El Cierre

¿Queremos normalizar esto? #ElCierre

Quisieron manipular los resultados electorales utilizando a las instituciones para ello. Es decir, intervinieron directamente en el funcionamiento de la democracia utilizando al aparato estatal para ello

A veces me preocupa el tipo de cosas que normalizamos. Y para muestra de estas normalizaciones peligrosas, basta con la noticia del espionaje contra más de medio centenar de diputados de Podemos. Voy a repetir esto por si no nos escandaliza lo suficiente: Espionaje a más de cincuenta diputados, es decir, personas que fueron elegidas democráticamente. Pero no es sólo el espionaje lo que me preocupa. Como digo, me preocupa el tipo de cosas que normalizamos porque, al hacerlo, obviamos la foto completa y, por tanto, la magnitud real de lo que estamos hablando. 

Un partido político está en el gobierno. Y dentro de las reglas de la democracia otros partidos, pero también los movimientos sociales, las organizaciones civiles, etc., ejercen oposición dentro de las reglas del juego democrático. Este partido, sin embargo, decide que hay oposiciones que son válidas y otras que no lo son. En las elecciones, la gente, el pueblo español, elige y vota. Vota entonces por un gobierno de coalición de izquierdas. El PSOE y Unidos Podemos podían conformar gobierno, pero hay otro detalle importante, Unidos Podemos tenía un peso considerable al contar con 69 escaños en el congreso de los diputados. La posición de ese PSOE que iba perdiendo en escaños sistemáticamente, no era tan fuerte como ahora. El liderazgo de Sánchez era también más débil que ahora. Ese gobierno de coalición contaría con un peso considerable a la vez que inédito de los de la coalición liderada entonces por Pablo Iglesias. Cuatro ministerios eran pocos para ese peso. El acuerdo hubiera tenido otros términos, las posibilidades de transformación, por tanto, también eran otras muy distintas a las que vimos en 2019 cuando recién se logró construir ese gobierno que ya en 2015 había sido elegido. El partido que está en el Gobierno sabe desde 2015 que los morados son un problema para sus fines. Tanto para mantenerse en la Moncloa como para su sistema de privilegios para los menos. El PP no vela sólo por el PP sino por todo lo que el PP representa y a quienes defiende. Y entonces deciden utilizar las instituciones contra Podemos. Utilizan a la policía a la que, entonces, convierten de facto en una policía política o, como diría Ernesto Ekaizer, en una policía “pepera”. No hay nada más antipatriota que esa policía. Lo digo por aquellos que siguen llamándola “policía patriótica”. Estamos hablando de una policía política antidemocrática. 

Hoy sabemos que, así como anticipaban los audios que publicamos en Diario Red hace meses, el Partido Popular organizó una operación de estado para perjudicar a una formación política con todo lo que ello implica. Es decir, para espiar, atacar, mentir, seguir, difamar, etcétera a sus líderes. Utilizó a nada menos que la policía para ello. Pero aquí está lo que me preocupa como decía al inicio. La noticia es en sí misma escandalosa. Una vergüenza antidemocrática. Una aberración política que debería abrir todos los programas televisivos, debería estar en todas las portadas y debería ser la pregunta que todos los medios hicieran hoy a cualquier representante del Partido Popular. Pero esto no pasa. Entre otras cosas porque la noticia hoy está reducida al escándalo que es el espionaje como si la operación antidemocrática realizada por el Partido Popular consistiera sólo en eso, el espionaje. Seamos claros: El espionaje fue parte de la operación, no fue la operación.

La operación de estado y de régimen fue bastante más amplia y por lo mismo sus resultados, aunque parciales, son efectivos y demoledores para la democracia española. Algunos pueden creer que la intención de esta operación sólo fue la de demonizar mediática y públicamente a los líderes de Podemos. Pero no. Claro que querían enjuiciarlos con pruebas y meterlos en prisión, pero nunca encontraron nada. Y como no encontraron nada, lo inventaron. Estamos hablando de más de una veintena de procesos judiciales abiertos sin pruebas ni indicios para acorralar a los líderes de Podemos y a la formación política. Hablamos de la complicidad entre estos jueces como brazo legal de esta operación de régimen, periodistas como brazo comunicativo de esta operación de régimen y policías como el sector inteligencia de esta operación política que tenía como fin demonizar hasta exterminar una formación política. Difusión de bulos a sabiendas, demonización de figuras públicas utilizando dichos bulos como hicieron con el falso informe PISA desde La Sexta con García Ferreras, hasta Cadena Ser con Ana Terradillos, pasando, por supuesto, por la cloaca de Ok Diario. Pero también, y de esto se habla menos, hablamos de la intervención directa de miembros de esta operación de régimen en procesos internos democráticos de Podemos, lo que permitió la construcción de alianzas y complicidades con ciertos elementos desde dentro de la formación morada. Esto últimos es tal vez uno de los elementos que mejor explican la forma en que se realizó, y aún se ven sus ecos, esta operación de régimen. Una operación de este calibre contra una fuerza política tan potente entonces, y con posibilidades de gobernar desde dicha potencia, necesita de elementos que operen desde dentro del partido político para lograr resultados. No olvidemos que nunca hubo pruebas de nada. Ni en lo judicial, ni en lo legal, ni en lo político, pudieron encontrar nada a Podemos (y con espionaje incluido), pero en lo mediático eso no hizo falta. En lo mediático esto da francamente igual. Lo burdo sirve.

Y por eso decía que me preocupa el tipo de cosas que normalizamos. No estamos hablando de una operación contra Podemos únicamente, que ya es mucho. A los independentistas catalanes también se lo hicieron. No estamos hablando tampoco sólo de espionaje a más de cincuenta personas elegidas por el país para representarlo, que ya es muchísimo y es grave. La operación de estado y de régimen orquestada con el Partido Popular a la cabeza es una operación contra la democracia de este país. Quisieron manipular los resultados electorales utilizando a las instituciones para ello. Es decir, intervinieron directamente en el funcionamiento de la democracia utilizando al aparato estatal para ello. Hablamos, estimados amigos y amigas, de golpe de estado sostenido y sistemático durante el tiempo que esa operación se desarrolló. Lo repito, estamos hablando de golpismo a la luz de los hechos, las pruebas y las motivaciones de toda la operación.

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Cuando la justicia no es justa, siempre nos hacemos algunas preguntas: ¿Quién le devuelve el tiempo perdido al afectado? o ¿Quién le devuelve esos años en la cárcel? o ¿Quién le repara el deterioro de salud mental que supone estar en un proceso injusto durante meses? En este caso, lo que estamos viendo es que la operación de estado y régimen funcionó parcialmente. Redujeron con estas intervenciones antidemocráticas las posibilidades electorales y políticas de un partido democrático. Es decir, inclinaron la balanza para que este partido no jugase con las mismas reglas ni en las mismas condiciones. Eso es subvertir la democracia. Y entonces, la pregunta que corresponde hacernos ahora es tan dolorosa como simple ¿Quién nos devuelve el gobierno que merecíamos tener ya desde 2016 y con esas condiciones y contrapesos en la coalición de gobierno? o, ¿Quién nos devuelve la democracia que queda claro que en España no lo es?

En cualquier país democrático, el Partido Popular estaría sometiéndose a un escrutinio mediático, político y popular de gran magnitud por estos hechos. En cualquier país realmente democrático, el Partido Popular estaría hoy sometido a la justicia por este golpe de estado. En cualquier país realmente democrático estaríamos debatiendo si el PP puede seguir operando como un partido legal en el país. Pero en España, el PP ahora se reparte los jueces con el PSOE que, al igual que SUMAR, se benefició directa o indirectamente de esta operación de estado. ¿Estamos seguros de que queremos normalizar todo esto? Hasta mañana.


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