Guerra de Ucrania

Sabotaje al gasoducto Nord Stream: todos los caminos llevan a Ucrania

Los investigadores creen que el sospechoso pudo haber colocado el explosivo en los gasoductos, en el fondo del Mar Báltico, junto con otros dos instructores de buceo ucranianos. Los tres se encuentran en paradero desconocido

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La incertidumbre en torno a la voladura de los gasoductos Nord Stream parece empezar a despejarse. Tras dos años de investigaciones, acusaciones cruzadas, carpetazos a la investigación de Suecia y Dinamarca y una serie de versiones opuestas, Alemania emitió una orden de detención contra un ciudadano ucraniano identificado como Volodymyr Zh. 

Según reveló una investigación periodística de la cadena de televisión pública ARD, el periódico Süddeutsche Zeitung y el semanario Die Zeit, las autoridades alemanas sospechan que el sabotaje de la infraestructura destinada a transportar gas desde Rusia a Alemania a través del Mar Báltico es de autoría ucraniana. 

Según estas informaciones, la fiscalía de Alemania emitió una orden de detención contra un instructor de buceo, el ya mencionado Volodymyr Zh, en junio, pero la orden no fue ejecutada por Polonia, que alegó que el sospechoso había huido a Ucrania. Los investigadores creen que el sospechoso pudo haber colocado el explosivo en los gasoductos, en el fondo del Mar Báltico, junto con otros dos instructores de buceo ucranianos. Los tres se encuentran en paradero desconocido.

Horas después de que esta información se hiciera pública, el medio estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) despachaba una exclusiva titulada “Una tarde de borrachera, un yate alquilado: la historia real del sabotaje del gasoducto Nordstream”. Una investigación que aportaba toda una serie de detalles a la historia.

Según el citado medio, la operación ucraniana costó alrededor de 300.000 dólares. Se trataba de un pequeño yate alquilado con una tripulación de seis miembros, incluidos “buzos civiles capacitados”. Entre ellos, había una mujer, “cuya presencia ayudó a crear la ilusión de que eran un grupo de amigos en un crucero de placer”.

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“El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, aprobó inicialmente el plan, según un funcionario que participó y tres personas familiarizadas con el mismo. Pero más tarde, cuando la CIA se enteró y le pidió al presidente ucraniano que lo desconectara, ordenó que se detuviera, dijeron esas personas. El comandante en jefe de Zelensky, Valeriy Zaluzhniy, que lideraba el esfuerzo, siguió adelante”, recoge WSJ. 

Si se sigue el rastro del dinero, solo hay dos países a los que la destrucción de esos gasoductos les venía de maravilla en términos económicos: EEUU, que se convirtió en el mayor proveedor de gas natural licuado al continente en 2023, y Ucrania, que ganaba miles de millones de dólares por el tránsito del gas ruso por su territorio anualmente, alrededor del 2% de su PIB

Esta versión ha sido confirmada por especialistas en buceo, que afirman que tanto las dimensiones del barco como la técnica, si se ejecutaba con los medios y el equipo adecuado, es posible. Además, coincide, en parte, con las anteriores versiones que ofrecieron los medios alemanes. En 2023 ARD y Zeit primero, y luego Der Spiegel y ZDF, informaron que no había indicios de que hubiera Rusia la que destruyó su propia infraestructura.

Estos medios afirmaron que se trataba de un grupo proucraniano de buceadores y dinamiteros que se acercaron al lugar en un yate alquilado, llamado Andrómeda, en el que se encontraron restos de explosivo octógeno, un tipo de explosivo que se utiliza bajo el agua. Los buzos descendieron unos 80 metros al fondo del mar, colocaron la dinamita y se retiraron tranquilamente.

Al igual que WSJ, medios alemanes también apuntaron directamente a quien hoy es el embajador de Ucrania en Londres y en aquel entonces se desempeñaba como jefe del Estado Mayor de Ucrania, Valery Zaluzhny, quien niega las informaciones y las tacha de ‘provocación’. La acusación es muy grave. Se trata de un caso de terrorismo contra infraestructura crítica de Alemania, suficiente, según una fuente de WSJ, para activar la cláusula de defensa colectiva de la OTAN, el famoso artículo cinco. 

Según el asesor de Zelenski Mijailo Podolyak, un acto semejante de sabotaje solo habría sido posible si se contase con unos recursos inmensos, de los que Ucrania no dispone. Hace dos años, Podolyak decía que a Ucrania no le convenía el ataque contra el Nord Stream porque “desviaba la atención de la guerra, algo inaceptable”. 

Ya entonces, ese argumento no era muy válido. Si se sigue el rastro del dinero, solo hay dos países a los que la destrucción de esos gasoductos les venía de maravilla en términos económicos: EEUU, que se convirtió en el mayor proveedor de gas natural licuado al continente en 2023, y Ucrania, que ganaba miles de millones de dólares por el tránsito del gas ruso por su territorio anualmente, alrededor del 2% de su PIB. 

Los gasoductos Nord Stream se idearon precisamente para evitar el paso por Ucrania, lo que le suponía a Kiev unas pérdidas importantes. La destrucción del Nord Stream garantiza que no tenga esas pérdidas, al menos de momento. 

En todo caso, sería un suicidio político reconocer que has metido la mano en uno de los mayores sabotajes en suelo europeo y contra uno de tus principales aliados.

Es muy probable que el voto combinado del ultraderechista AfD y la Alianza de la política de izquierdas Sara Wagenknecht, ambas formaciones bastante escépticas con respecto al apoyo a Ucrania, suba a raíz de estas revelaciones

De momento, EEUU asegura que no sabía nada de la investigación alemana y que ellos ya condenaron el sabotaje del gasoducto en su momento. Por su parte, el exjefe de la Agencia Alemana de Inteligencia Exterior August Hanning señaló directamente a Polonia como cómplice de la operación. Hanning dijo que hubo acuerdos del más alto nivel entre Zelenski y el presidente polaco, Andrzej Duda, para llevar a cabo la operación, por lo que Alemania debería exigir una compensación a esos dos países. 

Todas estas informaciones y un señalamiento claro y público de Ucrania plantea toda una serie de dudas acerca del futuro inmediato. ¿Cómo serán las relaciones de Alemania con el país que presuntamente cometió un atentado contra su infraestructura crítica?

Alemania es el segundo proveedor de asistencia militar a Kiev, solo por detrás de EEUU. En este tiempo, Ucrania recibió más de 17.000 millones de euros de Berlín. Tanques Leopard, tres sistemas de misiles Patriot, ayuda de munición y formación de soldados. Está claro que las relaciones entre los dos países van a quedar bastante contaminadas a partir de ahora, pero no solo eso. En pocas semanas, en septiembre, se celebrarán las elecciones regionales en tres ‘Lander’: Sajonia, Turingia y Brandemburgo. Es muy probable que el voto combinado del ultraderechista AfD y la Alianza de la política de izquierdas Sara Wagenknecht, ambas formaciones bastante escépticas con respecto al apoyo a Ucrania, suba a raíz de estas revelaciones. 

Descubrir ahora que ese Estado, al que se le ha entregado ayuda por miles de millones de dólares, habría puesto su granito de dinamita a esa desaceleración económica debe de ser un golpe doloroso incluso para los niveles de sumisión que está dispuesto a asumir el Gobierno de Scholt

A eso hay que añadirle los datos que arroja la economía alemana, nada alentadores. De ser el motor industrial de Europa, a convertirse en la economía con el crecimiento más lento dentro del G7. Según datos del FMI, citados por Financial Times, se han contraído las industrias de uso intensivo de la energía porque Alemania se quedó sin acceso al gas natural barato que le llegaba desde Rusia. Los elevados costes de la energía ponen al país bajo el riesgo de desindustrialización. 

Alemania sacrificó uno de los motores de su economía —la energía barata— en solidaridad con Ucrania. Descubrir ahora que ese Estado, al que se le ha entregado ayuda por miles de millones de dólares, habría puesto su granito de dinamita a esa desaceleración económica debe de ser un golpe doloroso incluso para los niveles de sumisión que está dispuesto a asumir el Gobierno de Scholtz.


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