México

Financiar el ‘desarrollo’: así operó EEUU y la oligarquía para derribar a López Obrador

De Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad nació la idea de montar la coalición ‘Va por México’, que aupó a la panista Xóchitl Gálvez como candidata a la presidencia y principal rival de Claudia Sheinbaum

Hace unos días, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de México —una entidad creada para prevenir lavado de dinero y otros delitos financieros— informó que la organización no gubernamental Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad recibió en los últimos ocho años financiación nacional e internacional por un monto de más de 500 millones de pesos —23 millones de euros, aproximadamente—. 

Esos multimillonarios recursos fueron aportados por oligarcas mexicanos, empresarios y magnates que, en palabras del periodista Álvaro Delgado, tienen dos cosas en común: ser enemigos de Andrés Manuel López Obrador desde hace décadas y ser beneficiarios de los gobiernos anteriores de PRI y PAN. 

Sin embargo, el asunto no acaba aquí. Buena parte de esos más de 500 millones de euros, concretamente 96 millones, no llegaron de  los bolsillos de los propietarios de equipos de fútbol o banqueros, sino directamente del Departamento de Estado de EEUU a través de dos conocidas agencias: la NED y la USAID. 

Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad se benefició de esa cantidad desde 2018 hasta finales de 2023; es decir, la financiación comenzó justo cuando López Obrador inició su mandato. Además, antes del inicio de la campaña electoral de 2024, el monto destinado ‘al desarrollo’ casi se triplicó: si en 2022 la entidad recibió desde EEUU el equivalente de casi 700.000 euros, en 2023 ya se les transfirieron más de 1,6 millones. 

Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad fue fundada en 2016 por el empresario Claudio X González Guajardo, al que López Obrador considera un enemigo  acérrimo de su gobierno y de su proyecto de la Cuarta Transformación. Razón no le falta. La animadversión del empresario hacia López Obrador le viene de familia. Claudio X González Guajardo es un ‘nepobaby’. Su padre, Claudio X González Laporte es un magnate vinculado a los gobiernos que surgieron del PRI. Participó en las campañas presidenciales de 1988, 1994 y 2000 y llegó a ocupar cargos públicos. 

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Concretamente, fue asesor económico de Carlos Salinas de Gortari, el presidente mexicano de la globalización, el neoliberalismo, las privatizaciones, el tratado de libre comercio con Estados Unidos y, sobre todo, de la FOBAPROA, el fondo de protección de los bancos que convirtió en los años 90 la deuda privada en una deuda de todos los mexicanos.

En 2003, Claudio X González ‘Papa’, siendo miembro del Consejo mexicano de Hombres de Negocios, presionó al Gobierno de Vicente Fox para que apoyara la invasión de EEUU a Irak. “Los principios —dijo en aquel entonces— no generan empleos”. “Votar en contra de la guerra puede ser muy popular, pero irresponsable”. En fin, todo esto es para que nos hagamos una idea de la catadura moral de la familia que hoy va de filántropa y luchadora contra la corrupción y la impunidad. 

El padre de Claudio X González también fue uno de los impulsores del desafuero de López Obrador como jefe de gobierno de la Ciudad de México, en 2005. Según el testimonio del mandatario, estuvo conspirando contra su candidatura en 2018, intentando convencer al entonces presidente saliente Enrique Peña Nieto para que le descarrilara la campaña presidencial.

Así, Claudio X González ‘Papá’ se convirtió en uno de los mayores aportantes individuales en la lucha de la asociación de Claudio X González ‘hijo’ contra la corrupción y la impunidad. Casi 800.000 euros ha puesto de su bolsillo para las labores de esa entidad no gubernamental. 

Por su parte, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad presume de haber llevado a cabo importantes investigaciones, como la que destapó las empresas fantasmas del exgobernador del Estado de Veracruz Javier Duarte o el caso Odebrecht en México, pero desde 2018 su campo de trabajo se redujo al Gobierno de López Obrador.

La estrategia estuvo bien armada. Arrancaron con un par de investigaciones serias que salpicaron al poder establecido, incluso a algunos funcionarios del PRI, ganaron credibilidad suficiente y, con ese bagaje, fueron a por su objetivo real: López Obrador. Ese impulso inicial les permitió atribuirse el derecho moral de señalar, de ahí en adelante, sin necesidad de fundamentar sus señalamientos. 

En el caso de López Obrador, más que en destapar irregularidades y velar por la transparencia, se trató de hacer aquello en lo que la familia X González tenía más experiencia: meter palos en las ruedas. Durante los seis años de mandato, emprendieron lo que denominaron ‘litigios estratégicos’: 150 juicios de amparo contra el gobierno bajo el lema ‘No más derroches’. ¿Destaparon irregularidades? No, porque no iban a ello, iban a frenar las principales obras públicas de la administración de López Obrador, como el Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya o la refinería Dos Bocas. Unas infraestructuras que cambiaron la vida de millones de personas en todo el país. 

Además, la asociación financió capacitación de periodistas para que “opinen bien”, parafraseando a Vargas Llosa. También destinó parte de los fondos a algún que otro medio de comunicación, en concreto, el periódico Reforma y la revista Nexos, todos muy críticos con el poder y con los ‘derroches’ del gobierno. 

Desde esta  asociación civil nació la idea de montar la coalición ‘Va por México’ que aupó a la panista Xóchitl Gálvez como candidata a la presidencia y principal rival de Claudia Sheinbaum. Es decir, una entidad no gubernamental se beneficia de donaciones multimillonarias, entre ellas de la USAID, y da lugar a la creación de una formación política para disputar el poder a un presidente. 

Otra cara visible de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad es Amparo Casar Pérez, actual presidenta de la entidad. Bajo el paraguas de la ONG, Casar ha montado tertulias ‘a lo Ferreras’ para denunciar las decisiones de la administración de López Obrador. Imaginen, ahora, si esos casi cinco millones de euros del Departamento de Estado salieran de las arcas de Rusia o China. Sin embargo, en este caso, cuando se empezó a hablar públicamente de que el sueldo de Amparo Casar se paga con los fondos de la USAID y las donaciones de la oligarquía mexicana, ¿cuál fue su reacción? Primero, denunciar persecución política, un clásico, y luego decir que aquí no pasa nada.

La postura de EEUU es, de hecho, parecida a la de Amparo Casar. USAID se hace la sorprendida con los cuestionamientos de Lopez Obrador, que han sido reiterados. Ellos solo trabajan por el bien de los mexicanos y mexicanas y seguirán ahí con sus proyectos de forma altruista y en beneficio de la comunidad. Vamos, que no hay consecuencias. 


Puedes ver el programa completo de La Base sobre la injerencia de EEUU en México, así como el papel que esta asociación ha jugado en otros países de América Latina u Oriente Medio, aquí: