna. Cede. Cede al PP, tiende la mano a las derechas en lugar de ponerse firme y que, en este momento, en este preciso momento, todo indica que necesitará más que titulares para conseguir aprobar unos presupuestos cuyo primer paso ayer se ha visto bloqueado.

Para gobernar hace falta responderse a una pregunta ¿Para quién se gobierna? Es a partir de esa respuesta que se construyen alianzas porque estas alianzas han de ser ideológicas. Y tal vez si el PSOE quisiera gobernar para las mayorías sociales tendría que mirar más hacia la izquierda en lugar de tender la mano a las derechas y ultraderechas. Lo triste de todo esto es que había una forma de forzar al PSOE a mirar hacia su izquierda, pero esa forma de presión hoy es cada vez más limitada gracias a la abstención sistemática de SUMAR en beneficio de la renuncia ideológica de su socio de gobierno. Por suerte aún hay escaños que presionan, pero sin duda el problema de esta legislatura no es de aritmética, es de política. A estas alturas sólo nos queda preguntarnos ¿A dónde va presidente Sánchez? Me temo que la respuesta es, como dicen en mi tierra, al fondo a la derecha. Que es precisamente la opción que perdió en las elecciones. Hasta mañana. 


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