Nacho Cano

Teatro musical: ¿un fabuloso negocio basado en la explotación laboral?

En estos días que el mundo del teatro musical se ha visto conmocionado por la noticia de la detención de Nacho Cano, sería muy importante que socialmente el mundo de la cultura vire su mirada hacia un sector cuyas luces y glamour ocultan una realidad muy sombría desde el punto de vista laboral 

Tal vez baste con dar un paseo por la Gran Vía madrileña para constatar que tal y como aseguran algunos políticos llenándose la boca de orgullo patriotero patético, como la presidenta Díaz Ayuso, Madrid se ha convertido en la tercera ciudad del mundo que exhibe más grandes representaciones de teatro musical después de Londres y Nueva York generando con ello unos más que multimillonarios beneficios para sus empresarios. Según datos proporcionados por El Economista en 2019, el año anterior a la pandemia y que no se han modificado sustancialmente desde entonces, el teatro musical solamente en Madrid facturó más de 119 millones de euros, frente a los 94,1 que facturó todo el cine español en ese mismo año. Esta tendencia se sigue manteniendo a día de hoy, al margen de los ingresos que produce como foco de atracción turística para la CAM, en tanto que se calcula que aproximadamente el 70% de las entradas que se venden son a turistas de fuera de la comunidad de Madrid. El precio medio de una entrada es de 55 euros y se suelen comprar entre tres y cuatro entradas, lo cual supone entre 150 y 200 euros por grupo de turistas solo en teatro. A esto hay que sumarle hoteles, restaurantes, compras en comercios y grandes almacenes o visitas a museos, cuando no alquileres de “pisos turísticos”.

Cabría pensar que ante tal fenómeno, las y los trabajadores de este sector podrían ser unos privilegiados, que en función a los multimillonarios beneficios que este sector de la cultura proporciona —es conocido el hecho de que las empresas de estos espectáculos que han adquirido mayores beneficios, como Stage Entertainment, productora de obras como “El rey león” o “Aladdin” han comprado las salas de cine Imax de Méndez Álvaro para convertirlas en un teatro de 1500 localidades de aforo— gozarían de unas retribuciones salariales y unas condiciones de trabajo acorde con los ingresos que hacen ganar a sus empresas. Craso error.

Las y los trabajadores del teatro musical y muy en particular los músicos, desarrollan su trabajo en unas condiciones de precariedad realmente increíbles y por supuesto inaceptables desde un punto de vista de defensa del trabajador y la trabajadora de la cultura y de defensa de la dignidad de un trabajo que produce un retorno social de tal magnitud. La inexistencia de un convenio que regule el sector de las y los músicos que trabajan en esta clase de espectáculos teatrales y la imposibilidad de aplicar muchas de las medidas contempladas en el Estatuto del Artista y del Trabajador/a de la Cultura debido a su nulo desarrollo legislativo, sitúan a este colectivo en una situación de desprotección y alegalidad que desde Diario Red consideramos no solo necesario, sino imprescindible denunciar.

Ante el constante empeoramiento de las condiciones laborales y salariales de las y los músicos en los últimos años —existen casos contrastados de profesionales que llevan más de 20 años trabajando en el mismo espectáculo musical y que a día de hoy están cobrando menos que cuando fueron contratados— , se ha creado un sindicato que agrupa a una parte significativamente importante de las y los músicos que desempeñan su trabajo en este sector denominada Coordinadora de Músicos de Teatro Musical, cuyo objetivo prioritario entre otros se centra en lograr un convenio laboral propio, diferenciado del de los actores y actrices vigente, que reconozca las especificidades de su actividad profesional en este ámbito.

Al habla con representantes de la CMTM —eludimos citar aquí nombres concretos para evitar que sus portavoces puedan entrar en “listas negras” por parte de los empresarios y promotores de estas producciones— nos describen alguna de las situaciones más flagrantes de injusticia y de desprotección laboral en las que tienen que desarrollar su trabajo. Según se nos informa desde la CMTM, “una de las situaciones más injustas e insoportables que tenemos que aceptar y que además lleva muchísimos años establecida se basa en el hecho de que cuando tú eres titular en un musical, necesitas un sustituto que venga a cubrirte en caso de que estés enfermo o que pase cualquier cosa y no puedas ir a hacer función. En ese caso el sueldo del sustituto sale del sueldo del titular, es decir, a mí como titular de un musical, me descuentan ese día para dárselo al sustituto, obligándonos a aceptar esa cláusula en nuestro contrato. Hay casos incluso en los cuales por contrato, se estipula que es el titular el responsable de buscar y preparar a un sustituto, sin que eso esté remunerado de ninguna manera”.

Nada de esto sería posible sin suscriptores

Pedir a un trabajador de un servicio contra incendios, pongo por caso, que al ir a la estación de bomberos donde está trabajando lleve su propia ropa de trabajo, su arnés de seguridad, su casco o sus herramientas sería impensable ¿cierto? Esos materiales deben ser proporcionados por la empresa que le contrata. Algo que resulta de lógica elemental, sin embargo no se cumple en el mundo del teatro musical. “Los músicos prácticamente siempre tenemos que llevar nuestros instrumentos al lugar de trabajo sin recibir a cambio ningún complemento en concepto de alquiler, por ejemplo, cosa que sí que pasa en las orquestas sinfónicas, en las que esta cuestión sí está reglada. En las orquestas sinfónicas o bien se les proporcionan los instrumentos porque son las herramientas de trabajo, o bien se les paga un complemento porque son los músicos los que están aportando el instrumento y la empresa se está ahorrando o ese gasto en la compra del instrumento, que es al final la herramienta de trabajo del músico, o el alquiler”, nos informan desde la Coordinadora.

Al no existir un convenio específico para los trabajadores del teatro musical más allá de la asimilación y solamente en muy pocos casos, a otros convenios, en muchísimos casos estos profesionales están trabajando en lo que se refiere a su remuneración salarial en condiciones impropias de un estado democrático y supuestamente avanzado. Nos explica la Coordinadora: “En la actualidad, se está dando la circunstancia de que al no existir ninguna clase de regulación, las productoras pueden marcar los límites y los topes salariales como les parezca mejor y sin estar haciendo nada ilegal. Eso ha supuesto una caída de los sueldos y del poder adquisitivo en los músicos bestial. Nuestras condiciones no dejan de empeorar año tras año, producción tras producción, porque o bien nuestras remuneraciones están estancadas y por lo tanto por la subida del IPC hace bajar nuestro poder adquisitivo, o bien porque directamente la productora baja los sueldos”.

En estos días el mundo del teatro musical se ha visto conmocionado por la noticia de la detención de Nacho Cano en el curso de la investigación que se está llevando a cabo por la acusación de un delito contra los derechos de la población inmigrante y de contratación ilegal para su espectáculo ‘Malinche’, al que por cierto Díaz Ayuso regó con 40.000 euros de subvención después de que Cano se arrastrase a su pies públicamente. Más allá de que el caso de ‘Malinche’ se sitúa en un ámbito distinto, pues las acusaciones versan acerca de otra problemática, sería muy importante que socialmente el mundo de la cultura vire su mirada, quizá aprovechando el revuelo mediático que se ha generado, hacia un sector cuyas luces y glamour ocultan una realidad muy sombría desde el punto de vista laboral.